BUENOS AIRES -- En su Argentina natal, la visión del Papa Francisco de "una Iglesia pobre, para los pobres" es una realidad.
"No hay opción", según el sacerdote vicentino Fernando Sánchez Donati, "estas personas son pobres al igual que su Iglesia".
"Los misioneros y los trabajadores pastorales conviven con la gente, comparten sus vidas", explicó el padre Sánchez Donati, director nacional de las Obras Misionales Pontificias en Argentina, a OSV News durante una visita a una de las comunidades más complicadas de Buenos Aires, donde reinan la pobreza y la drogadicción.
En una parroquia cercana dedicada a Nuestra Señora de Fátima, el sacerdote marianista Andrés Tocalini contó a OSV News que la gente local todavía conserva el recuerdo de oraciones que fueron respondidas.
La zona comenzó a crecer después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), con la llegada de inmigrantes, muchos de ellos de Portugal, donde la Virgen María se apareció a tres pastorcitos en Fátima en 1917.
Durante mucho tiempo, la gente había deseado que se construyera una iglesia en honor a Nuestra Señora de Fátima en el barrio, pero sus esperanzas se desvanecieron en 1954 cuando el presidente Juan Perón, justo un año antes de ser derrocado y exiliado, anunció que el barrio bonaerense de Villa Soldati se convertiría en el nuevo distrito de prostitución legal de la ciudad.
El padre Tocalini contó la historia, profundamente arraigada en la memoria popular local: "La comunidad, liderada por los migrantes portugueses, rezó una novena a Nuestra Señora de Fátima", recordó, y "al noveno día, el gobierno revocó el decreto, sin dar ninguna explicación".
Según el padre Tocalini, "para la gente fue un milagro, gracias a la intercesión de la Virgen de Fátima. Así se construyó el santuario de Nuestra Señora de Fátima, y la parroquia fue dedicada a su protección".
La parroquia es el corazón de la comunidad, y justo enfrente de la iglesia parroquial se encuentra un bullicioso complejo educativo, también bajo la advocación de Nuestra Señora de Fátima.
Allí asisten alrededor de 3.000 estudiantes, desde jardín de infantes hasta una escuela técnica para adolescentes.
Según el padre Tocalini, el Papa Francisco deseaba profundamente que la escuela técnica se inaugurara durante su tiempo como arzobispo de Buenos Aires, entre 1998 y 2013.
"El cardenal (Jorge) Bergoglio realizó la ceremonia de inauguración aquí solo cuatro meses antes de ser elegido Papa", explicó el padre Tocalini a OSV News.
"El cardenal Bergoglio me dijo que creía que (la escuela técnica) cambiaría la economía del barrio, y tenía razón", añadió.
Hoy en día, cientos de adolescentes estudian para ser electricistas, técnicos en informática, carpinteros y maestros de nivel inicial en un área que tradicionalmente ha sufrido desventajas educativas y bajo rendimiento.
Para el padre Tocalini, la transformación ha sido sorprendente.
Hace 10 años, si alguien tenía el coraje de dejar el barrio para continuar sus estudios, se iba sin mirar atrás", dijo, pero hoy "estudian aquí y a menudo trabajan aquí, o van al centro de la ciudad y vuelven a casa después del trabajo. También es alentador para otros ver cómo sus vecinos progresan y mejoran su calidad de vida".
El padre Tocalini es el único sacerdote para toda la parroquia, que cuenta con 41.000 feligreses y un comedor social que alimenta a 350 familias todos los días de la semana y a 1.200 los domingos.
Uno de los principales objetivos de la parroquia es evitar que los jóvenes caigan en malos hábitos, como la drogadicción. "Nuestra prioridad es la prevención", afirmó el padre Tocalini.
"Tratamos de que los jóvenes no tengan tiempo ni siquiera para considerar el consumo de drogas. Por eso, cuando salen de la escuela, van directamente a actividades extracurriculares como fútbol, voleibol, tenis, coro, clases de guitarra, apoyo escolar, etc.", añadió.
"Un niño de este barrio que tiene dos horas libres corre el riesgo de caer en la drogadicción o convertirse en delincuente", explicó.
El padre Tocalini se siente inspirado por la visión del Papa de una Iglesia que camina junto a los pobres y las personas vulnerables. "Hasta el día de hoy, nunca olvidaré una de las primeras confesiones que escuché cuando llegué aquí, de un chico de 15 años que admitió que rezaba todos los días para no llegar a ser como sus hermanos, porque eran todos delincuentes", dijo el sacerdote.
"¿Te imaginas irte a la cama cada noche diciendo: 'No quiero ser como mi familia'?", dijo el padre Tocalini a OSV News.
Él también se siente muy conmovido por la fe de la gente con la que convive. "Aquí en las villas, la fe se vive a través de lo que llamamos piedad popular, y al venir aquí uno comprende lo que el Papa Francisco quiere decir con una Iglesia que sale al encuentro de la gente allí donde está", dijo el sacerdote bonaerense.
"Aquí tenemos varias comunidades conformadas por personas que provienen no sólo de varios países, sino de diversas regiones, cada una con su propia devoción mariana", continuó. "Cuando llegué aquí por primera vez, celebraban sus fiestas en una casa o en la calle, pero principalmente se trataba de comer y beber. Ahora, seguimos celebrando la fiesta, pero cada celebración comienza con una Misa, y en la mayoría de los casos, también realizan una novena como preparación."
"Me doy cuenta de que cuanto más salgo a su encuentro allí donde están, más vienen a encontrarse con Cristo en la Eucaristía aquí (en la iglesia)", explicó el sacerdote.
En estos barrios, los sacerdotes no tienen más remedio que arremangarse y responder a las necesidades urgentes.
"Cuando llegué aquí por primera vez, me dormía llorando todas las noches ", contó el padre Pedro Cannavó a OSV News. "Las necesidades de la gente de aquí eran muy grandes, y los recursos muy escasos", explicó mientras hablaba en la modesta iglesia parroquial donde la comunidad se reúne en los buenos y malos momentos.
Sin embargo, el padre Cannavó dijo que pronto se sintió conmovido por la fe profunda y devota de la gente local.
"No puedo negar que se trata de una misión difícil. Pero si me voy a dormir pensando en todo lo que quedó pendiente, en todos los recursos que voy a necesitar para alimentar a la gente mañana, no podría dormir", reflexionó.
"En cambio, recuerdo los buenos momentos del día que termina. Las familias a las que pudimos alimentar, el joven que decidió venir al Hogar de Cristo (centro de rehabilitación) y salvarse de una vida de adicción. Los niños que jugaron fútbol aquí, como una forma de acompañamiento y prevención para que no caigan en las drogas", agregó el padre Cannavó.
"Mi fe es un regalo de las personas a las que sirvo", dijo a OSV News.
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Michael Kelly, quien escribe para OSV News desde Dublín, viajó a Argentina con las Obras Misionales Pontificias-USA representando a OSV News.