Tres arzobispos latinoamericanos que presiden importantes organismos de la Iglesia Católica pidieron ayudar a los miles de migrantes que se encuentran varados en la selva del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá, en dirección a los Estados Unidos, expuestos a redes delincuenciales y a los riesgos propios de la zona.
El miércoles 11 agosto, se publicó un comunicado conjunto de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), la Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas (CLAMOR) y el Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC) para proponer acciones ante la crisis humanitaria en la zona fronteriza.
El comunicado está firmado por Mons. Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia; Mons. Gustavo Rodríguez, Arzobispo de Yucatán (México) y presidente de CLAMOR; Mons. José Luis Escobar Alas, Arzobispo de San Salvador y presidente del SEDAC.
Según datos de las autoridades de Panamá, en la frontera colombo-panameña, a través de la peligrosa jungla de Darién, se encuentran de tránsito más de diez mil migrantes en dirección a Estados Unidos y Canadá en busca de un mejor futuro. En lo que va del año más de 40 mil migrantes cruzaron la frontera.
A lo anterior se suma la grave situación en el puerto colombiano de Necoclí (subregión de Urabá) a donde han llegado miles de migrantes, principalmente de Haití, y de Cuba, pero también de Venezuela, Senegal, India, Pakistán, Congo, Bangladesh, Burkina Faso, Ghana y Eritrea. Estas personas, que incluye a mujeres y niños, esperan en el puerto por las embarcaciones que los trasladen hasta la frontera con Panamá para atravesar el Darién.
En su comunicado, los prelados alertaron sobre “la difícil situación humanitaria que está viviendo el Golfo del Urabá Antioqueño (Colombia) y la zona fronteriza de Darién, entre los países de Panamá y Colombia, producto del ingreso de un número importante de personas provenientes de varios países, quienes tienen la intención de atravesar el Tapón del Darién”.
“Al desconocimiento sobre la cruda realidad en la selva, su entorno natural y la presencia de grupos irregulares con dominio en dicha zona, se nos está advirtiendo de un escenario de inminente aumento de riesgos de protección y potencial vulneración de derechos de esta población migrante en condición de tránsito por Colombia, Panamá y Centroamérica”, expresaron.
Los arzobispos de la CEC, CLAMOR y SEDAC, señalaron que en esta zona fronteriza “se exponen a un sin número de riesgos, situación que supone importantes desafíos en cuanto atención de emergencia y tránsito migratorio seguro”.
Los prelados también recordaron el enfático llamado del Papa Francisco a los gobiernos “para que sean prudentes y acojan a todos los refugiados y migrantes”.
En ese sentido, pidieron que “bajo una mirada misericordiosa”, los migrantes, refugiados, desplazados y víctimas de trata “sean destinatarios de una actitud de acogida”, ya que, “además de soportar dificultades por su misma condición, con frecuencia son objeto de juicios negativos, puesto que se las considera responsables de los males sociales”.
“Su realidad constituye una señal de alarma, que nos advierte de la decadencia moral a la que nos enfrentamos si seguimos dando espacio a la cultura del descarte”, señalaron.
Los líderes católicos también solicitaron que “se realice un trabajo conjunto entre gobiernos, organizaciones gubernamentales y de la sociedad civil, instituciones y las propias comunidades de acogida, para humanizar la atención y el trato hacia los migrantes y garantizar mínimos de asistencia en alimentación, salud y convivencia”.
Además pidieron que se garanticen los derechos básicos de estas personas "se encuentren en nuestros territorios".
Asimismo, llamaron “a las comunidades a ser solidarias con los migrantes que se encuentran en tránsito” en la frontera colombo-panameña, y solicitaron “la presencia permanente y coordinada de las autoridades en los municipios y comunidades afectadas por el flujo migratorio, la adopción de medidas nacionales y regionales para la implementación de corredores humanitarios que garanticen la entrada legal y el tránsito seguro, ordenado y regular por los territorios”
También pidieron “la aplicación de visas humanitarias a personas en situaciones particularmente vulnerables, así como la evaluación de casos donde aplique la protección internacional a personas refugiadas”.
Asimismo, dijeron que se necesita establecer lugares de recepción temporal de migrantes y refugiados que reúnan "las condiciones mínimas para garantizar los derechos fundamentales y así evitar situación de vulneración social como la trata de personas”.
“Finalmente, hacemos un llamado a trabajar juntos en favor de los migrantes que claman apoyo para continuar su tránsito, partiendo de la comprensión de su situación y del reconocimiento como seres humanos con una emergencia que los impulsa a una movilidad llena de riesgos, de necesidades y de desafíos constante”, continúa comunicado.
“Que nuestra señora de Guadalupe nos siga acompañando en esta tarea y bendiga el caminar de todos nuestros hermanos migrantes”, concluyó.