Mientras el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio conmocionó a Ecuador el 9 de agosto, la conferencia episcopal del país sudamericano expresó su solidaridad con la familia de Villavicencio y condenó los crecientes índices de violencia.

En un comunicado publicado en X, la plataforma antes conocida como Twitter, los obispos afirmaron que se sumaban "a las iniciativas para recuperar la seguridad" en Ecuador, donde la violencia protagonizada por los cárteles de la droga ha disparado los índices de asesinatos, ha obligado a miles de personas a emigrar y ahora ha puesto en peligro la credibilidad de unas elecciones presidenciales que se celebrarán el 20 de agosto.

"Ratificamos nuestro compromiso de orar y trabajar por la paz basada en la libertad, en la justicia y la verdad", decía la declaración.

Villavicencio fue asesinado cuando salía de un evento de campaña en un colegio de la capital, Quito, y entraba en un vehículo que no era blindado. La policía dijo que hombres en motocicletas dispararon 40 veces contra el coche.

Durante la campaña presidencial, el candidato había denunciado la corrupción y la creciente influencia de los cárteles de la droga en el país sudamericano, cuyos puertos en el océano Pacífico se han convertido en un importante punto de tránsito para los cargamentos de cocaína con destino a Asia y Estados Unidos.

La semana anterior a su asesinato, Villavicencio declaró haber recibido amenazas de muerte por parte de un jefe mafioso vinculado al cártel de Sinaloa.

Villavicencio, un hombre casado y padre de cinco hijos que anteriormente se desempeñó como periodista de investigación, era el candidato centrista y contaba con un 7,5% de apoyo en las encuestas, lo que le situaba en quinto lugar entre ocho candidatos. Aún tenía posibilidades de quedar en segundo lugar, lo que le habría permitido participar en la segunda vuelta de octubre.

El presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, declaró tres días de duelo nacional, así como el estado de excepción, que permitirá a la policía registrar los domicilios de los sospechosos sin orden judicial. Sin embargo, Lasso afirmó que la primera vuelta de las elecciones, programada para el 20 de agosto, se celebrará según lo previsto. Lasso pidió ayuda en la investigación a la Oficina Federal de Investigación de Estados Unidos (FBI), que confirmó su asistencia, según Reuters.

Situado entre Colombia y Perú, Ecuador había eludido durante mucho tiempo la violencia relacionada con el narcotráfico que afectaba a los países vecinos, pero eso empezó a cambiar en 2020, con la llegada de los cárteles de droga mexicanos.

El año pasado, la Policía Nacional de Ecuador dijo que hubo 4,500 homicidios en la nación de 18 millones de habitantes, un aumento de los 990 homicidios que ocurrieron en 2018. La tasa de homicidios en el país se cuadruplicó, pasando de 5,8 por cada 100.000 habitantes en 2018 a 26,7 en 2022, según datos del Instituto Igarape, un think tank de seguridad pública de Río de Janeiro.

Para escapar de la violencia, así como de los impuestos forzados de las pequeñas empresas por las pandillas locales, muchos ecuatorianos han estado emigrando a Estados Unidos. En lo que va de año, 35.000 ecuatorianos han sido encontrados en la frontera sur de Estados Unidos tras entrar sin autorización, según el Departamento de Seguridad Nacional.

Se espera que Quito, la capital de Ecuador, acoja el Congreso Eucarístico Internacional de 2024.

Tras una audiencia con el Papa Francisco en mayo, en la que se habló de los preparativos del congreso y de una posible visita papal en 2024, el arzobispo Alfredo José Espinoza Mateus de Quito se pronunció sobre la situación de su país.

"Estamos preocupados porque vemos que la política se entiende simplemente como un buscar los intereses partidistas particulares, ideológicos, y nos parece que hemos perdido a veces en el Ecuador las perspectivas de buscar el bien común", dijo el arzobispo Espinoza Mateus.

"La gente tiene una esperanza muy grande de que (el Papa) venga a Quito, que nos bendiga y que bendiga al país", agregó. "Sabemos que está rezando por Ecuador".

El presidente de Ecuador disolvió el congreso de la nación en mayo al enfrentarse a un voto de destitución, lo que obligó al país a celebrar unas elecciones especiales para elegir un nuevo presidente y un nuevo congreso en agosto.

En varias declaraciones, la Conferencia Episcopal también ha expresado su preocupación por la crisis política del país.

"Hemos quedado al amparo de las mafias y de las bandas criminales”, dijo la conferencia episcopal en una declaración publicada el 10 de mayo, añadiendo que la política de la nación se había convertido en un "espectáculo que no hace reír a nadie."

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Manuel Rueda escribe para OSV Noticias desde Bogotá, Colombia.