Violeta Chamorro, la ex presidenta nicaragüense que llevó al poder a una coalición de 14 partidos políticos en las elecciones de 1990 -- derrocando al líder sandinista Daniel Ortega y poniendo fin a casi una década de guerra civil -- ha fallecido en el exilio a los 95 años en San José, Costa Rica.
Los católicos nicaragüenses recordaban a Doña Violeta, como era conocida en Nicaragua, como una figura de unidad tras años de conflicto y persecución eclesiástica bajo el gobierno sandinista.
"(Ella era) muy católica", recordó un sacerdote exiliado en comentarios a OSV News. "Se enfrentó al monstruo militar de Nicaragua gobernado por los Ortega".
En un post de Facebook, el padre Erick Díaz, sacerdote exiliado en Estados Unidos, describió a Chamorro como "una mujer valiente que asumió el reto de liderar una nación marcada por el dolor y la crisis, y que, con firmeza y dignidad, trabajó por devolver la paz y buscar la reconciliación entre los nicaragüenses".
El padre Edwin Román, sacerdote exiliado en Miami, recordó haber realizado el sacramento de la unción de los enfermos a Chamorro en un hospital de Managua en 2019. "Descanse en paz esta noble mujer nicaragüense, la Ex Presidente Violeta Barrios de Chamorro por sus valores cristianos y morales; por procurar el bien para Nicaragua", publicó en X.
Chamorro se convirtió en la primera presidenta de América Latina con su improbable victoria en unas elecciones que se establecieron con el acuerdo de paz que ponía fin a una guerra civil entre los sandinistas y los rebeldes financiados por Estados Unidos, apodados "Contras" por los sandinistas por su lucha contrarrevolucionaria.
Madre de cuatro hijos, ella no era una figura política, aunque su marido, Pedro Joaquín Chamorro, era un implacable opositor del entonces dictador Anastasio Somoza. Su periódico, La Prensa, publicaba editoriales críticos. Pedro Joaquín fue asesinado a tiros en 1978.
Alta y elegante, con el pelo blanco, Chamorro hizo campaña vestida de blanco. "Tenía lenguaje muy natural y nicaragüense", afirmó un sacerdote exiliado que desea permanecer en el anonimato. Su profunda fe católica, por su parte, "caló hondo entre los campesinos conservadores, algunos de los cuales la relacionaban con la Virgen María", según un obituario publicado en The Wall Street Journal.
Durante sus siete años de mandato desmovilizó a los soldados y puso fin al servicio militar obligatorio.
Chamorro recibió a San Juan Pablo II con un beso en la mejilla a su llegada al aeropuerto de Managua para una visita en 1996. La escena contrastó con la diatriba revolucionaria a la que Ortega sometió al Papa a su llegada para una visita en 1983, y la interrupción de la misa por parte de los sandinistas. El Papa recordó los actos descorteses como "una gran noche oscura", durante su segunda visita.
"Representaba un símbolo muy grande, para el pueblo cristiano de Nicaragua, sobre todo porque, mientras Ortega tuvo una relación confrontativa intensa con la Iglesia Católica", dijo Arturo McFields, ex diplomático nicaragüense, a OSV News.
"Ella representaba la cruz y Ortega representaba el fusil".
Chamorro es recordada con cariño en Nicaragua, aunque los analistas describen su gobierno como incapaz de institucionalizar la democracia en el país. Su sucesor, Arnoldo Alemán, fue acusado de peculado e incluido en una lista de funcionarios extranjeros corruptos por el gobierno de Estados Unidos en 2020.
"Ella fue una verdadera inspiración que dio esperanza a los nicaragüenses", dijo Eric Farnsworth, vicepresidente de Americas Society/Council of the Americas, a OSV News. "Pero su legado en última instancia resultó ser más una promesa incumplida".
El presidente Daniel Ortega recuperó el poder en 2007. Ortega y su esposa, la copresidenta Rosario Murillo, han perseguido a la Iglesia Católica durante los últimos siete años, enviando a cuatro obispos al exilio, junto con docenas de sacerdotes y monjas, prohibiendo expresiones públicas de fe y espiando a sacerdotes y parroquias.
Chamorro también se vio obligada a exiliarse, junto con miembros de su familia. Había residido en Costa Rica, donde murió.
Cristiana Chamorro, hija mayor de Doña Violeta, fue detenida y puesta bajo arresto domiciliario tras declarar su candidatura a las elecciones presidenciales de 2021. Al parecer, el hijo de Chamorro, Pedro Joaquín Jr., estaba considerando una candidatura presidencial y también fue detenido por el régimen de Ortega. Otro hijo, Carlos Fernando Chamorro, editor del periódico Confidencial, huyó a Costa Rica.
Cristiana y Pedro Joaquín Jr. fueron enviados a Estados Unidos en 2023 como parte de una expulsión masiva de 222 presos políticos, entre los que había sacerdotes.
Por su parte, el gobierno nicaragüense dijo en un comunicado que su figura representaba "un aporte a la necesaria Paz en nuestro País".
Otros recordaron a Chamorro como una defensora de la democracia en un país que se deslizaba hacia el totalitarismo.
"Ella seguía siendo un símbolo o un ideal de lo que significaba la democracia y la libertad para los nicaragüenses", dijo McFields. "La gente cuando piensa en Doña Violeta como que siente esperanza de que algún día Nicaragua va a volver a ser República".
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David Agren escribe para OSV News desde Buenos Aires.