ROSARIO, Argentina - En toda América Latina, el año 2022 ha comenzado con los obispos católicos tomando la iniciativa al llamar a la paz, a las oportunidades de trabajo digno y al diálogo intergeneracional, pero también tambaleándose por los golpes externos que van desde las estafas de extorsión en México hasta un proceso de paz vacilante en Colombia.

El CELAM comienza el año llamando al diálogo intergeneracional

Monseñor Miguel Cabrejos, Arzobispo de Trujillo en Perú y Presidente de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (Celam), dijo en su mensaje de Año Nuevo a la Iglesia de la región que "la experiencia del diálogo ha marcado fuertemente a nuestra Iglesia en América Latina y el Caribe".

En nombre de los obispos del continente, Cabrejos se hizo eco del mensaje del Papa Francisco para la 55ª Jornada Mundial por la Paz, en el que "nos llama a redoblar esfuerzos para promover el diálogo intergeneracional, para cuidar la educación de calidad y para lograr el trabajo decente."

Cabrejos destacó la experiencia de diálogo en la Iglesia a nivel continental, citando como ejemplo la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe de noviembre. La definió como un "punto de referencia para el Sínodo de la Sinodalidad, que ya está en su fase de escucha en todo el mundo".

También destacó la necesidad de "poner nuestra experiencia de escucha al servicio del diálogo intergeneracional, para forjar caminos de paz que incluyan las inquietudes y propuestas de las distintas comunidades y culturas, donde se conecten los saberes ancestrales con las preocupaciones de las nuevas generaciones para construir una agenda común que responda a los problemas más acuciantes."

En México, la Iglesia se enfrenta a la extorsión

Según el Centro Católico Multimedial (CCM) del país, en 2021 se produjeron 79 agresiones contra miembros de la Iglesia católica en México, incluidos tres sacerdotes asesinados. El centro, que da seguimiento a la libertad religiosa en un país históricamente peligroso para los religiosos y sacerdotes, encontró que durante la pandemia del Coronavirus, las demandas de extorsión contra los sacerdotes católicos, a menudo entregadas a través de las redes sociales, también han aumentado exponencialmente.

El "Informe anual sobre la situación de la Iglesia católica" de 2021 del centro descubrió que las misas y las actividades parroquiales realizadas a distancia debido a las restricciones de la pandemia han abierto la puerta a nuevas formas de extorsión contra obispos, sacerdotes y otros agentes de evangelización.

El informe encontró que esta extorsión se concentra en la Ciudad de México, Chihuahua, Veracruz, Guerrero y Michoacán, estos dos últimos estados con alta presencia del crimen organizado. Históricamente, al igual que en Colombia, los sacerdotes en México han sido el objetivo del crimen organizado, vistos por los capos de la droga como la última línea de defensa para los jóvenes que desean reclutar en las empresas criminales.

Según el informe, la plataforma de redes sociales Tik Tok fue el lugar más elegido para extorsionar a los clérigos, a menudo con mensajes de intimidación y exigencias de dinero. La reticencia de las autoridades a hacer un seguimiento de estas amenazas llevó a la mayoría de los sacerdotes a renunciar a ellas, según el informe, siendo los sacerdotes de edad avanzada los más vulnerables.

Otro modus operandi común ha sido el envío de mensajes pidiendo dinero o algún otro recurso a los sacerdotes a través de Whatsapp, con amenazas de muerte, robos, disturbios en las iglesias o fabricación de escándalos utilizados para motivar una respuesta positiva.

En diciembre de 2021, el secretario general de la Conferencia Episcopal Mexicana, monseñor Ramón Castro Castro, advirtió que "desde hace meses en varias diócesis de nuestro país, se han presentado casos de extorsión con diferentes modus operandi dirigidos a nuestros sacerdotes, religiosos y feligreses. Nos preocupa que estos hechos se presenten cada vez con mayor frecuencia, por lo que los invitamos a informar a su comunidad para que no se dejen engañar".

A su vez, el obispo auxiliar de Monterrey, Alfonso G. Miranda Guardiola, denunció en Twitter intentos de extorsión utilizando su nombre: "Continúan los intentos de extorsión en la iglesia: diócesis y curia. Por favor, estén alertas y denuncien", advirtió.

El obispo de Huejutla, José Acosta Beltrán, se vio obligado a recurrir a las redes sociales después de que en su diócesis circularan mensajes pidiendo dinero para cubrir los gastos de los sacerdotes enfermos. "No hemos tenido la necesidad de pedir ningún apoyo, escribió Beltrán, denunciando que las peticiones son una estafa.

Honduras, los obispos se apropian de la reconstrucción

En su mensaje de Navidad y Año Nuevo, los obispos de Honduras pidieron a todas las personas de buena voluntad que asuman "el compromiso serio y responsable con la reconstrucción que tanto necesita nuestro país, que es un auténtico proceso de paz".

Presentando la Navidad como un tiempo "de paz y de esperanza", los prelados escribieron que a través del nacimiento de Cristo "Dios nos ha envuelto en su amor, para que aprendamos a amarnos unos a otros de la misma manera", por lo que "esta experiencia del amor de Dios debe llevarnos a construir relaciones sociales justas y fraternas; así podremos trabajar juntos, con verdadero compromiso y espíritu de solidaridad, para hacer de Honduras la nación que merecemos y necesitamos".

"Esta Navidad debe ser para todos un signo de esperanza para algo nuevo, para el año que está por comenzar", escribieron. "Démosle a Dios un espacio en nuestra vida y en la vida familiar, y no repitamos lo que pasó en Belén, donde no hubo lugar para Jesús en ninguna parte".

Colombia, sigue trabajando por la paz

"Iniciamos el año 2022 y queremos vivirlo en paz, hombres y mujeres que trabajan por la paz", escribió el arzobispo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, en su mensaje de Año Nuevo.

Para ello, Rueda recordó tres claves que el Papa Francisco ha ofrecido para construir la paz: la educación, el trabajo y el diálogo intergeneracional.

Se requiere una educación para la paz, el servicio y la fraternidad, argumentó el prelado, así como la posibilidad de trabajar, expresando su deseo de que "todos los hombres y mujeres tengan un trabajo digno y que el lugar de trabajo sea una realización de la fraternidad y la solidaridad."

En cuanto al diálogo intergeneracional, mencionó que los niños, jóvenes y adultos "deben vivir la cultura de la escucha, del encuentro y del diálogo para que haya una verdadera paz en Cristo Jesús, el Señor".

También invitó a todos los colombianos a utilizar estas herramientas y "asumirlas como propias en la construcción de la paz."

En 2016, el mundo saludó los acuerdos de paz que permitieron a la guerrilla más temible de América Latina deponer las armas para poner fin a un devastador conflicto de casi seis décadas en Colombia. Pero cinco años después, la paz sigue siendo frágil y la violencia endémica. El acuerdo de paz entre el gobierno y las FARC redujo drásticamente la tasa de homicidios nacional: en promedio, 3.000 personas fueron asesinadas cada año durante las cinco décadas del conflicto. En 2012, cuando se iniciaron las conversaciones de paz, fueron asesinadas 12.000 personas. En los años siguientes, la cifra bajó a 9.000, para volver a repuntar en 2021: en los primeros nueve meses, 10.500 personas fueron asesinadas violentamente.

En Argentina, los obispos llaman al encuentro

Monseñor Oscar Vicente Ojea, obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, dijo en su mensaje de Año Nuevo que "la Iglesia celebra el nuevo año con un nacimiento, celebrando la octava de Navidad: Cristo está entre nosotros por la Virgen que es la aurora de nuestra salvación".

El prelado recordó que "el Papa Francisco nos dice en la encíclica Fratelli tutti que 'la vida no es tiempo que pasa sino tiempo de encuentro'. Estamos hechos para un encuentro, tenemos que abrir nuestro corazón a un encuentro, y este encuentro es siempre un aprendizaje, es siempre un crecimiento, este encuentro es siempre la posibilidad de servir, de crecer y de poder dar nuestra vida mejor."

"La vida se pierde si no se da, como dice Jesús en el Evangelio", dijo Ojea. "Celebremos entonces este acontecimiento maravilloso del nacimiento de Jesús, la misión de la Iglesia es que se conozca a Jesús, que cada persona se configure con Jesús y al mismo tiempo encuentre su camino; disfrutar de la vida es poder vivir para ese encuentro que nos hace crecer", dijo.

"Que tengáis un año feliz, incluso en medio de este tiempo difícil que nos hace temer, que nos hace temerosos, que hace más tenebroso nuestro futuro, en medio de este miedo e incertidumbre", dijo. "Que el Señor nos enseñe a desentrañar el misterio de los tiempos que vivimos para ser verdaderamente felices".

Aunque el prelado no entró en detalles, la "incertidumbre" que menciona puede ser una referencia tanto a la pandemia del COVID-19, con récord de casos positivos en los últimos días en Argentina, como a la aparentemente permanente crisis económica del país, con una tasa de inflación anual del 50% y la mitad de la población viviendo bajo el umbral de la pobreza.