Nicaragua parece haber congelado las cuentas bancarias de la universidad jesuita del país, lo que supone un nuevo ataque a la Iglesia Católica y a sus proyectos educativos y caritativos.

La Universidad Centroamericana (UCA) envió un correo electrónico a los estudiantes el 9 de agosto en el que afirmaba: "Por inconvenientes en nuestros canales y medios de pagos ajenos a nuestra voluntad, no estamos recibiendo pagos correspondientes a aranceles o servicios de ninguna de las instancias de la universidad", según la organización de noticias independiente nicaragüense Divergentes.

Divergentes citó una fuente del gobierno, diciendo que las cuentas de la universidad habían sido congeladas. El 10 de agosto, Divergentes informó de que el gobierno nicaragüense había congelado los activos de la universidad hace dos meses, siguiendo órdenes de la fiscalía, pero no había avisado a la Universidad Centroamericana.

La universidad no ha ofrecido ninguna explicación sobre sus problemas para recibir los pagos.

"Como ex alumno de la Universidad Centroamericana (UCA) de Managua, repudio la agresión de la dictadura contra este centro de estudios", escribió en X, el sitio antes conocido como Twitter, el obispo auxiliar Silvio José Báez, exiliado en Miami. "El congelamiento de sus cuentas es un atropello a la educación superior, a la libertad intelectual, a la cultura y a toda la sociedad", agregó.

"Congelar sus cuentas es un ataque directo a la educación y a la libertad intelectual, poniendo en riesgo la continuidad de proyectos, investigaciones y programas que benefician a toda la comunidad universitaria y a la sociedad nicaragüense en general", dijo Alianza Universitaria Nicaragüense, una alianza de estudiantes universitarios, sobre las acciones contra la Universidad Centroamericana.

Fundada en 1960 como la primera universidad privada del país, la UCA ha sido un centro de resistencia al régimen del presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo. Los estudiantes se unieron a las protestas que pedían la salida de Ortega en 2018, y la universidad abrió su campus a los manifestantes que huían de la policía y los paramilitares.

Los provinciales jesuitas de América Latina y el Caribe en 2020 exigieron el fin del "constante asedio financiero, económico y físico al que ha sido sometida (la universidad)".

El régimen de Ortega ha despojado a la escuela de fondos a los que constitucionalmente tiene derecho. Divergentes también informó de que la escuela está experimentando dificultades con su proceso de acreditación gubernamental.

Las medidas contra la UCA se producen mientras la Iglesia sufre una represión generalizada en Nicaragua, con el clero y los religiosos expulsados del país y la voz más contundente contra la persecución, el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, languideciendo en prisión.

El 4 de agosto se cumplió un año de su detención. Fue hace un año que la policía rodeó su curia diocesana y posteriormente lo desalojó a él y a 11 colegas en una redada realizada antes del amanecer. Sigue encarcelado, tras negarse a exiliarse del país.

El obispo se ha convertido en el rostro de la resistencia eclesiástica en Nicaragua. Ocho ex presidentes de la vecina Costa Rica -- entre ellos el premio Nobel de 1987 Óscar Arias -- publicaron el 10 de agosto una carta en la que proponían a los obispos Álvarez y Báez para el Premio Nobel de la Paz.

"El pueblo de Nicaragua, en medio de su terrible opresión, requiere el enorme y maravilloso estímulo en su lucha por la paz y la libertad que significaría el Premio Nobel de la Paz para estos dos Obispos ejemplares", decía la carta.

- - -
David Agren escribe para OSV News desde Ciudad de México.

author avatar
David Agren