El Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, aseguró recientemente ante la imagen original de Nuestra Señora de Guadalupe que México “tiene necesidad de reconciliarse consigo mismo”.
Al presidir la celebración de la Santa Misa el domingo 20 de junio en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en Ciudad de México, el Cardenal Parolin dijo que “estando aquí, ante la Emperatriz de las Américas, cómo no pensar también, al contemplar la barca sacudida por los vientos y las olas, en la situación que México, como muchos otros países latinoamericanos, vive desde hace muchos años”.
“La desigualdad social, la pobreza, la violencia del crimen organizado, la división por causas políticas, sociales y hasta religiosas”, señaló.
“Un México que tiene necesidad de reconciliarse consigo mismo, de reencontrarse como hermanos, de perdonarse mutuamente, de unirse como sociedad superando la polarización”, añadió.
El Cardenal Parolin visitó México del 17 al 21 de junio. El motivo central de su viaje fue presidir la ordenación episcopal de Mons. Fermín Sosa Rodríguez, nuevo Nuncio Apostólico en Nueva Guinea.
Durante su visita, el Secretario de Estado del Vaticano se reunió con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Luego, en conferencia de prensa, el Purpurado expresó el deseo de la Santa Sede de realizar un “renovado pacto” con el país americano, basado en una laicidad constructiva.
En la Misa en la Basílica de la Virgen de Guadalupe, donde se conserva la imagen original de Santa María aparecida el 12 de diciembre de 1531, el Cardenal Parolin alentó a México a saber “mirar a su historia para no olvidar la gran riqueza de sus raíces y la herencia recibida en los valores que han forjado su identidad a lo largo de muchas generaciones”.
“Como creyentes, reconocemos que el encuentro con Jesucristo ha sido y continúa siendo el don más valioso y trascendente para los pueblos y las culturas de esta Nación y del continente americano”, dijo.
“Para abrir mejores caminos hacia el futuro, un futuro de reconciliación y de armonía, tenemos que consolidar y profundizar nuestra fe en Jesucristo”, remarcó.
En la celebración eucarística, el Cardenal también recordó el viaje del Papa Francisco a México en febrero de 2016, en la que él también participó.
“De esa visita recordamos el largo tiempo que el Papa transcurrió en oración silenciosa ante la imagen de la Virgen, un diálogo intenso del hijo con su madre, de un hijo que ha sido llamado a ser padre y pastor, y por esto tiene particular necesidad del sostén y la intercesión de Aquella a quien proclamamos como Madre de la Iglesia y Reina de los Apóstoles”, señaló.
Al finalizar su homilía, el Purpurado alentó a tener fe “contra todo desaliento, temor o desconcierto”.
“Necesitamos que nuestra fe en Cristo resucitado, nos ayude a ser constructores de una mejor sociedad a partir de nuestras propias familias y desde el lugar que ocupamos en la vida pública”, dijo.
Además, resaltó, “tenemos necesidad de la fe de María, de aquella fe por la cual ella es grande y por la cual es bienaventurada como la saludó su prima Santa Isabel”.
“Una fe profunda, una fe convencida, una fe coherente, una fe operante, una fe que se transforme en testimonio de vida porque, lo sabemos, la separación -y tal vez la contradicción- entre fe y vida es uno de los más graves escándalos que los cristianos pueden dar al mundo”, expresó.