BUENOS AIRES -- La Iglesia católica argentina atraviesa un proceso de examen de conciencia mientras el país se prepara para las elecciones generales de octubre, cuatro décadas después del fin de la última dictadura militar.
La Conferencia Episcopal Argentina comenzó a publicar en 2023 un extenso informe sobre su papel durante el gobierno militar entre 1976 y 1983. El informe de tres volúmenes, "La verdad los hará libres", marca la primera vez que una iglesia nacional ha revisado públicamente sus acciones durante un régimen autoritario y ha hecho públicas las conclusiones. También es la primera vez que la Conferencia Episcopal Argentina pide perdón por lo que hizo, y no hizo, durante la dictadura.
"Piden perdón a Dios, a las víctimas y al pueblo argentino por lo que no hicieron a la altura de las circunstancias. Este es el hecho y es lo importante porque en Argentina ninguna institución ha pedido perdón ni ha hecho autocrítica", dijo a OSV News el padre Carlos Galli, decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina y autor principal del informe.
"Hay algunas coincidencias providenciales, en la aparición de esta obra en un año polarizado por el empobrecimiento general de argentinos, y por el debate político en orden a las elecciones que habrá este año, y también es el año en que se cumplen 40 años de democracia", dijo.
La obra ha obtenido una amplia cobertura nacional, con más de 200 artículos publicados, además de entrevistas en radio y televisión, pero la atención internacional llegó de una fuente inesperada: el Papa Francisco, un argentino que fue provincial de los jesuitas durante el gobierno militar y más tarde cardenal de Buenos Aires, la capital.
El Papa Francisco, o cardenal Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires antes de su elección como Papa, se reunió con jesuitas húngaros durante su visita al país a finales de abril. Allí habló del secuestro y tortura durante seis meses en 1976 de dos jesuitas, el padre Ferenc Jálics, de origen húngaro, y el padre Orlando Yorio, uruguayo. La transcripción de la conversación ha sido publicada por la revista jesuita italiana Civiltà Cattolica, procedimiento habitual tras este tipo de encuentros.
Estos dos jesuitas formaban parte de un grupo de entre 10,000 y 30,000 víctimas de desaparición forzada, secuestro, asesinato y tortura durante el régimen militar de 1976-1983. Su caso se incluye en el informe. Ambos sacerdotes han fallecido, el padre Yorio en 2000 y el padre Jálics en el 2021.
En respuesta a una pregunta sobre el padre Jálics, el Papa dijo a los jesuitas húngaros que hizo "lo que creí que debía hacer para defenderlos. Fue un asunto muy doloroso". Sin embargo, lo que llamó la atención en Argentina fue su comentario de que había políticos que querían "cortarme la cabeza" intentando relacionarle con los militares y, en particular, afirmando que podría haber sido cómplice de los secuestros de los dos jesuitas. El Papa no mencionó quién quería su cabeza.
Las declaraciones se sumaron al ya turbulento contexto económico y político, en un momento en que la inflación anualizada hasta abril era del 109% y el país se prepara para elegir nuevo presidente en octubre. El presidente Alberto Fernández ha optado por no presentarse a un segundo mandato.
El padre Galli, que revisó más de 200,000 documentos con su equipo, dijo que las pruebas no sólo exoneran al Papa, sino que Francisco fue fundamental para que se realizara el informe.
"Aquí influyó el Papa para eso en tres formas. Primero como presidente de la conferencia episcopal (2005-2011), pidió que se sistematizara los archivos aquí. Segundo, como Papa en digitalizar los archivos sobre Argentina de la Santa Sede. Tercero, autorizó que nuestra investigation pudiera consultar los archivos del Vaticano", dijo el padre Galli.
El estudio abarca la Iglesia en su conjunto en el primer volumen y se centra exclusivamente en la Conferencia Episcopal en el segundo. Los dos volúmenes suman 1,772 páginas. El tercer volumen incluirá una visión interdisciplinar de los problemas. Saldrá a la venta a finales de este año.
A principios de siglo, cuando el Papa era aún el cardenal Bergoglio, pidió que se investigara la muerte del obispo Enrique Angelelli, fallecido en 1976. El gobierno militar afirmó que había muerto en un accidente de coche, pero la investigación confirmó que había sido asesinado por los generales de la junta militar. Fue beatificado como mártir en el año 2019.
La investigación sobre la muerte del beato Angelelli hizo aparecer archivos en la conferencia episcopal archivados bajo el epígrafe "derechos humanos." Contenían cartas de familiares a sacerdotes y obispos pidiendo ayuda para saber qué había pasado con sus seres queridos desaparecidos, secuestrados por los militares. Había miles de cartas, así como respuestas y correspondencia que llegaba a la cadena eclesial hasta el nuncio papal y Roma.
El cardenal Bergoglio hizo sistematizar y digitalizar los archivos en Argentina. Tras ser elegido Papa, hizo lo mismo con los archivos vaticanos relativos al régimen militar argentino. El padre Galli y otros tres teólogos fueron elegidos en 2017 para redactar el informe. En un hecho sin precedentes, el Vaticano abrió sus archivos sobre Argentina al padre Galli y a los coautores del informe.
"Fuimos seleccionados para buscar la verdad sin intereses ideológicos ni corporativos. Es entender una historia dura, son años muy complejos y dolorosos, utilizando un método crítico y sin ocultar nada … Teníamos que evitar una versión edulcorada de la historia", dijo el padre Galli a OSV News.
Los tres volúmenes y las presentaciones a los obispos y a la sociedad argentina, en general, han sido fieles a la idea original, y el padre Galli reconoció que no trata de ocultar el dolor persistente causado por el gobierno militar. Contó a OSV News la maldad humana que experimentaba en su investigación y cómo la lectura de los archivos era, de alguna manera, un descenso a los infiernos. A él personalmente le desaparecieron amigos y familiares.
Añadió que el informe y la decisión de la conferencia episcopal de pedir perdón están ayudando a Argentina a sanar más de 40 años después de la guerra sucia.
A diferencia de los obispos chilenos, que crearon la Vicaría de la Solidaridad bajo el gobierno militar del general Augusto Pinochet, que gobernó el país entre 1973 y 1990, los obispos católicos argentinos no crearon un sistema eclesiástico para ayudar a las víctimas o a sus familias durante el régimen militar. Aunque algunos obispos prestaron asistencia, la Iglesia en su conjunto se mantuvo al margen.
En el prólogo del informe, los obispos no sólo pidieron perdón por "muchas decisiones, acciones y omisiones" durante el gobierno militar, sino que dijeron que la investigación los ayudará en una nueva etapa de trabajo por la justicia y la concordia entre los argentinos.
"Creo que es un momento que los libera. Todos los obispos son posteriores al 1983, pero también tienen que cargar con esta cruz. Estamos de acuerdo en que la Iglesia debería haber hecho más, pero no estamos de acuerdo que era cómplices como institución. Fue débil, no fue profética frente a la tragedia, pero no fue cómplice como institución", dijo el padre Galli.
El Papa recomendó a los jesuitas húngaros al final de la reunión que leyeran el informe eclesiástico del argentino, "La verdad los hará libres": "Allí encontrarán la verdad sobre este caso".
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Lucien Chauvin escribe para OSV News desde Montevideo, Uruguay.