La conferencia episcopal ecuatoriana negó informes sobre la renuncia del obispo y coadjutor de la Diócesis de Riobamba como "falsedades" y "prejuicios ideológicos".
El Vaticano anunció el 28 de abril que el papa Francisco aceptó la renuncia del obispo Julio Parrilla Díaz de Riobamba y su coadjutor, Mons. Gerardo Miguel Nieves Loja, varios meses después de que Julia Serrano, una misionera laica española en la diócesis, acusara a ambos prelados de malversación financiera y "fallas morales".
El comunicado firmado por el arzobispo Luis Cabrera de Guayaquil, presidente de la conferencia episcopal ecuatoriana, el arzobispo Alfredo Espinoza de Quito, vicepresidente, y el obispo auxiliar de Quito David de la Torre, secretario general, dijo que la renuncia del obispo Parrilla fue presentada cuando cumplió 75 años, la edad en la cual el derecho canónico requiere que los obispos presenten su renuncia al papa.
La renuncia de Mons. Nieves, agregaron los obispos, fue "por razones personales que nadie tiene derecho de poner en tela, ya que toca lo más sagrado de cada persona como es su libertad y su responsabilidad".
La renuncia del obispo Parrilla, conforme con la ley eclesiástica "deja sin fundamento los falsos rumores que tan solo buscan desprestigiar una acción pastoral desempeñada con una dedicación incansable a los más empobrecidos a través de Caritas nacional y local y con una inteligencia que desarma las posiciones ideológicas de los que se han erigido en jueces de la virtud y maestros de la verdad", dijeron los obispos.
El papa Francisco había designado a Mons. Nieves para que tomará el cargo de obispo de Mons. Parrilla en octubre. En enero, Serrano escribió un editorial en el sitio web de noticias español "Religión Digital" acusando al actual obispo de liderar como "el gobernador de la diócesis, no como un pastor".
Serrano afirmó que las parroquias de la diócesis a menudo cobraban dinero por misas o funerales.
"Riobamba se ha convertido en una diócesis pagana inundada de bendiciones y entregada a la compra y venta de servicios pastorales", escribió. El obispo Parrilla "Le ha vendido su alma al proselitismo de la religiosidad popular en lugar de evangelizarla".
La misionera española también denunció una cultura homosexual entre algunos de los sacerdotes de la diócesis.
También afirmó que había una "cantidad de sacerdotes con hijos en la diócesis, unos reconocidos y otros sin reconocer. La iglesia jerárquica ha impuesto el celibato como tantos otros preceptos, pero la mayoría los incumple".
Serrano acusó a Mons. Nieves, quien se desempeñó como vicario general de la diócesis antes de su nombramiento, como "cómplice de todos estos errores en nuestra diócesis", pero también dijo que había sido enviado a Francia, no para realizar estudios de posgrado pero para evadir la ley tras causar un accidente en el cual "su hermana fue decapitada" y "regresó a la diócesis una vez vencido el plazo de prescripción".
Desestimando las acusaciones, el comunicado de la conferencia episcopal decía: "Si no somos capaces de discernir entre hechos objetivos y prejuicios ideológicos, entre la verdad y las interpretaciones personales, estamos muy lejos del Evangelio que debe guiarnos a todos".