El arzobispo Gabriele G. Caccia, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, aparece en una foto de 2023 dirigiéndose a la Asamblea General en la sede de la ONU en la ciudad de Nueva York. (Foto OSV News/Rick Bajornas, cortesía de las Naciones Unidas)
En medio de una carrera armamentística mundial, es imperativo poner fin a la amenaza de una guerra nuclear, e incluso a los ensayos con armas nucleares, afirmó el diplomático de la Santa Sede ante las Naciones Unidas.
El arzobispo Gabriele G. Caccia, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, compartió sus opiniones en una declaración que pronunció el 4 de septiembre en la sede de la ONU en Nueva York, durante la reunión plenaria de alto nivel de la Asamblea General para conmemorar y promover el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares, que se celebraba ese mismo día.
"La búsqueda de un mundo libre de armas nucleares no es solo una cuestión de necesidad estratégica y vital, sino también una profunda responsabilidad moral", afirmó el arzobispo Caccia en su intervención.
Señaló que la introducción de las armas nucleares --detonadas por primera vez por Estados Unidos en 1945 sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, causando la muerte de entre 110.000 y 210.000 personas, durante la Segunda Guerra Mundial-- reveló al mundo "una fuerza destructiva sin precedentes".
"Este acontecimiento cambió el curso de la historia y proyectó una larga sombra sobre la humanidad, desencadenando graves consecuencias tanto para la vida humana como para la creación", afirmó el arzobispo Caccia en su declaración.
"Las devastadoras consecuencias de este dramático acontecimiento llevaron a la problemática suposición de que la paz y la seguridad podían mantenerse mediante la lógica de la disuasión nuclear, una noción que sigue desafiando el razonamiento moral y la conciencia internacional", afirmó.
Este desafío se ha intensificado en los últimos años, con más de 120 conflictos activos en todo el mundo, según el Comité Internacional de la Cruz Roja.
El gasto militar se ha disparado en todo el mundo, alcanzando un récord mundial de casi 2,5 billones de dólares en 2024, lo que supone un aumento de más del 7% con respecto a 2023 y una media de algo menos del 2% del producto interior bruto de los países. La Unión Europea, el Reino Unido y Canadá han acelerado sus inversiones en defensa, mientras que Estados Unidos, bajo la administración Trump, ha desestabilizado alianzas de defensa de larga data.
El Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares, adoptado por la ONU en 2017, es un instrumento jurídicamente vinculante para la eliminación total de las armas nucleares. Sin embargo, aunque hay 94 Estados signatarios y 73 Estados partes en el tratado, ni Estados Unidos ni Rusia, que juntos representan aproximadamente el 88% de las armas nucleares del mundo, lo han firmado.
Esta tendencia es "especialmente preocupante", afirmó el arzobispo Caccia.
"En lugar de avanzar hacia el desarme y una cultura de paz, estamos asistiendo a un resurgimiento de la retórica nuclear agresiva, al desarrollo de armas cada vez más destructivas y a un aumento significativo del gasto militar", dijo, "a menudo a expensas de la inversión en el desarrollo humano integral y la promoción del bien común".
Incluso la perspectiva de los ensayos nucleares es problemática, afirmó, señalando que, desde el primer ensayo con armas nucleares en 1945, se han realizado más de 2.000 ensayos "en la atmósfera, bajo tierra, bajo los océanos y en tierra firme".
"Estas acciones han afectado a todo el mundo, en particular a los pueblos indígenas, las mujeres, los niños y los no nacidos", afirmó. "La salud y la dignidad de muchas personas siguen viéndose afectadas en silencio y, con demasiada frecuencia, sin reparación".
El arzobispo destacó el llamado de la Santa Sede a reflexionar sobre "la urgente responsabilidad compartida de garantizar que no se repitan las terribles experiencias del pasado".
Afirmó el apoyo de la Santa Sede al Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, que prohíbe todas las explosiones nucleares con fines militares o civiles, así como al Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares.
"Es imperativo que superemos el espíritu de miedo y resignación", afirmó el arzobispo Caccia.
El arzobispo citó la exhortación del Papa León XIV en su audiencia general del 18 de junio, diciendo: "Nunca debemos acostumbrarnos a la guerra. De hecho, debemos rechazar firmemente la tentación de depositar nuestra confianza en armas poderosas y sofisticadas".
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Gina Christian es reportera multimedia de OSV News.