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Asesinan a sacerdote indígena en el violento estado mexicano de Chiapas

CIUDAD DE MÉXICO  -- Un sacerdote indígena tzotzil, defensor de derechos humanos y activista por la paz fue asesinado tras celebrar la Misa dominical en el estado de Chiapas, en el sur de México, donde la Iglesia católica ha denunciado la inacción del gobierno ante el aumento de la violencia.

El padre Marcelo Pérez, que ejercía su ministerio en regiones indígenas plagadas de conflictos territoriales y posteriormente denunció la violencia de los cárteles de la droga, fue asesinado a tiros el 20 de octubre por dos asaltantes en motocicleta cuando se alejaba de la iglesia de Guadalupe, en San Cristóbal de las Casas, según informan los medios de comunicación mexicanos.

La Conferencia Episcopal Mexicana condenó el asesinato del padre Pérez, diciendo en una declaración el mismo día: "Este acto de violencia, perpetrado al final de la misa cuando el padre salía para continuar con sus labores pastorales, no sólo priva a la comunidad de un pastor dedicado, sino que también silencia una voz profética que incansablemente luchó por la paz con verdad y justicia en la región de Chiapas".

El comunicado continúa diciendo que el padre Pérez fue un ejemplo vivo del compromiso sacerdotal con los más necesitados y vulnerables de la sociedad. "Su labor pastoral, caracterizada por su cercanía al pueblo y su apoyo constante a quienes más lo necesitaban, deja un legado de amor y servicio que perdurará en el corazón de todos aquellos a quienes tocó con su ministerio".

El cardenal Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas, dijo que el padre Pérez era un "sacerdote muy centrado en su vocación, de mucha oración, muy pegado al Sagrario y muy comprometido con su pueblo".

Al expresar su dolor ante lo acontecido, el cardenal dijo que el padre Pérez fue uno de los primeros sacerdotes indígenas que ordenó como presbítero, dijo en un comunicado del 20 de octubre.

"Nunca se metió en políticas partidistas, sino que siempre luchando por que los valores del Reino de Dios se hicieran vida en las comunidades", dijo el cardenal.

El asesinato del padre Pérez reforzó la reputación de México como el país del mundo con más asesinatos de clérigos católicos, con al menos 52 sacerdotes asesinados desde 2006, según el Centro Católico Multimedia, antes de que el padre Pérez fuera asesinado. Su muerte se produce en medio de una oleada de violencia en Chiapas, donde los cárteles de la droga se han disputado territorios, obligando a los aldeanos a huir, y cientos de ellos han buscado seguridad en la vecina Guatemala.

"Ya estamos a merced de los conflictos de los cárteles de la droga", dijo el padre jesuita Pedro Arriaga a OSV News. No estaba seguro del motivo del asesinato del padre Pérez, aunque dijo que el sacerdote recibía amenazas a menudo.

El padre Arriaga recordaba a su amigo íntimo como "un sacerdote muy, muy entregado", que estaba "muy definido a favor de la causa de los indígenas, era muy querido. Ahorita el golpe va a ser al pueblo indígena".

El padre Pérez fue ordenado sacerdote en 2002 y ejerció su ministerio en varias comunidades indígenas. Se enfrentó a vicios que desgarraban a las comunidades, como el alcoholismo, al tiempo que lideraba protestas contra la trata de personas y la explotación de recursos, y mediaba con frecuencia en disputas.

Su trabajo en el municipio de Pantelhó hizo que se dictara una orden de detención contra él después de que las autoridades estatales intentaran relacionarlo con un grupo armado que se levantó contra un hombre fuerte de la localidad, lo que provocó el secuestro de 21 personas.

Los cargos eran infundados y nunca fue detenido. El padre Pérez fue trasladado poco después a la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, en la sede diocesana de San Cristóbal de las Casa, en 2022, por motivos de seguridad.

Sin embargo, el sacerdote siguió denunciando la violencia en Chiapas. La provincia eclesial de Tuxtla Gutiérrez convocó el 13 de septiembre a una marcha por la paz en el estado, donde el padre Pérez dijo a los periodistas: "En muchas comunidades y municipios realmente la violencia ya no se aguanta".

"Hay muchos muertos, hay muchos desplazados, hay muchos levantones, hay muchos que están refugiados en las montañas y eso es lo que preocupa", dijo en la marcha en la capital del estado de Chiapas.

El gobernador saliente de Chiapas, Rutilio Escandón, condenó el ataque contra el padre Pérez y prometió que trabajaría para que el crimen "no quede impune". La presidenta Claudia Sheinbaum dijo que se estaba investigando el caso.

El ex presidente Andrés Manuel López Obrador, que dejó el cargo el 30 de septiembre y cuyo partido dominó Chiapas en las elecciones estatales y federales del 2 de junio, insistió anteriormente en que los informes sobre la violencia en el estado eran exagerados.

Algunos miembros de la Iglesia pidieron al gobierno que tomara el asesinato del padre Pérez como una llamada a la acción, incluidos los jesuitas, que tienen sacerdotes en algunas de las comunidades más conflictivas de Chiapas.

"Rechazamos cualquier intento de minimizar estos hechos como casos aislados", dijo la provincia de México de los jesuitas en una declaración del 20 de octubre. "El crimen organizado ha sembrado miedo y dolor en diversas regiones del país y Chiapas no es la excepción. La violencia en esta región refleja un problema estructural que demanda una respuesta integral y urgente del Estado".

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David Agren