Los líderes católicos de Centroamérica expresaron su alarma por la idea de derogar una prohibición nacional de las actividades extractivas en El Salvador, rechazando así la propuesta del popular presidente de dicho país.
El arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, dijo a los periodistas en una conferencia de prensa el 1 de diciembre que el incipiente entusiasmo del presidente Nayib Bukele por la minería de oro sería contraproducente ya que la minería -- cuya reactivación implicaría la derogación de la Ley de Prohibición de la Minería Metálica -- "causa un daño grave, irrevocable, a la vida y a la salud de las personas y eso no tiene precio".
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"Se lo llevan todo", dijo el arzobispo refiriéndose a las multinacionales mineras de la región. "Lo que les queda a estos países es el 1% de lo que declaran. ¿Cómo es posible? Es un saqueo". Y continuó: "Hoy que digan que hay minería que no dañe el medio ambiente. Mentira. Es mentira. Toda. Toda minería daña el medio ambiente… sin excepción".
Por su parte, los obispos centroamericanos, en una declaración del 29 de noviembre tras su 82ª Asamblea General celebrada en El Salvador, dijeron: "Hacemos un llamado urgente a los gobiernos para que adopten las políticas responsables y sostenibles que respeten la dignidad de los pueblos y la casa común y que no permitan la explotación minera, ya que es necesario priorizar la vida humana y el medio ambiente sobre los intereses económicos que perpetúan el daño social y ecológico".
La Iglesia católica ha abogado por cuestiones medioambientales y la preservación del agua en El Salvador, un país pequeño y árido con una larga historia de pobreza, violencia y emigración. La Iglesia se unió a grupos no gubernamentales y a la sociedad civil para lograr la prohibición de la minería y las actividades extractivas en el país en 2017 como medida para proteger de la contaminación los escasos recursos hídricos.
El 27 de noviembre, Bukele publicó un hilo en X en el que esbozaba el potencial minero aurífero de El Salvador con el titular: "Dios colocó un gigantesco tesoro bajo nuestros pies".
Bukele afirmaba que las reservas de oro de El Salvador estaban valoradas en un 8.800% del PIB. "Aprovechar esta riqueza podría transformar El Salvador... Y todo esto con minería moderna y sostenible, cuidando nuestro medio ambiente".
Y añadió: "Esta riqueza, dada por Dios, puede ser aprovechada responsablemente para llevar un desarrollo económico y social sin precedentes a nuestro pueblo".
Bukele ha sido popular en El Salvador por su mano dura contra las bandas criminales, que ha reducido drásticamente la tasa de homicidios, al tiempo que ha aumentado la población carcelaria del país. Su partido controla el Congreso, por lo que es probable que se apruebe cualquier medida que derogue la prohibición de la minería.
La Iglesia católica de El Salvador ha evitado conflictos con Bukele, quien responde con contundencia a los críticos.
El arzobispo Escobar dijo en una declaración del 1 de diciembre, emitida por la Arquidiócesis de San Salvador, que los recursos de El Salvador ya habían sido sobreexplotados y "no soportaría una nueva expoliación minera ya que aumentaría su deforestación, erosión, pérdida de suelo fértil, y lo más grave la contaminación del agua y el aire".