ROMA – El Papa Francisco envió un mensaje a los jóvenes reunidos en Medjugorje para participar del 32mo Mladifest, el encuentro anual de oración que se celebra del 1 al 6 de agosto en esta ciudad de Bosnia-Herzegovina, donde la Virgen supuestamente se aparece desde 1981.
“Seguir a Cristo, no es una pérdida, sino una ganancia incalculable”, dijo Francisco en su mensaje enviado a los casi 50,000 jóvenes reunidos.
El texto, difundido el lunes por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, fue leído por el representante pontificio en Bosnia-Herzegovina el domingo, minutos antes de que el Cardenal Robert Sarah, celebrara la Misa de apertura del encuentro.
Francisco define el encuentro en Medjugorje como una semana “intensa de oración y encuentro con Jesucristo, especialmente en su Palabra viva, en la Eucaristía, en la adoración y en el Sacramento de la Reconciliación”.
Además – dice – “es un acontecimiento que tiene el poder de ponernos en camino hacia el Señor”.
Gran parte de su mensaje gira entorno al lema del festival, que fue tomado de los Evangelios, cuando el joven rico le pregunta a Jesús: "¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?
“Es una palabra que nos pone ante el Señor; y él fija su mirada en nosotros, nos ama y nos invita: "¡Ven! Sígueme”” dice el Papa. Francisco argumenta que el hecho de que el Evangelio no llama al joven rico por su nombre “sugiere que puede representar a cada uno de nosotros” dice el Papa.
Basado en este pasaje, el Papa hace tres propuestas a los jóvenes de todo el mundo que se reunieron en Medjugorje.
En primer lugar, los invita a "observar los mandamientos" si quieren heredar la vida eterna. Jesús, explica el Papa, [devuelve al joven a la vida terrenal y le muestra el camino para heredar la vida eterna, es decir, el amor concreto al prójimo, pero el joven responde que siempre lo ha hecho y que se ha dado cuenta de que no basta con seguir los preceptos para ser feliz. Entonces Jesús le dirigió una mirada llena de amor”.
“Jesús también comprende cuál es la debilidad de su interlocutor: está demasiado apegado a los muchos bienes materiales que posee” dice el Papa, por eso, el Señor le propone un segundo paso: “Si quieres ser perfecto, ve, vende lo que tienes, dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo”.
El pontífice explica que se trata de una llamada “a una mayor madurez, a pasar de los preceptos observados para obtener recompensas al amor libre y total”.
“Lo que Jesús propone – escribe Francisco– no es tanto un hombre despojado de todo como un hombre libre y rico en relaciones”, porque “si el corazón está atestado de posesiones, el Señor y el prójimo se convierten en una cosa más entre tantas otras”, pues el tener demasiado y el querer demasiado “asfixian nuestro corazón y nos hacen infelices e incapaces de amar”.
El tercer paso que el Papa les propuso a los jóvenes es “seguir a Cristo”: “no es una pérdida sino una ganancia incalculable, mientras que la renuncia se refiere al obstáculo que impide el camino”.
Ese joven rico, sin embargo, tiene su corazón dividido entre dos amos: Dios y el dinero. El miedo a arriesgarse y a perder sus posesiones le hizo volver a casa triste. No había dudado en plantear la pregunta decisiva, pero no encontró el valor de aceptar la respuesta, que es la propuesta de "desatarse" de sí mismo y de sus riquezas para "atarse" a Cristo, para caminar con él y descubrir la verdadera felicidad.
“Hoy, Jesús también le dice a cada uno de ustedes, de la misma manera que al joven rico: ¡Ven! Sígueme", dijo el Papa. De ahí su invitación a “tener el valor de vivir su juventud confiando en el Señor y poniéndose en camino con él, dejándose conquistar por su mirada de amor que nos libera de la seducción de los ídolos, de las falsas riquezas que prometen la vida, pero traen la muerte y a no tener miedo de acoger la Palabra de Cristo y aceptar su llamada”.
“No se desanimen como el joven rico del Evangelio” les recomendó el Papa Francisco a los jóvenes, invitándolos a que “fijen su mirada en María, el gran modelo de la imitación de Cristo, y se encomienden a ella que, con su ´aquí estoy´, respondió sin reservas a la llamada del Señor”.
Durante su homilía, el Cardenal Sarah destacó la importancia del peregrinaje a Medjugorje como una manera de “renovar nuestra fe en Jesucristo, nuestro Redentor, es decir, para establecer una relación auténtica y vital con Él, nuestro Señor y nuestro Dios, para que en la oración podamos responder a la pregunta crucial: ¿Cómo encuentro a Jesús y cómo me comporto en su presencia penetrante y soberana?”
"En otras palabras, ¿buscamos verdaderamente a Dios? O más precisamente, ¿cuál es el lugar de Dios en nuestra vida?" dijo el prelado, destacando que "Jesús ve nuestra angustia ante el vacío de nuestra existencia abandonada a su suerte, sin que el Buen Pastor nos guíe y nos introduzca en su tierra santa".
A pesar de que la pandemia de COVID-19 ha añadido un obstáculo adicional a los viajes internacionales, personas de todo el mundo participan en el festival Mariano, con jóvenes de Estados Unidos, República Checa, Francia, Austria, México, Nicaragua, El Salvador, Polonia, Países Bajos, Rumanía, Italia, Alemania, España, Eslovenia, Tierra Santa, Suiza, Hungría, Bosnia y Herzegovina, Croacia, Ucrania, Panamá, Venezuela y Eslovaquia, entre otras naciones.
Como política general, el Vaticano no se pronuncia sobre supuestas apariciones de la Virgen, Jesús o los Santos mientras estas aún continúan, pero esta pequeña ciudad de Bosnia-Herzegovina se ha convertido en un lugar de peregrinación masiva desde las primeras supuestas apariciones de Nuestra Señora de la Paz.
En mayo de 2019, después de que estudios encargados tanto por Francisco como por su antecesor inmediato no dieran una respuesta concluyente sobre el origen del fenómeno, el pontífice, que es conocido por su fuerte apoyo a las distintas manifestaciones de piedad popular, ordenó que se continúen estudiando las supuestas apariciones a la vez que dio luz verde para que los católicos organicen peregrinaciones a Medjugorje.