ROMA – A través de un mensaje escrito, el jefe de la diplomacia vaticana le pidió a Venezuela un diálogo honesto “que dé respuestas a las verdaderas necesidades” de los venezolanos. La vicepresidenta respondió invitando a los curas que quieran hacer política a “quitarse la sotana.”

El cardenal italiano Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, envió un mensaje escrito a la 77 asamblea anual de Fedecámaras, la federación local de cámaras de comercio, mediante el cual pidió una negociación seria y limitada en el tiempo en Venezuela, señalando que esto “exige voluntad política por parte de los involucrados.”

Su mensaje fue leído por el obispo auxiliar de Caracas, monseñor Ricardo Barreto.

“Considero que es importante que la sociedad civil sea también protagonista de la solución de la crisis de ese amado país. Una solución que solo se dará si los venezolanos y especialmente los que tienen algún tipo de responsabilidad política, están dispuestos a sentarse y negociar de un modo serio sobre cuestiones concretas que den respuestas a las verdaderas necesidades de los venezolanos y durante un periodo limitado en el tiempo” escribió Parolin.

“Esto exige voluntad política por parte de los involucrados. Disponibilidad a dejar que el bien común prevalezca sobre los intereses particulares y el apoyo responsable de la sociedad civil y la comunidad internacional”, agregó quien fuera el embajador del Vaticano en Venezuela hasta el 2013, cuando el Papa Francisco lo nombró secretario de Estado.

En el video del evento, disponible online, se puede observar que mientras Barreto lee la carta, la vicepresidenta de Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, ignora el mensaje de la Santa Sede, prestando más atención a su teléfono celular que a Barreto.

“Si una negociación como la señalada tiene éxito, será necesaria una gran generosidad y paciencia, pues la crisis actual no se resolverá inmediatamente, sino que aún serán necesarios múltiples esfuerzos y sacrificios por parte de todos”, concluyó Parolin en su carta.

Luego tomó la palabra Rodríguez, quien envió un fuerte mensaje a la Iglesia venezolana, citando al ex presidente Hugo Chávez: “Los curas que quieran hacer política, se quitan la sotana y vienen a hacer política”.

“Usted tuvo doble palabra monseñor, doble voto en esta Asamblea: como su persona, y trajo el mensaje del secretario Pietro Parolin”, espetó la vicepresidenta Ejecutiva de Venezuela. “Envíele también mi mensaje: yo juego ping-pong, al igual que el nuncio Aldo Giordano, que decía que era un jugador extraordinario. Quizás lo podamos invitar para jugar ping-pong, pero toda pelota que llega, regresa”.

“Yo solamente le traigo los recuerdos del Comandante Hugo Chávez”, dijo Rodríguez. “A la Iglesia venezolana le queda mucho trayecto de diálogo con las autoridades venezolanas, electas por el pueblo venezolano. Y el Comandante Chávez decía: ‘Los curas que quieran hacer política, se quitan la sotana, y vienen a hacer política’. Nosotros los invitamos al diálogo, o a la política. En la democracia siempre están los caminos”.

Aunque enraizado en el pensamiento de Chávez, el discurso de la mandataria venezolana ignoró por completo los reiterados pedidos que realizo Maduro en los últimos años para que el Papa Francisco ayude a Venezuela e intervenga en favor del país Latinoamericano.

Por ejemplo, en 2019, cuando la Asamblea Nacional declaró a Juan Guaidó como presidente interino ante las sospechas de corrupción en el proceso electoral de Venezuela, Maduro envió una carta al pontífice pidiéndole ayuda para sacar adelante un proceso de diálogo para superar la crisis política que atraviesa el país sudamericano.

"Le envié una carta al Papa Francisco. Espero que esté en camino o haya llegado a Roma, al Vaticano", ha dicho, antes de agregar que en la misma le ha trasladado que está "al servicio de la causa de Cristo".

"En ese espíritu le he pedido que nos ayude a un proceso de facilitación, de fortalecimiento del diálogo como camino", ha señalado, al tiempo que ha recordado el llamamiento encabezado por México y Uruguay a favor de un proceso de diálogo.

Así, Maduro ha solicitó al Papa "que ponga sus mejores esfuerzos, su voluntad, para ayudarnos en ese camino del diálogo". "Ojalá tengamos una respuesta positiva."

La respuesta, sin embargo, fue negativa: Francisco le respondió al mandatario venezolano que ya en el pasado "lo que se acordó en las reuniones no fue seguido por acciones concretas."

Dirigiéndose a Maduro como “Excelentísimo señor”, y no presidente, Francisco recordó en esa oportunidad los repetidos intentos solicitados por el mandatario y realizados por la Santa Sede en los últimos años para "tratar de encontrar una salida a la crisis venezolana".

"Desafortunadamente, todos fueron interrumpidos porque lo que se había acordado en las reuniones no fue seguido por gestos concretos para implementar los acuerdos", escribió el papa, en referencia al pedido de la Santa Sede de liberación del los presos políticos y la creación de un corredor humanitario como prerrequisitos para un diálogo verdadero.

Semanas atrás, el cardenal venezolano Baltazar Porras anunció que la Iglesia está dispuesta a participar como “facilitador” en una posible negociación entre el régimen de Maduro y la oposición liderada por Guaidó.

“Como siempre, el papel nuestro, no tiene que ser ni siquiera de mediador, pero sí de facilitador”, expresó Porras en una entrevista con la emisora Unión Radio.

El cardenal apuntó que un nuevo proceso de diálogo no debe enfocarse en los problemas, porque ya son conocidos, pero que sí debe haber voluntad política para definir “qué es lo que queremos y hacia dónde queremos ir”.

“No puede ser simplemente con pañitos calientes que no solucionan el problema ante la conciencia internacional de que es necesario que haya una serie de libertades fundamentales para que pueda haber también una negociación de las sanciones y una apertura de tantas cosas que necesitamos”, añadió.

Porras señaló que es necesario recuperar un “mínimo de confianza” para que pueda haber inversión extranjera en el país, porque actualmente no hay seguridad jurídica “y lógicamente quién viene a exponer a los suyos”.

Las relaciones entre el gobierno de Venezuela y la jerarquía de la Iglesia Católica local son tensas desde hace años, con los obispos denunciando el hambre, las injusticias y la corrupción que sufre el pueblo. La crisis política, económica y social llevó a que unos seis millones de venezolanos dejaran el país en busca de mejores oportunidades.

La semana pasada, al finalizar la Asamblea Ordinaria Plenaria de la conferencia episcopal de Venezuela, los prelados publicaron un Exhortación Pastoral publicada “Todo reino que se divide corre a la ruina,” en la que ofrecen un mensaje de esperanza en el amor de Dios y piden compromiso personal y comunitario para la “refundación” del país, “en medio de tantas calamidades y sufrimientos que nos aquejan”.