El Cardenal portugués Tolentino Mendonça, Archivista de la Biblioteca Apostólica de la Santa Sede, presidió este 13 de mayo la “Misa evocativa de la primera aparición” de la Virgen de Fátima en su santuario, y dijo que en este importante lugar para la cristiandad los fieles aprenden a iluminar al mundo “que está a oscuras”.
“A Fátima, nosotros los peregrinos llegamos siempre con las manos vacías. Pero de Fátima nos llevamos un sueño. Fátima nos enseña cómo se ilumina un mundo que está a oscuras. Ya sea el pequeño mundo de nuestro corazón o ya sea el corazón del vasto mundo”, dijo el Purpurado en una Misa con aforo reducido a causa de las medidas sanitarias para hacer frente al coronavirus.
El Cardenal indicó que la pandemia del COVID-19 y la grave crisis “global que esta suscitó representan para toda la contemporaneidad un inmenso desafío para renacer”,
“No basta en volver a ser exactamente lo que éramos antes: es preciso que seamos mejores. Es preciso un suplemento del alma. Es preciso que desconfinemos el corazón”, aseguró luego.
El Cardenal señaló también que “en una hora de encrucijada de la historia como esta que estamos viviendo no podemos hacer coincidir el relanzamiento de la esperanza únicamente con el cuidado por la expresión material de la vida”.
“Sin duda es urgente garantizar el pan y el trabajo exigente –fundamentalmente en la reconstrucción económica– debe unir y movilizar nuestras sociedades, pero nuestras sociedades necesitan también un relanzamiento espiritual”, agregó.
El Purpurado dijo luego que cuando en la cruz, Cristo dice a Juan “Mujer, ahí tienes a tu hijo” y al discípulo: “Hijo, ahí tienes a tu madre”, se genera “en ese momento una alianza indestructible de amor: la que pasará a unir filialmente a ese discípulo, y en él a los discípulos de todos los tiempos, a la persona de María”.
“Mirando la cruz podríamos pensar que Jesús estaba brutalmente confinado. Lo estaba. Pero el verdadero desconfinamiento es el que el amor obra en nosotros. El amor es más verdadero, más profético, el más necesario desconfinamiento”.
El Cardenal aseguró que, en la cruz, Jesús transforma “la experiencia de crisis más extrema en una ocasión para relanzar la vida”.
“Jesús no se conforma al fatalismo. Al contrario, en la hora suprema de la crisis, Él empuja la historia hacia adelante, sigue mirando al futuro, inscribe el futuro de Dios en el atribulado presente histórico de los hombres para devolver la esperanza a quienes se sienten cansados y oprimidos, para portar sobre sí con gran compasión todas las heridas, para buscar reintegrar lo que se había declarado perdido”.
El Purpurado portugués recordó también el atentado sufrido por el Papa San Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.
Un año después, el 13 de mayo de 1982, el Papa peregrino llegó a Fátima para dar gracias a la Virgen a quien le atribuyó haber sobrevivido tras el ataque perpetrado por el turco Ali Agca.
“Hace 39 años, el Papa San Juan Pablo II presidía esta Eucaristía ‘para agradecer a la Divina Providencia, en este lugar, que la Madre de Dios parece haber escogido de modo tan particular’”.
En esa ocasión, el Papa polaco dijo en la Misa que presidió que “si la Iglesia acogió el mensaje de Fátima es sobre todo porque contiene una verdad y una llamada, cuyo fundamental contenido son la verdad y la llamada del Evangelio mismo”.
“‘Conviértanse (hagan penitencia) y crean en el Evangelio’, son estas las primeras palabras que el Mesías dirige a la humanidad. El mensaje de Fátima tiene en su núcleo fundamental la llamada a la conversión, a la penitencia, como en el Evangelio”, dijo entonces San Juan Pablo II.
El Papa polaco resaltó que se presentaba entonces ante la Virgen de Fátima “releyendo con trepidación en el corazón aquella llamada materna a la penitencia, a la conversión” porque veía “cuántos hombres caminan en la dirección opuesta a la indicada en el mensaje de Fátima. ¡El pecado ha ganado un derecho de ciudadanía en el mundo y la negación de Dios se ha difundido ampliamente en las ideologías, en las concepciones y en los programas humanos!”.
Por todo esto, resumía el Papa Wojtyla, el llamado de la Madre “es siempre actual, es incluso más urgente”.
En su homilía de hoy, el Cardenal Tolentino se dirigió a los jóvenes portugueses que se preparan para acoger la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Lisboa en 2023.
“Les quiero decir a partir de Fátima: en vez de tener miedo, tengan sueños. Descubran que Dios es aliado de vuestros sueños más bellos. Osen soñar con un mundo mejor. Sientan que el futuro depende de la calidad y de la consistencia de vuestros sueños”.
El Purpurado portugués también señaló que “los mayores momentos de crisis fueron superados infundiendo un alma nueva, proponiendo caminos de transformación interior y de reconstrucción espiritual de nuestra vida común”.
“Ese es el mensaje de Fátima: en aquel lejano 1917, con el mundo magullado en la primera guerra química de la historia y una de las que más muertes generó. ¿Qué pidió la Virgen a través de los pastorcitos? Oración, penitencia y conversión. Estos son medios concretos de reconstrucción interior”, resaltó el Cardenal.
“Gracias Señora por hacer de este lugar una alabanza de nuestra humanidad, un laboratorio sin puertas ni muros, siempre abierto para la esperanza”, concluyó.