En El Salvador existen dos respuestas dominantes cuando se le pregunta a alguien sobre los posibles resultados de las elecciones legislativas y municipales el 28 de febrero: será un movimiento hacia una dictadura o una oportunidad para mover el país hacia adelante.

Las encuestas muestran a Nuevas Ideas, el partido del presidente salvadoreño Nayib Bukele, con una ventaja significativa ante los dos principales partidos políticos del país y en posición para obtener el control de varios municipios y al menos una mayoría simple en la Asamblea Legislativa salvadoreña, el equivalente del Congreso de los Estados Unidos.

Si eso sucede, pondrá gran parte del país bajo el control del partido Nuevas Ideas, un logro para cualquier partido político en los últimos 30 años aquí, pero más aún para uno que ni siquiera se había establecido formalmente hace tres años.

Algunos líderes católicos en los últimos días se han unido a otros notables cristianos al señalar que el camino para llegar a este punto ha producido una mayor polarización en la sociedad salvadoreña, así como la erosión de la confianza pública en instituciones que han mantenido la paz política en el país durante casi tres décadas. Los mandatarios advierten sobre el daño ya cosechado: la muerte de dos salvadoreños que formaban parte de una caravana de simpatizantes de izquierda a los que les dispararon mientras su auto estaba parado en una intersección a fines de enero.

Autoridades están investigando el crimen y tienen sospechosos bajo custodia -- todos son personal de seguridad o afiliados al gobierno dirigido por Nuevas Ideas.

Algunos líderes religiosos argumentan que la temporada de elecciones, que debería ser un momento para celebrar una democracia y una pluralidad de ideas en El Salvador, se ha convertido en cambio en una idolatría de los actores políticos y un desprecio por la verdad y por la vida de oponentes políticos.

"Nosotros y nosotras, pastores, pastoras y sacerdotes de diversas denominaciones cristianas, con honda preocupación por la situación de pecado que permea la política y la sociedad salvadoreña en general, deseamos expresar la verdad en amor a las iglesias y pueblo en general para advertirles contra las tentaciones, doctrinas falsas e idolatrías políticas", dice un comunicado firmado por 69 líderes religiosos de El Salvador y publicado el 17 de febrero en uno de los principales periódicos del país.

Entre ellos se encuentran 11 católicos, incluso el obispo Oswaldo Escobar de Chalatenango y el padre jesuita Andreu Oliva, rector de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, conocida como la UCA.

"Expresamos nuestra profunda lamentación por la práctica de la mentira que ha invadido la vida política y es contraria al compromiso con la verdad que es moralmente central para la vida personal y pública... lo que observamos ahora es una normalización de la mentira sin decoro en boca de quienes deberían ser líderes y lideresas del país", dijo el comunicado. "La mentira en los funcionarios y funcionarias es premeditada, persistente y desvergonzada".

Uno de los ataques populares en comerciales políticos del país, que también se ha utilizado en línea en el pasado muestra un maletín negro, una imagen que se usa para insinuar que cualquiera que parezca cuestionar al presidente o su partido seguramente ha recibido uno igual lleno de dinero. Y nadie está exento de la acusación.,

Cuando se le preguntó al cardenal Gregorio Rosa Chávez sobre el primer año del presidente, el cardenal expresó su preocupación por la falta de transparencia del gobierno. Simpatizantes de Nuevas Ideas criticaron al prelado, acusándolo de recibir el maletín negro y, en algunos casos, retocaron con Photoshop el maletín en fotos de él en una reunión con los oponentes del presidente.

En un editorial del 19 de febrero, analistas de la UCA, la universidad en San Salvador dirigida por los jesuitas, dijeron que las tácticas caracterizan al gobierno de Bukele, que ataca a otros usando "un estilo autoritario".

Pero para algunos como Guadalupe Barahona Centeno, una madre católica de tres hijos de Soyapango, que apoya al presidente y a su partido, las tácticas de Bukele tal vez no son la mejor manera de responder, pero dijo que no está de acuerdo con las críticas de algunos miembros de la iglesia con respecto a Bukele o su partido.

"Jamás estaría de acuerdo con una dictadura", dijo a Catholic News Service en una entrevista el 23 de febrero.

Aunque no estuvo de acuerdo con las acciones del presidente del 9 febrero de 2020, cuando llevó a soldados armados al recinto de la asamblea legislativa del país para presionar a los legisladores para que firmaran un préstamo de $109 millones que Bukele dijo que eran para seguridad, Barahona dijo que los grupos políticos a los que ha apoyado en el pasado han hecho poco para mejorar la vida de los salvadoreños. Por eso apoya a Bukele y su partido, dijo.

La madre de Barahona recibió un suministro básico de alimentos durante la pandemia, un aumento en su pensión, de $150 a $280 mensuales, y un pago directo de $300 del gobierno durante la pandemia.

"Yo no me he beneficiado directamente", dijo Barahona, pero hay otros que sí y es algo que dijo que nunca había visto en el país centroamericano.

Pero otros católicos como Cástulo Ramírez Marín de Arcatao dijeron que la iglesia tiene derecho a cuestionar y señalar los peligros que se acercan. Ramírez sufrió el asesinato de dos hijos durante la guerra civil del país en la década de 1980.

En una entrevista el 2 de febrero con CNS, dijo que estaba horrorizado cuando escuchó la noticia de los tiroteos contra la caravana y dijo que si bien la situación económica y política en El Salvador no es lo ideal, tiene miedo de que Nuevas Ideas pueda estar llevando a El Salvador de nuevo a un pasado sangriento.

Para algunos, como el padre jesuita José María Tojeira, director del Instituto de Derechos Humanos de la UCA, es posible que parte del peligro inmediato en los próximos días no venga en forma de daño físico, sino en la erosión de la confianza pública de las instituciones en la frágil democracia de El Salvador.

En el programa de televisión político Encuentro TVX del 15 de febrero, el padre Tojeira dijo que era difícil entender por qué el presidente alegaba fraude antes de la votación, particularmente si las encuestas proyectan que su partido ganará, pero luego dio a entender una razón.

"No sé qué quieren o les preocupa (…) Si hablan de fraude cuando no lo hay, la credibilidad en las instituciones se pierde", dijo el padre Tojeira durante el programa.

El arzobispo José Luis Escobar Alas de San Salvador, que parecía tratar de mantenerse al margen, dijo que esperaba que las elecciones fueran una ocasión para "una fiesta cívica nacional". Durante una conferencia de prensa el 21 de febrero, pidió a todos los partidos políticos que mantengan una "actitud de respeto".

En lo que parecía un último esfuerzo por alejar a los votantes del fanatismo político, la UCA instó a los votantes el 22 de febrero a dejar de lado los sentimientos, considerar los llamados de los líderes religiosos al diálogo y hacer el esfuerzo por un ambiente menos polarizado.

La universidad jesuita instó a otros a escuchar el mensaje de los líderes religiosos durante un momento en el cual "un liderazgo personalista y autoritario, presentado con tintes casi mesiánicos, amenaza la institucionalidad democrática tratando de tener el control casi absoluto del Estado".

"El voto no lo arregla todo, pero ayuda a construir la democracia si mueve a la reflexión, a pensar en el largo plazo y a la solución de problemas endémicos que tienen como base la pobreza y la desigualdad", dijo el comunicado. "No pensar, dejarse llevar por los sentimientos del momento, puede llevar al final a la desesperanza".