Las expectativas y las emociones emergen entre los jóvenes hispanos de la Arquidiócesis de Washington, DC, que van a participar de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) del primero al 6 de agosto de 2023 en Lisboa, Portugal.

"Estoy muy feliz y ansiosa de tener este encuentro con Jesús y María", expresó Ivonne Elizabeth Correa (17), quien sufre de espina bífida, ha tenido 27 operaciones y se moviliza en silla de ruedas.

La espina bífida es un defecto congénito que ocurre cuando la columna vertebral y la médula espinal no se forman adecuadamente. Su condición no ha sido un impedimento para cumplir el sueño de unirse en la JMJ con otros jóvenes católicos del mundo que comparten su misma fe y ver al Papa Francisco.

"Es un milagro que el Señor me dé la oportunidad de ir. Igualmente, estoy muy agradecida con Dios por estar en una comunidad de fe en la cual me animan a ir a estas peregrinaciones y me ayudan mucho en el día a día con mi cruz", agregó quien es parroquiana de la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores de Takoma Park, Maryland.

Correa partió a Europa este viernes 28 de julio y es una de los aproximadamente 500 jóvenes del Camino Neocatecumenal del área metropolitana de Washington que participan en la JMJ.

Viajó con catequistas y sacerdotes del Camino, el cual es un itinerario de formación católica que "se vive dentro de la estructura existente de la parroquia y en comunión con el obispo, en pequeñas comunidades (diversas)… Es un grupo de gente que desea redescubrir y vivir la vida cristiana en toda su plenitud", según sus fundadores Kiko Argüello y Carmen Hernández.

"¡Bendito sea Dios! Mi hija es parte de esta comunidad desde los 13 años y es maravilloso ver cómo los jóvenes del Camino, catequistas y seminaristas la ayudan con su silla de ruedas cada vez que va en peregrinación. Eso solo lo puede hacer el amor de Dios", dijo su madre Andrea Díaz.

Darian García (25), dijo que actualmente, los jóvenes viven en un mundo rodeado de tentaciones y miedos que han florecido gracias a la tecnología. "Ven el mundo con una tremenda depresión por causa del miedo, ya sea al cambio climático, a la violencia o a la guerra", dijo el joven peregrino.

Criticó las redes sociales porque instan a los jóvenes a preguntarse si son atractivos, si son importantes, a qué género pertenecen -- en busca de identidad. "Los jóvenes de hoy están en un lugar donde nunca han estado en la historia del mundo", dijo García convencido de que "la medicina para esta enfermedad es la misma que ha durado desde los primeros siglos, un peregrinaje" como la JMJ.

Lo dice por experiencia, ya que este viaje es su séptima peregrinación internacional y su quinta JMJ.

Estas experiencias lo llenan espiritualmente y le dan la posibilidad de ir hallando su camino en la vida. "En estos peregrinajes he tenido la posibilidad de discernir mi vocación. Descubrí que quería servir a la Iglesia e ir en misión", señaló.

En un reciente viaje misionero a Las Cruces, Nuevo México, conoció a su novia dominicana, descubrió su vocación al matrimonio y se casará el próximo diciembre.

Desde Portugal, él dijo: "Estoy muy alegre de llegar a esta peregrinación con nuevas preguntas en mi corazón para el Señor y ante la oportunidad de encontrarme con el Papa Francisco".

García, de padres cubanos, califica el peregrinaje como el trayecto en el cual uno puede redescubrir que Dios nos ha hecho perfectos y nos ama. "Es donde puedes dejar el teléfono atrás y hablar sobre tu historia, tu cruz, tus sufrimientos, tus complejos. Allí el Señor viene con una palabra de la Buena Nueva para salvarte", dijo muy contento.

Considera que la alegría del camino es lo que el Señor nos quiere regalar cada día.

Gabriela Cardoza (15) fue a Portugal con tres de sus seis hermanos. "Voy a este peregrinaje para descubrir quién soy, a qué me llama Dios, que quiere hacer Él en mi vida", dijo.

En su iglesia y en su hogar le han inculcado que no tiene que aparentar nada con nadie y que su primera vocación es ser hija de Dios. "Es muy difícil ser católica. En el mundo hay mucho sufrimiento y ansiedad. Y así es muy fácil perder el sentido de la vida", confesó antes de viajar.

"La sociedad no quiere que tú tengas éxito y seas cristiana. Por eso, estas peregrinaciones son tan importantes", añadió. "Estaremos dos semanas sin teléfono ni Netflix ni distracciones. Allí solo escucharemos la palabra de Dios, cantaremos y viviremos con todos los jóvenes un momento de mucha alegría".

Ella, sus hermanos y la mayoría de los jóvenes del área que viajan a JMJ, han tenido que movilizarse durante varios meses para recaudar fondos para el viaje.

"Quiero agradecer a todas las personas que me ayudaron a ir a Portugal. Nosotros vendimos paellas, galletas, empanadas, ropa, boletos y trabajamos en una obra de teatro Les miserables para recaudar fondos. Estoy muy agradecida y rezaré por ellos en la peregrinación", dijo.

El grupo arquidiocesano de 50 personas está liderado por el obispo auxiliar Evelio Menjívar y salió del aeropuerto Dulles de Virginia el miércoles 26 de julio. El jueves arribaron a España y uno de los primeros lugares que visitaron fue la catedral de Santa María en Burgos.

Luego de caminar un corto tramo (7 millas) del Camino de Santiago, se trasladaron en autobús a Francia, donde conocerán el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes. Se están hospedando en un hotel en Fátima, Portugal, y cada día un autobús los recogerá para trasladarlos 1 hora y media hasta Lisboa, donde se desarrollará la JMJ.

El grupo está conformado por 26 jóvenes, 7 jóvenes adultos, un sacerdote y varios líderes parroquiales y arquidiocesanos. Es una experiencia multicultural ya que participan unos diez jóvenes hispanos, también coreanoamericanos, afroamericanos y estadounidenses blancos.

---
Andrea Acosta escribe para El Pregonero, el periódico en español de la Arquidiócesis de Washington.