De Ucrania a Nigeria, y de Nicaragua a Tierra Santa, el 2023 estuvo lleno de situaciones trágicas que afectaron profundamente a la Iglesia y a los fieles. OSV News volvió a visitar cuatro lugares que se aferran a la esperanza de que el nuevo año traiga una mejora en la vida de las personas que viven en sociedades desgarradas por conflictos y persecución.
"Al entrar en el nuevo año, millones de personas en todo el mundo sufren privaciones, pérdidas y trastornos en sus vidas, debido a circunstancias que escapan a su control", declaró Caroline Brennan, directora de comunicaciones de emergencia de Catholic Relief Services, la agencia de ayuda internacional de la Iglesia Católica en Estados Unidos.
"Un momento de crisis puede cambiar la trayectoria de la vida de las personas y tener efectos dominó que duran años, especialmente para quienes están expuestos a peligros extremos que amenazan sus vidas y a la hambruna", afirmó en un comunicado. "Tenemos que movilizar nuestros esfuerzos colectivos en ayuda, promoción, financiación y prevención para ayudar a la gente no sólo a sobrevivir, sino a tener los medios para recuperarse y resistir".
Este año, según el Panorama Global Humanitario de las Naciones Unidas de junio de 2023, más de 360 millones de personas necesitaban ayuda humanitaria -- con un costo de casi 55.000 millones de dólares --, pero la comunidad internacional sólo ha cubierto el 20% de esta necesidad. "Esta diferencia entre las necesidades y la asistencia prometida es la más alta de la historia", dijo el CRS.
Ucrania
Los ataques rusos contra la infraestructura civil de Ucrania infligieron graves penurias a principios de año, aunque había grandes esperanzas de que una contraofensiva largamente esperada recuperara territorio en las regiones orientales ocupadas.
Aunque la contraofensiva obtuvo algunos logros, aumentó el temor a una escasez de municiones y equipo militar, con la atención de Occidente desviada por el conflicto en Oriente Medio y la resistencia política, especialmente en Estados Unidos, a continuar la ayuda militar.
"Fue un año que comenzó triste, pero que también dio paso a la esperanza en los corazones ucranianos de que seríamos lo suficientemente fuertes para ser libres", recordó el obispo auxiliar de Kharkiv-Zaporizhzhia, Jan Sobilo, en una entrevista con OSV News.
"Cuando visitaba a nuestros soldados, estaban contentos con cada tanque y pieza de artillería, creyendo que el mundo comprendía y que los ucranianos tendrían algo por lo que luchar. Cerca al otoño empezaron los problemas, cuando se hizo evidente que los rusos habían reforzado sus posiciones y que las entregas de armas no eran tan amplias como se había prometido", dijo.
A lo largo del año, los líderes religiosos ucranianos, encabezados por el arzobispo mayor de Kiev-Halych, Sviatoslav Shevchuk, jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana, y el metropolita Epifanio (Dumenko), de la Iglesia Ortodoxa independiente de Ucrania, levantaron la moral nacional.
Mientras tanto, en el parlamento Verkhovna Rada de Kiev continuaron los movimientos legislativos para prohibir las comunidades de la iglesia ortodoxa rival de Ucrania, vinculada a Moscú, que sigue manteniendo lazos con centros de un Estado "que lleva a cabo una agresión armada contra Ucrania".
El Patriarca ortodoxo ruso Kirill, que prestó un vigoroso apoyo ideológico a la guerra en homilías y discursos semanales, fue sancionado por varios países occidentales e incluido en noviembre en una lista de personas buscadas por el Servicio de Seguridad de Ucrania con su nombre original, Vladimir Gundyaev.
En una señal de represalia, se informó de que la Iglesia greco-católica del arzobispo Shevchuk había sido prohibida en Zaporizhzhia que está ocupada por Rusia, junto con Cáritas, los Caballeros de Colón y otras organizaciones católicas, en virtud de un decreto que la acusaba de trabajar para "servicios de inteligencia extranjeros".
Continuaron los sangrientos combates de trincheras en torno a Bakhmut, Avdiivka, Mykolaiv, Kherson y otras ciudades estratégicas, con un balance de dos años de muertos que Naciones Unidas cifra provisionalmente en 10.000 civiles, mientras que las estimaciones occidentales de bajas militares se acercan al medio millón.
Al tiempo que se denunciaban decenas de miles de crímenes de guerra, líderes eclesiásticos instaron al retorno de los niños ucranianos secuestrados, que el gobierno de Kiev calcula actualmente en unos 20.000, y cuya deportación sirvió de base para que la Corte Penal Internacional presentara en marzo cargos por crímenes de guerra contra el presidente Vladimir Putin y su comisaria para los derechos de la infancia, Maria Lvova-Belova.
El 6 de junio, la destrucción de la presa ucraniana de Kajovka provocó grandes inundaciones en el curso bajo del río Dnipro, dejando al menos 58 muertos y 31 desaparecidos, y amenazando la central nuclear de Zaporizhzhia y el suministro de agua a largo plazo a Crimea, controlada por Rusia.
El obispo Sobilo afirmó que las visitas del limosnero del Vaticano, el cardenal Konrad Krajewski, y de otras delegaciones de conferencias episcopales, así como el "firme apoyo" a Ucrania por parte del Papa durante sus audiencias semanales en Roma, habían levantado la moral.
Entre los aspectos más destacados del verano, el Papa Francisco envió a Kiev y Moscú a un enviado de paz, el cardenal Matteo Zuppi, para negociar el regreso de los prisioneros, cuyo destino también fue planteado por el nuncio lituano del Vaticano, el arzobispo Visvaldas Kulbokas, uno de los pocos representantes extranjeros que permanecieron en Kiev durante toda la guerra.
"En nuestras ciudades del este, que son bombardeadas regularmente, mucha gente está cansada de una guerra que no tiene fin a la vista y muchos se están marchando", dijo el obispo Sobilo a OSV News.
"La ayuda también ha disminuido mucho, resultando en una pobreza generalizada, y el invierno puede resultar muy duro. Por otro lado, sigue existiendo el deseo de derrotar al enemigo ocupante, y entraremos en el nuevo año con grandes esperanzas de que el mundo vuelva a despertar pronto", declaró.
El 19 de diciembre, tras recientes visitas a Washington y otras capitales occidentales, el presidente Volodymyr Zelenskyy declaró a los periodistas que había rechazado las peticiones militares de movilizar a 500.000 ucranianos más para la guerra, y añadió que confiaba en que Estados Unidos y otros aliados no abandonarían a su país.
La decisión adoptada el 14 de diciembre por los dirigentes de la UE de iniciar negociaciones de adhesión con Ucrania también fue bien acogida por el presidente y los líderes religiosos ucranianos, que se unieron para celebrar la Navidad por primera vez el 25 de diciembre, en consonancia con el calendario occidental.
Nigeria
Mientras el mundo se adentra en un nuevo año, Nigeria parece seguir siendo el lugar de mayor persecución a los cristianos.
Emeka Umeagbalasi, presidente de Intersociety, una organización no gubernamental de derechos humanos, dijo a OSV News que "la situación de los cristianos en Nigeria es precaria", y lo seguirá siendo en un futuro próximo. Dijo que el gobierno del país ha sido durante mucho tiempo partidista, injusto con los cristianos y no ha proporcionado las mismas protecciones a los cristianos que a los musulmanes.
"Por eso, en 2024, se espera que los asesinatos sigan aumentando", dijo a OSV News.
Afirmó que la oleada de asesinatos de cristianos en Nigeria es preocupante y culpó al gobierno de ser cómplice de ellos.
Calculó que al menos 4.000 cristianos habían sido asesinados en el país africano en 2023, pero la cifra podría ser mayor ya que muchos de los asesinatos no se denuncian. Instersociety estimó que entre 4.500 y 5.000 cristianos fueron asesinados cada año en Nigeria entre 2020 y 2022. En los últimos 14 años, al menos 52.250 cristianos nigerianos han sido asesinados a manos de militantes islamistas, según el grupo.
"El gobierno de Nigeria sigue teniendo una perspectiva de seguridad pro islamista. Por tanto, se espera que (los militantes) continúen con los asesinatos. Se espera que sigan quemando casas, lugares sagrados de culto pertenecientes a cristianos, así como hogares, pueblos y tierras de cultivo cristianas", afirmó Umeagbalasi.
Los responsables de la violencia en el país son grupos militantes como Boko Haram. En 2014, el grupo secuestró a 276 estudiantes de una escuela de niñas en Chibok, y nueve años después, 98 niñas siguen retenidas por Boko Haram. Otros grupos, como los pastores fulani, atacan violentamente a las comunidades cristianas, matando a personas y obligándolas a abandonar sus aldeas.
Umeagbalasi dijo que los yihadistas fulani "han disfrutado de la protección del gobierno y las fuerzas de seguridad".
Franklyne Ogbunwezeh, investigadora principal y directora de Prevención del Genocidio de la ONG Solidaridad Cristiana Internacional en Suiza, afirmó que la población cristiana en el centro de Nigeria se enfrenta a una "campaña genocida", y que los asesinatos son intencionados para "borrar" a los cristianos del país.
En otro capítulo de lo que un sacerdote calificó de "un plan diabólico" que asola Nigeria, los secuestros de sacerdotes y seminaristas se convirtieron en un trágico patrón. Según un informe de enero de la organización de investigación SB Morgen Intelligence, no menos de 39 sacerdotes católicos fueron asesinados por hombres armados en 2022, mientras que otros 30 fueron secuestrados. El informe también mostraba que en el mismo periodo se registraron 145 agresiones contra sacerdotes católicos.
Nicaragua
En febrero, un autobús lleno de presos políticos fue conducido en plena noche al aeropuerto de Managua, sin que supieran su destino. Unos 222 de ellos embarcaron en un vuelo con destino a Estados Unidos y a la libertad, aunque más tarde se hizo público que se les había quitado la nacionalidad nicaragüense. Sin embargo, al menos uno de los detenidos se negó a marcharse: El obispo Rolando Álvarez, de Matagalpa. Fue declarado culpable al día siguiente y condenado a 26 años de prisión por conspiración y difusión de información falsa, tras un juicio irregular.
El obispo Álvarez se ha negado en repetidas ocasiones a exiliarse de Nicaragua, incluso en el marco de negociaciones en las que participaba el Vaticano, según informan los medios de comunicación. En el proceso, se ha convertido en el rostro de la resistencia a la opresión del presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, que han reprimido toda disidencia durante cinco años para mantener el poder. El 18 de diciembre cumplió 500 días detenido, y es probable que siga allí.
Pero la persecución católica va más allá del obispo y parece haber empeorado en 2023, según Martha Patricia Molina, abogada en el exilio que hace un seguimiento de las agresiones contra la Iglesia nicaragüense. Molina ha contabilizado 738 agresiones desde 2018, incluyendo 273 en lo que va de 2023.
Los sacerdotes, dijo Molina, están recibiendo "visitas de cortesía" de la policía, advirtiéndoles que se comporten y no participen en celebraciones de piedad popular, procesiones y la fiesta de diciembre de la Inmaculada Concepción, la más importante del país, según Molina. Los sacerdotes también siguen siendo detenidos y posteriormente exiliados, entre ellos una docena que fueron enviados a Roma en octubre tras la intervención del Vaticano.
Un segundo obispo nicaragüense fue detenido el 20 de diciembre tras manifestar su apoyo espiritual al encarcelado obispo Álvarez, según medios de comunicación independientes nicaragüenses. El obispo Isidoro Mora, de la Diócesis de Siuna, que sirve a la remota costa caribeña del país, fue detenido por la policía y paramilitares cuando se dirigía a la comunidad de La Cruz de Río Grande para celebrar el sacramento de la confirmación en la parroquia local, según la organización de noticias Mosaico CSI.
Los jesuitas también fueron expulsados de Nicaragua en 2023, y el régimen confiscó y cambió el nombre de su emblemática Universidad Centroamericana (UCA). Muchas comunidades religiosas con misioneras extranjeras, a quienes el gobierno no ha permitido renovar su residencia legal, también tuvieron que dejar el país -- y poco después, según informes, las propiedades de algunas de estas comunidades fueron confiscadas por el gobierno.
"Pensé que 2022 fue el peor año", dijo Molina a OSV News. (Pero) "podemos describir este último año como el año con más ataques contra la Iglesia Católica en el (más) reciente período de cinco años".
Hubo un raro punto de esperanza en noviembre, cuando Sheynnis Palacios -- cuyo vestido con una capa azul se pensó que estaba inspirado en la bandera nicaragüense y la Virgen María -- ganó el concurso Miss Universo, desatando una celebración patriótica con ondear de banderas (un acto prohibido) que el régimen no pudo controlar.
Sin embargo, los analistas ven dificultades para la Iglesia en 2024. Arturo McFields Yescas, ex embajador nicaragüense, dijo a OSV News que es probable que el régimen busque cambios legales, que podrían controlar las actividades religiosas y el contenido de los sermones.
"La persecución religiosa se va a institucionalizar y legalizar", dijo. "Buscan mayor control y más sumisión utilizando leyes arbitrarias".
Tierra Santa
Tras el ataque de Hamás del 7 de octubre contra comunidades del sur de Israel, que resultó en el asesinato de 1.200 personas, entre ellas familias, niños, ancianos y jóvenes que participaban en un festival de música, y la toma de 239 rehenes, en su mayoría civiles, en la Franja de Gaza, y el estallido de la guerra entre Israel y Hamás en Gaza, con más de 20.000 palestinos muertos según las autoridades de Gaza hasta el 21 de diciembre, Tierra Santa cayó en la espiral de lo que parece una violencia sin fin.
En vísperas del nuevo año, Catholic Relief Services elaboró una lista de las crisis humanitarias más acuciantes a las que habrá que prestar atención en 2024. La catástrofe humanitaria de Gaza encabeza la lista.
Cerca de 2 millones de personas -- alrededor del 85% de la población de Gaza -- han sido desplazadas, y casi todos los que se han visto obligados a abandonar sus hogares afirman que no tienen suficiente para comer.
"Muchos se han hacinado en escuelas, iglesias, hospitales, casas y refugios, pero miles viven a la intemperie sin un cobijo seguro. Sin un cese inmediato de la violencia y el aumento de los corredores humanitarios, el sufrimiento generalizado continuará", afirmó el CRS en un comunicado del 21 de diciembre.
"Incluso cuando hablo con nuestro personal, hablan de no tener suficiente comida", dijo Cornelia Sage, jefa de programas de CRS para Jerusalén, Cisjordania y Gaza. "Hablan de racionar las comidas, de no tener suficiente para sus hijos. Me cuentan que salen a buscar comida para sus familias sólo para volver con las manos vacías. Toda Gaza pasa hambre".
"Las estanterías de las tiendas están vacías desde hace semanas", afirma Sage. "Hay mercados informales, pero la gente paga entre cinco y diez veces más por los alimentos básicos, sobre todo por los alimentos básicos como la harina, el aceite y el agua potable. Sin gas para cocinar ni combustible, la gente no puede cocinar y come lo que encuentra. Sencillamente, no llegan alimentos suficientes para alimentar a la población de Gaza".
La falta de alimentos adecuados y agua limpia puede ser especialmente peligrosa para las mujeres embarazadas y las madres lactantes.
"Mi hijo tiene dos meses", dijo un miembro del personal de CRS. "Los primeros días fueron muy duros para mí. No tenía leche y el estrés era tan fuerte que mi cuerpo no podía producirla. Fue duro al principio de la guerra. ¿Pero ahora? Con la falta de agua y de comida, se ha convertido en un verdadero problema. No sabemos cómo vamos a encontrar sustento".
Tras el fin del alto el fuego el 1 de diciembre, las fuerzas israelíes han iniciado maniobras en el sur de Gaza para acabar con los dirigentes de Hamás. Durante el alto el fuego, 105 rehenes, en su mayoría mujeres y niños e incluidos ciudadanos extranjeros, fueron intercambiados por 240 mujeres y adolescentes palestinos prisioneros en poder de Israel.
En Gaza viven actualmente 1.017 cristianos, de los cuales 135 son católicos. Toda la comunidad cristiana se refugia en el recinto de la iglesia ortodoxa griega o en la parroquia de la Sagrada Familia. La mayoría de los cristianos han preferido permanecer en el norte de la Franja de Gaza junto con su comunidad en los complejos cristianos, aunque las fuerzas israelíes pidieron a los civiles palestinos que huyeran hacia el sur para evitar quedar atrapados en la batalla.
En un sentido llamamiento durante la oración del Ángelus del 17 de diciembre, el Papa Francisco pidió el fin del "terrorismo" de la guerra, condenando el ataque del día anterior en el que -- según el Patriarcado Latino de Jerusalén -- un francotirador del ejército israelí disparó y mató a Nahida Khalil Anton y a su hija, Samar Kamal Anton, cuando se dirigían a un convento de la parroquia de la Sagrada Familia en Gaza. El convento de las Misioneras de la Caridad también fue blanco de los disparos.
En un mensaje de Navidad hecho público el 21 de diciembre, los Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Jerusalén denunciaron "todas las acciones violentas y piden su fin".
"Asimismo, hacemos un llamamiento a los habitantes de esta tierra y de todo el planeta para que busquen las gracias de Dios, a fin de que aprendamos a caminar unos con otros por las sendas de la justicia, la misericordia y la paz", escribieron.
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David Agren, Killian Chimtom, Paulina Guzik y Jonathan Luxmoore colaboraron con este artículo.