JERUSALÉN -- Una investigación de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) concluyó que el ataque contra el complejo de la parroquia de la Sagrada Familia el 17 de julio fue el resultado de un proyectil de mortero accidental que se desvió de su trayectoria durante una "actividad operativa" de las tropas de las FDI en la zona de la ciudad de Gaza, según afirmó el ejército israelí en un comunicado el 23 de julio.

Tres personas mayores murieron y diez resultaron heridas en el ataque.

El comunicado, publicado en el canal de Telegram de las FDI el 23 de julio, señalaba los daños causados a la estructura de la iglesia y los heridos, pero no mencionaba a los tres civiles de edad avanzada que murieron a causó el impacto contra la iglesia. Dos víctimas gravemente heridas del ataque han sido trasladadas a hospitales israelíes para recibir tratamiento médico.

"Tras el incidente, se aclararon aún más las directrices para abrir fuego cerca de edificios religiosos, refugios y otros lugares sensibles", se indicó. "Las FDI dirigen sus ataques militares únicamente contra objetivos militares y trabajan para mitigar en la medida de lo posible los daños a la población civil y a las infraestructuras civiles, incluidas las instituciones religiosas. Las FDI lamentan cualquier daño causado a la población civil", se añadió.

El Patriarcado Latino afirmó que se había enterado de la conclusión de la investigación únicamente a través de la prensa y reiteró que las conclusiones "subrayaban los graves peligros" que entraña llevar a cabo "operaciones militares en las proximidades de lugares religiosos y civiles".

"Una vez más, ponen de relieve la importancia vital de defender los principios del derecho internacional humanitario", afirmó el patriarcado en un comunicado enviado a los periodistas el 23 de julio y firmado por el portavoz Farid Jubran.

Aunque las Fuerzas de Defensa de Israel afirmaron que habían "facilitado la entrada" de ayuda humanitaria en Gaza a petición del patriarcado, este último aclaró, en medio de la confusión reinante, que, aunque había recibido autorización para entregar alimentos y suministros médicos al recinto de la Sagrada Familia, la ayuda aún no se había transferido.

"Una vez completados los trámites de envío y acceso necesarios, y una vez que la ayuda llegue a su destino, se distribuirá para ayudar a los residentes del complejo y los barrios circundantes", afirmó el patriarcado en su comunicado.

Durante una rueda de prensa celebrada el 22 de julio, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, que visitó la Franja de Gaza y la parroquia de la Sagrada Familia del 18 al 20 de julio, pidió al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y a otros líderes mundiales que fueran "proactivos y asumieran un papel importante para detener esta devastación" y poner fin a la guerra que dura ya 22 meses.

"Es hora de poner fin a este sinsentido, acabar con la guerra y dar prioridad al bien común de las personas", afirmó. "Rezamos y pedimos la liberación de todos aquellos privados de libertad, el regreso de los desaparecidos y los rehenes, y la curación de las familias que tanto han sufrido en todos los bandos".

"Cristo no está ausente en Gaza", declaró el cardenal Pizzaballa a los periodistas. "Está allí, crucificado en los heridos, enterrado bajo los escombros y, sin embargo, presente en cada acto de misericordia, en cada vela en la oscuridad, en cada mano extendida hacia los que sufre".

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Judith Sudilovsky escribe para OSV News desde Jerusalén.

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