La Corte Suprema de España confirmó la condena de un excoronel salvadoreño por el asesinato de cinco jesuitas españoles durante la guerra civil de El Salvador.

En un fallo del 3 de febrero, el tribunal descartó argumentos de los abogados de Inocente Montano, de 78 años. Los abogados de Montano habían argumentado que la justicia española carecía de jurisdicción para los asesinatos, que ocurrieron en 1989 en el campus de la Universidad Centroamericana dirigida por jesuitas en San Salvador.

El tribunal calificó los asesinatos como "un crimen de Estado" y confirmó la sentencia de Montano: 26 años, ocho meses y un día por cada persona asesinada --133 años en total. La sentencia se cumplirá en España.

La decisión marcó la apelación final para Montano, quien mantuvo su inocencia durante todo el juicio, que concluyó con su condena el 11 de septiembre de 2020.

El anciano Montano había dicho a la corte que no guardaba rencor hacia los jesuitas. Pero testigos dijeron que el ejército llevó a cabo una campaña de hostilidades hacia la Compañía de Jesús y consideró a la Universidad Centroamericana como un semillero de actividad rebelde.

Los cinco españoles asesinados fueron el padre Ignacio Ellacuría, junto con los padres Ignacio Martín-Baró, Juan Ramón Moreno, Amando López y Segundo Montes.

Por temas jurisdiccionales, Montano no fue acusado de los asesinatos del padre jesuita salvadoreño Joaquín López López y de la ama de llaves Julia Elba Ramos, y de su hija adolescente Celina, también asesinada en el ataque del 16 de noviembre de 1989 en la residencia de los sacerdotes.

Los fiscales dijeron que Montano, un exsecretario de seguridad, quería frustrar un posible acuerdo de paz, en el que el padre Ellacuría era un actor clave y que los militares vieron como una amenaza a su poder y privilegios.

Más de 75,000 civiles salvadoreños perdieron la vida entre 1979 y 1992, durante un conflicto entre el gobierno de derecha y sus escuadrones de muerte, contra los rebeldes de izquierda. El conflicto terminó oficialmente con acuerdos de paz en 1992.