En pasados días monseñor Roberto O. González Nieves, arzobispo metropolitano de San Juan de Puerto Rico, publicó una carta pastoral en respuesta a la declaración de emergencia por el dengue proferida el pasado 25 de marzo por Carlos Mellado López, secretario del Departamento de Salud de Puerto Rico.

El arzobispo de San Juan dijo "queremos expresarnos como colaboradores del Departamento de Salud, al igual que de la comunidad médica estatal, en este asunto tan grave y que nos toca a todos y todas, porque la solidaridad nos hace corresponsables los unos a los otros para proteger la vida".

"Esta declaración de emergencia de una manera singular nos concierne a todos y todas en la Iglesia", enfatizó. "Poseemos propiedades donde se congregan personas; contamos en la Arquidio´cesis con sobre 40 entidades educativas, cientos de localidades que se usan para catequesis, asi´ como propiedades en construccio´n y en desuso temporal, propiciamos retiros, eventos deportivos y comunitarios que deben estar en condiciones que prevengan el dengue".

Para la máxima autoridad eclesiástica de San Juan ellos tienen "un deber de amor, moral y pastoral de ser samaritanos en acción" para identificar a la población vulnerable en las mismas comunidades parroquiales y ser garantes de que en sus hogares se tomen las medidas preventivas necesarias y cuenten con los elementos de protección.

"Pido acoger esta carta como una invitación urgente a la acción pastoral, a preservar nuestras vidas y las del prójimo, a ser instrumentos del derecho a la salud de cada persona y hacer de nuestras parroquias comunidades cristianas donde el evangelio se viva con la Palabra", dijo. Y añadió, citando la curación de los enfermos por parte de Jesus como se detalla en los evangelios, que corresponde "ayudar a prevenir, mitigar y ayudar a curar esta dolencia del dengue".

El 18 de abril, medios locales reportaron que los casos de dengue subieron a 724, lo que coincidió con el último informe semanal del Sistema de Vigilancia de Enfermedades Arbovirales de la División de Epidemiología e Investigación del Departamento de Salud de Puerto Rico, actualizado el 12 de abril. Este informe decía que durante el periodo del 1º de enero al 31 de marzo se registraron 724 casos de dengue reportados, 440 hospitalizaciones, 37 casos severos y ninguna fatalidad asociada al virus.

De igual forma el reporte advirtió que las regiones con mayor cantidad de casos en la isla son San Juan (348), Mayagüez (94 casos) y Bayamón (91). Los grupos de edad con mayor cantidad de casos, según el informe, son personas de 40 a 59 años (153 casos), de 10 a 14 años (115 casos) y de 15 a 19 años (113 casos).

Por su parte, la Carta Pastoral también incluyó información sobre el mosquito Aedes aegypti, responsable de su propagación, así como sobre el virus y cómo prevenirlo, formas de identificar los síntomas del dengue severo y qué hacer en caso de sospechas de contagio.

En su llamado, el arzobispo se dirigió a las oficinas, parroquias y escuelas arquidiocesanas para no bajar la guardia y ejercer una acción conjunta en la prevención y la divulgación de información y el reporte de los casos positivos a las autoridades de salud. También puso a disposición del gobierno sus canales de comunicación para difundir información oficial en medio de esta contingencia de salud.

"La experiencia evangélica nos recuerda la importancia y responsabilidad de cuidar nuestra salud y la de nuestras familias. El principio de la solidaridad nos llama a ser responsables del bienestar de nuestro prójimo", dijo monseñor González en las conclusiones del documento firmado con fecha 11 de abril.

El prelado exhortó a la población en general a estar en vela de aquellos que están padeciendo el dengue. "Pueden socorrerlos de diversas maneras como eliminando criaderos, procurando su alimentación, sus medicamentos, siendo sus ángeles custodios y cuidadores, y, si es necesario, procurar servicios médicos".

"Siempre los más pobres entre los pobres, los más vulnerables de la sociedad, sufren las peores consecuencias de estas epidemias. Lo vivimos y seguimos viendo con el Covid. La Divina Misericordia nos pide que tengamos siempre presente la carne de Cristo sufriente presente en los pobres, en los que sufren, en los menores, también en los abandonados y enfermos. Para ellos el flagelo es doble", aseguró el prelado.

El arzobispo metropolitano de San Juan finalizó invocando "la materna protección de María, Salus infirmorum, a fin de que Ella nos sirva de ejemplo de que nuestro lugar ante el dolor de Sus hijos e hijas es al pie de la cruz".

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Marietha Góngora escribe para OSV News desde Washington D.C.