En la noche del lunes de Semana Santa, el pasado 3 de abril, el misionero claretiano fray Donaciano Alarcón Valdés fue expulsado a la fuerza de Nicaragua. Descalzo y sin nada que llevar consigo, el fraile -- originario de Colón, Panamá -- tuvo que abandonar territorio nicaragüense con destino a Honduras.
Así lo informó la Iglesia católica de Panamá por medio de su cuenta de Twitter. La razón aducida por el régimen del presidente Daniel Ortega para la expulsión fue que el sacerdote panameño sacó la procesión de Semana Santa en lugares alejados de su parroquia y habló "de política" durante sus homilías.
Fray Donaciano servía como párroco de María Auxiliadora, en la localidad de San José de Cusmapa, que se encuentra en la Diócesis de Estelí, Nicaragua.
El gobierno nicaragüense prohibió en febrero las tradicionales procesiones públicas del Vía Crucis y la Semana Santa, restringiendo las actividades católicas al interior de las iglesias como parte de sus represalias contra los funcionarios eclesiásticos que supuestamente amparan a los manifestantes contra su régimen.
Según el medio de comunicación de la Arquidiócesis de Panamá, "Panorama Católico", fray Donaciano se encuentra en buen estado de salud y en un lugar seguro en San Pedro Sula, Honduras. Ahí fue entrevistado por "Radio Hogar" de Panamá y aseguró, entre otras cosas, que ni organizó procesiones ni habló de política en sus homilías.
La acción en contra de fray Donaciano fue fulminante; no lo dejaron ni siquiera recoger sus documentos personales ni llevar consigo las pocas pertenencias que tenía en la parroquia. "Me dijeron que estaba fuera del país y que no podía regresar más", dijo a Radio Hogar.
Aunque no fue maltratado físicamente, el sacerdote dijo que el trato de la policía fue humillante: "No sabía qué hacer, lloré un poco…unas señoras me abrazaron y me ayudaron a conseguir un teléfono para comunicarme", dijo.
Según informa el medio arquidiocesano de Ciudad de Panamá, "Panorama Católico", antes de la Misa Crismal el sacerdote había sido detenido y advertido que, si seguía en esa tesitura, podría ser encarcelado o expulsado de Nicaragua.
"Me acusaban de dedicar mis homilías a nuestro obispo que está preso, monseñor Rolando Álvarez, y también que estaba organizando procesiones y Vía Crucis en las comunidades que están lejos de la red urbana", dijo el fraile de 49 años
El obispo Rolando Álvarez fue condenado en febrero a 26 años de prisión al día siguiente de negarse a ser deportado a Estados Unidos con más de 200 presos políticos nicaragüenses. (Cabe destacar que, al momento de ser encarcelado, el obispo Álvarez, titular de Matagalpa, era también administrador de la Diócesis de Estelí). El Papa Francisco ha denunciado públicamente la condena de monseñor Álvarez y la deportación de nicaragüenses de su patria.
"No me interesa hablar de política, pero si el Evangelio toca el tema de la justicia yo no me reservo, yo hablo. Hemos estado en una situación incómoda, solo dije al final de la Misa que me sentía asediado", dijo fray Donaciano quien fue montado en un coche de la policía y dejado en lado hondureño a través del paraje conocido como El Espino.
El misionero claretiano -- según reportes del periódico "La Estrella de Panamá" -- fue despojado de su computadora personal y celular que quedó en poder de la policía.
Por otra parte, entrevistado por "Panorama Católico", fray Ismael Montero Toyos, superior de los Claretianos de Centroamérica dejó en claro que por la tensión que se vive en Nicaragua, y la persecución que ha emprendido el régimen sandinista en contra de la Iglesia, sabían que en cualquier momento podía pasar.
El régimen de Ortega ha perseguido a la Iglesia católica en Nicaragua y a opositores políticos, deteniendo a siete posibles candidatos presidenciales antes de ganar la reelección en 2021 -- una contienda que Estados Unidos y países europeos consideraron fraudulenta. Su régimen también ha extinguido los registros de grupos no gubernamentales, ha forzado el cierre de organizaciones benéficas eclesiásticas y proyectos educativos, y ha suprimido medios de comunicación independientes.
El 18 de marzo, el Vaticano cerró su nunciatura en Nicaragua después de que el gobierno de Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, propusiera suspender las relaciones diplomáticas con la Santa Sede.
"La situación es un poco difícil, preferimos que los expulsen a que los metan presos. Solo pedimos que los misioneros puedan seguir acompañando al pueblo de Nicaragua", reiteró fray Ismael a periódico digital de la Arquidiócesis de Ciudad de Panamá.
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Jaime Septién escribe para Aleteia.org, donde se publicó este artículo. (El equipo de OSV News contribuyó con este despacho.)