ROMA – Con el consentimiento del Papa Francisco, el Vaticano habilitó la investigación para ver si un militar argentino secuestrado por el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) un año antes del último proceso militar fue un mártir.

De reconocer que la muerte del Coronel Argentino del Valle Larrabure luego de un año en cautiverio en un pozo en la ciudad de Rosario fue un martirio, no se requerirá un milagro adjudicado a su intercesión para que sea reconocido como beato, el paso anterior a la santidad.

El proceso de investigación se encuentra aún en su etapa inicial para luego elevar el proceso formal a la Santa Sede, que, en principio, dio el visto bueno.

La iniciativa por la canonización de Larrabure surgió de un grupo de laicos argentinos, incluidos algunos miembros del ejército, en ejercicio y retirados, que envió el pedido al Obispado de Buenos Aires. Como se trataba de un militar, el pedido llegó al obispado castrense, dirigido por Monsenor Santiago Olivera. 

Olivera es también el delegado de los obispos argentinos para la oficina de Causas de los Santos del Episcopado. Hablando con el medio local Infobae, dijo que “una vez que concretemos esta etapa preliminar y la cerramos, y se mande la consulta al Vaticano, ahí llegará la respuesta formal de la Santa Sede si no hay obstáculos para que se dé inicio al proceso. Por eso insisto en que esta es una etapa preliminar”.

"Según las normas procesales para las causas de los santos, primero hay que ver si hay materia para que pueda ser reconocido como mártir", explicó el obispo, quien apuntó que "con las nuevas normas de la Santa Sede establecidas por el papa Francisco el martirio puede ser reconocido a quien haya entregado la vida a causa de su fe en Cristo por amor a la verdad o a la patria".

Argentino del Valle Larrabure fue un militar que ocupó el cargo de subdirector de la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos en Villa María, Córdoba. La fábrica fue asaltada por el ERP el domingo 11 de agosto de 1974. Los terroristas capturaron a Larrabure e inició para él un secuestro que lo tuvo cautivo 372 días, periodo que terminó con una etapa de torturas y su asesinato en 1975. 

El golpe de estado a través del cual los militares derrocaron a Isabel Peron, quien sucedió a su marido, el General Juan Domingo Peron, tuvo lugar en 1976, lo que dio inicio a un sangriento periodo de la historia argentina. Unas 9,000 personas, miembros del ERP y de la guerrilla de izquierda conocida como montoneros, fueron asesinadas o desaparecidas por los militares. A su vez, los guerrilleros asesinaron a 1,355 civiles y mataron a unos 600 militares.

Su calvario quedó registrado en un diario que escribió desde el calabozo en el que lo pusieron, y que luego un guerrillero vendió a la Revista Gente en 1977.

Isabel Peron, que sucedió a su marido en la presidencia después de la muerte de éste, se negó a negociar la liberación de Larrabure argumentando que el estado argentino no iba a negociar con terroristas.

Su hijo Arturo Larrabure, que tenía 15 años al momento del secuestro y 16 cuando su padre fue asesinado, dijo que durante su cautiverio, el militar se acerca cada vez más a Dios, consciente de que no va a salir vivo: el gobierno no iba a negociar su liberación, y él se negó a trabajar para la guerrilla, que quería utilizarlo para que hiciera explosivos.

Olivera, por su parte, afirmó que Larrabure “fue un hombre que llamó al perdón, a la no venganza y al no al odio. Me parece importante que se estudie y que se vea si esto es posible.”

El martirio que Larrabure relata en su diario es el principal pilar del pedido por su canonización.

“Yo creo que puede ser un mártir por cómo plasmó la fe, justamente por ser coherente, por ser testigo valiente, por entregar su vida para no claudicar a sus valores. No se dejó tentar y vivió el perdón, no se llenó de odio e invitó a vivir el perdón y el amor. Es importante entenderlo”, enfatizó Olivera. “Su mensaje es la encarnación del evangelio y por vivir esa entrega sin límites, hasta el extremo, podría ser considerado. Eso lo definirá la iglesia, nosotros no nos adelantamos al juicio de la iglesia pero creemos que podría ser un modelo y un referente”.

El día en el que murió su madre, Carmen Conde, el militar escribió en su diario: "Calladamente rezo pidiendo a Dios que no me abandone en una locura humillante. Quiero morir como el quebracho, que al caer hace un ruido que es un alarido que estremece la tranquilidad del monte. Quiero morir de pie, invocando a Dios, a mi familia, a la Patria, a mi ejército, a mi pueblo no contaminado con ideas empapadas en la disociación y en la sangre (…) Siento la laxitud de haber captado un mensaje de despedida de un ser muy querido. Quizá mi esposa, mi madre, mis hijos, mis hermanos… Estoy seguro, convencido, de que un hecho luctuoso abate a mi familia".

Su hijo lleva anos luchando para que la justicia argentina reconozca el asesinato de su padre como un crimen de lesa humanidad. Actualmente, el caso se encuentra en la Corte Suprema. “Yo creo que claramente lo es porque hay secuestro, tortura, hay muerte”, señaló Arturo. “La Justicia debería fallar a favor de todo esto y sería un acto de estricta justicia, pero no es lo mismo la justicia de los hombres que la justicia de Dios, en este caso de la mano de Monseñor (Olivera) y de la mano del consentimiento del papa Francisco”.