El sacerdote católico de la Diócesis de Maiduguri (Nigeria), P. Christopher, lleva ayuda a los refugiados de Pulka en el estado de Borno, a pesar del peligro que conlleva viajar a la pequeña ciudad.
El P. Christopher indicó a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) que las personas que han sido desplazadas por Boko Haram en el norte de Nigeria se ven obligadas a vivir como refugiados en tiendas de campaña dispersas en Pulka, donde enfrentan todavía el peligro de ataques.
En el informe del lunes 13 de diciembre, el sacerdote señaló que se arriesga cada vez que viaja a la pequeña ciudad para servir a las personas que tienen una profunda necesidad de aliento.
“Hay ataques continuos y algunas personas mueren. No es nada fácil, y tampoco es simple llegar. Ir y venir es siempre un riesgo, pero para mí es importante hacer todo lo posible para ayudar a estas personas”, resaltó.
ACN informó que el sacerdote está tratando de superar las dificultades para atender a los refugiados que viven en la ciudad, cerca de la frontera con Camerún. Indicó que el P. Christopher “vive en una casa abandonada, desde que Boko Haram destruyó la iglesia y la rectoría en Pulka en 2014”.
La fundación agregó que muchas de las víctimas de Boko Haram todavía están en calidad de refugiados en su propio país, y que si bien “el peligro no ha pasado”, la Iglesia sigue “brindando consuelo y esperanza” a los refugiados.
Además, relató la historia de Naomi, una nigeriana que vio cómo mataban a su madre hace años. La imagen de la brutalidad de Boko Haram todavía está fresca en su mente y le hace experimentar pesadillas.
“No quiero que haya noche. Ojalá fuera siempre de día. Mis noches están llenas de miedo, ansiedad, pesadillas”, dijo la mujer.
Naomi indicó que los terroristas irrumpieron en su ciudad, obligándola a “casarse” con un miembro de Boko Haram o presenciar cómo uno de los insurgentes extremistas asesinaba a alguien de su familia.
Según la fundación, Naomi es solo una de los más de 30 mil nigerianos desplazados en Pulka, como es el caso de Charles, un joven de 33 años y padre de familia con cuatro hijos, que también afirma tener pesadillas recurrentes.
El refugiado indicó a ACN que revive con frecuencia el tiempo en que estaban escondidos. “Como los terroristas solían atacar de noche, salíamos del pueblo en cuanto empezaba la noche y nos escondíamos en la maleza. Muchas noches todavía sueño que estoy escondido”.
ACN informó que Charles y Naomi ahora viven en uno de los 20 campos de refugiados en el estado de Borno. El P. Christopher indicó que los ataques de Boko Haram cambiaron las vidas de ambos por completo.
“Los musulmanes son mayoría en el estado de Borno, pero Naomi y Charles son cristianos. Sin su fe, muchas personas no hubieran podido soportar tanto sufrimiento”, remarcó.
El sacerdote explicó que los militantes primero intentaron asustar y amenazar a los cristianos, tratando de obligarlos a convertirse. Cuando fracasaron, comenzaron a volverse más violentos.
“Los sacerdotes tuvieron que esconderse en las montañas, pero los insurgentes de Boko Haram continuaron hostigando y persiguiendo a la gente”, lamentó. “Con el tiempo, la situación se tornó tan difícil que entre 2015 y 2016 muchas personas decidieron empacar sus pertenencias y salir del país, cruzando la frontera y buscando refugio en Camerún”.
Naomi relató que huyó a Camerún y lo dejó todo, una decisión que no fue fácil.
“Nuestros pies estaban hinchados y con ampollas, y fue demasiado para nosotros. Mi hermana fue capturada por Boko Haram, pero tenía un bebé en brazos y esa fue la única razón por la que la dejaron ir. Da la casualidad de que no era su bebé, solo lo llevaba en brazos en ese momento, pero le salvó la vida. Muchas otras personas, como mi madre, fueron asesinadas”, lamentó.
Charles señaló que la situación de Nigeria sigue siendo muy precaria y explicó que “fueron refugiados en Camerún, luego regresamos y hemos estado viviendo aquí durante dos años, pero la situación sigue siendo insegura”.
“Estamos viviendo una vez más en nuestro propio país, en nuestra propia área, en nuestra querida Pulka, pero vivimos como refugiados. Estamos más cerca de nuestra casa que cuando vivíamos en Camerún, pero una vez más vivimos en peligro”, resaltó.
Por su parte, Naomi indicó que el P. Christopher estaba trabajando desinteresadamente para restaurar la esperanza entre los refugiados que lo han perdido todo por los ataques de Boko Haram.
“La vida en Camerún era tan difícil que pensamos que nunca volveríamos a tener esperanzas”, lamentó. “El P. Christopher es una fuente de inspiración para nosotros. Cuando estamos deprimidos, nos da valor. Él es un verdadero padre para todos nosotros y está tratando de llenar los vacíos en nuestras vidas que dejaron nuestros familiares desaparecidos, porque muchos de ellos fueron asesinados. Nos cuida como si fuéramos su propia familia”, agregó.
Naomi dijo que Dios los está ayudando y agradeció “a tantas personas en todo el mundo que no nos han olvidado. Oramos para que Dios pueda dar fuerza a todos estos benefactores”.
La refugiada agregó que la Navidad es un momento particularmente difícil para la comunidad católica en Pulka.
“Antes de la crisis, la Navidad era una época de gran alegría, porque nuestros familiares solían venir de muy lejos y celebrar junto con nosotros. Cuando comenzaron los ataques, la Navidad dejó de ser lo que había sido antes; no podíamos cantar villancicos en la comunidad ni visitar las casas de otras personas; ni siquiera podíamos salir de nuestras casas por la noche. La situación era tan peligrosa que la Navidad dejó de ser una fiesta y no pudimos celebrarla”, lamentó.
Charles agregó que “celebrar la Navidad es difícil en nuestra situación. La mayoría de los que vivimos en Pulka lo hemos perdido todo”.
“El Evangelio me da la fuerza para enfrentar todo este sufrimiento y soportar todo lo que enfrentamos cada día. Jesucristo predijo el sufrimiento que estamos atravesando. El sufrimiento es parte de ser cristiano. Nuestras vidas están en sus manos. Me llena de esperanza cuando recuerdo las palabras de Jesús, que nos recompensará al final de nuestras vidas. Jesucristo es mi salvación, y eso es lo que celebro en Navidad”, remarcó.
Naomi indicó que esta Navidad lo que más necesitan los refugiados son productos básicos como alimentos y medicamentos.
“Lo que más necesitamos aquí es comida, carpas y ropa. Incluso estamos viendo algunos casos de cólera ahora y no tenemos ningún lugar adonde ir para recibir tratamiento médico. También sería un regalo recibir ayuda con nuestros estudios académicos; algunos de nosotros éramos estudiantes antes de los ataques extremistas y tuvimos que renunciar porque no teníamos dinero para continuar”, remarcó.
El P. Christopher dice que la situación de los refugiados en Pulka “es hermosa y dolorosa al mismo tiempo”.
“Han perdido sus hogares; han perdido a muchos seres queridos, pero viven la virtud de la esperanza y celebran la vida. Confían en la Iglesia, porque es ella quien escucha sus súplicas y siempre se esfuerza por secar sus lágrimas”, agregó.
El sacerdote espera que para Navidad muchas personas sientan el deseo de ayudar a los refugiados en Pulka y que estos recuperen su salud física, espiritual y mental.
“Anhelan la paz en sus vidas, que la paz regrese a sus hogares. Nuestro deseo es muy simple; simplemente queremos vivir una vida normal y volver a la vida que teníamos antes”, señaló.
ACN informó que están buscando donaciones para apoyar una variedad de proyectos a favor de los refugiados de Pulka, que incluye a unos 14 mil católicos.
Los proyectos de ACN previstos consisten en un pozo para proporcionar agua a los refugiados, la reconstrucción de la casa parroquial de St. Paul en Pulka para que el P. Christopher pueda volver a vivir allí, y ayudar a 23 catequistas que trabajan entre los refugiados de Pulka, tanto en Nigeria como en Camerún.
Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en ACI África.