ROMA - Los obispos católicos de Honduras instan a la recién elegida presidenta Iris Xiomara Castro, de 62 años, a trabajar por los más pobres y promover un auténtico desarrollo en el país centroamericano.

"Esperamos que los próximos cuatro años representen para los hondureños un tiempo de nuevas oportunidades y de disfrute de sus legítimos derechos", dice el mensaje de la conferencia episcopal.

Los prelados también dijeron que tienen "la firme convicción de que debe ser una prioridad para el próximo Gobierno implementar y fortalecer el ejercicio del diálogo, la reconciliación y la acción, porque Honduras lo necesita y lo demanda".

También dijeron que esperan que los funcionarios electos el 28 de noviembre trabajen por el bien común y tengan la capacidad de proyectar a Honduras hacia un futuro próspero.

Cuando la primera mujer presidenta de Honduras tome posesión de su cargo el 27 de enero, se enfrentará a una serie de enormes desafíos: Restaurar las maltrechas instituciones democráticas del país, hacer frente a la corrupción generalizada y recuperarse de las crisis provocadas por el COVID-19 y los devastadores huracanes del año pasado.

Nasry Asfura, su rival político, reconoció la derrota y felicitó a Castro, del izquierdista Partido Libre, incluso antes de que terminara el recuento.

Castro tenía una ventaja de 14 puntos sobre su oponente más cercano, lo que le da un fuerte mandato para hacer los cambios drásticos que muchos hondureños quieren ver.

Las instituciones democráticas del país se vieron sacudidas hace 12 años, cuando un golpe de Estado en 2009 destituyó al marido de Castro, Manuel Zelaya. Los sucesivos gobiernos conservadores han destruido los programas sociales, han aumentado la militarización y han sido acusados de lanzar un ataque sistemático contra los derechos humanos y el medio ambiente.

Esto ha provocado que miles de hondureños huyan de su país hacia Estados Unidos, huyendo de la aplastante pobreza, la violencia y una serie de desastres naturales.

Según las últimas estadísticas del Banco Mundial -de 2019-, cerca de la mitad de la población vivía con menos de 5,50 dólares al día. Las condiciones no han hecho más que empeorar con la pandemia del COVID-19, ya que se estima que la economía se ha contraído un 9 por ciento.

La tarea que tiene por delante sería desalentadora para cualquier líder, pero en su discurso de celebración Castro prometió "formar un gobierno de reconciliación" y "garantizar una democracia participativa y directa."

Su plataforma de campaña se centró en la lucha contra la corrupción y en la promesa de acabar con lo que ha descrito como un "narcoestado". Las acusaciones de que el gobernante Partido Nacional ayudó a los narcotraficantes y saqueó los fondos públicos han agravado aún más la frustración de la población.

Los obispos felicitaron a la presidenta electa por su victoria, y también expresaron sus esperanzas de que "ejerza [una] administración pública que promueva el auténtico desarrollo y crecimiento de nuestro país y de cada familia hondureña, buscando el bien de los más pobres y excluidos, en auténtico respeto a la dignidad de la persona humana, el derecho a la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, así como el respeto a la sagrada institución del matrimonio y la familia."

"Nuestra esperanza es que esta reconstrucción de una Honduras en desarrollo continúe en paz, con respeto a la vida y a la dignidad de la persona", dijeron los prelados.

El tema provida podría ser uno en el que los obispos y el nuevo gobierno electo se enfrenten, ya que Castro ha prometido suavizar la estricta prohibición del aborto en el país y legalizarlo en casos de violación, cuando la salud de la madre esté en riesgo o si el niño presenta malformaciones.

En Honduras es ilegal interrumpir un embarazo bajo cualquier circunstancia desde 1985. A principios de este año, el Congreso añadió explícitamente la prohibición del aborto a la Constitución. Esta medida significa que para realizar cualquier cambio en la ley del aborto, tres cuartas partes del Congreso tendrían que votar a favor.

En su mensaje, los obispos también expresaron su "pesar y sincera preocupación" por las "innumerables voces" que han denunciado que "se ha producido un fraude" en las votaciones para autoridades locales y miembros del legislativo nacional.

"Hacemos un llamado a las entidades responsables para que presten la debida atención a estos reclamos y los resuelvan de manera expedita y apegada a la ley. Por el bien de nuestro país, no puede haber dudas sobre la transparencia en el recuento de votos y el respeto a la decisión de los electores", escribieron los obispos.

Asimismo, afirmaron que la Iglesia católica siempre ha apoyado el justo desarrollo del pueblo, basado en el sólido fundamento de los valores humanos y cristianos fundamentales de cada persona y sociedad.

En este sentido, indicaron que están dispuestos a cooperar con la presidenta en muchos de los temas que ella ha señalado como prioritarios, entre ellos la erradicación de la pobreza, la lucha contra la impunidad, la generación de empleo y la mejora de los sistemas de salud y educación.