ROMA - A pesar de haber jurado dar su vida en defensa del Papa, tres miembros de la legendaria Guardia Suiza del Vaticano han abandonado el pequeño ejército por no poder presentar el certificado de vacunación de covid-19 o una prueba negativa realizada en las últimas 48 horas, requeridos desde el 1 de octubre para poder acceder al Estado pontificio.
Los tres soldados, que se habían incorporado a la guardia el pasado mes de mayo, optaron por marcharse en lugar de recibir la vacuna, que es fácil de conseguir en toda Italia y que el Vaticano ofreció gratuitamente a todos sus empleados a principios de este año.
Su decisión fue confirmada por el portavoz de la Guardia Suiza, Urs Breitenmoser, al periódico suizo Tribune de Geneve.
Según el diario romano Il Messaggero, otros tres guardias han sido suspendidos sin sueldo hasta que completen su vacunación.
"Es una medida en línea con la de otros cuerpos de ejército en el mundo", dijo el portavoz de la Guardia Suiza.
A partir del 1 de octubre, el Pase Verde, como se conoce el certificado de vacunación en Europa, es obligatorio para todos los empleados del Vaticano. Puede obtenerse después de haber completado la vacunación, después de haberse recuperado de la COVID-19, o con pruebas regulares. Los que optan por esta última vía tienen que pagar de su bolsillo la prueba, unos 25 dólares, cada 48 horas.
En el caso concreto de los guardias suizos, que siempre están cerca del Papa y de sus invitados habituales, el test negativo se consideró insuficiente, ya que las pruebas pueden ser negativas durante el periodo de incubación del coronavirus.
Desde el 1 de octubre, el Vaticano ha suspendido el sueldo de los empleados que se ausentan del trabajo por no tener el certificado sanitario COVID-19, convirtiéndose en uno de los primeros Estados del mundo en suspender el sueldo a quienes se han negado a vacunarse.
La única excepción al pase verde para entrar en los actos del Vaticano son las ceremonias litúrgicas y las misas celebradas tanto en la Basílica de San Pedro como en la parroquia de Santa Ana. El ángelus semanal de los domingos en la Plaza de San Pedro tampoco requiere pase, ya que es al aire libre, pero no está claro si se exigirá para las audiencias papales de los miércoles mientras sigan celebrándose en el Aula Pablo VI.
El contingente de guardias altamente capacitados nació de una alianza entre los suizos y el Sacro Imperio Romano Germánico, y llevan más de 500 años protegiendo al pontífice.
Para poder optar a este puesto, que otorga una remuneración de unos 1.800 dólares al mes que corren por cuenta del Papa, hay que ser hombre, católico, soltero, ciudadano suizo, tener entre 19 y 30 años, medir al menos 1,70 metros y estar dispuesto a formar parte de la guardia durante dos años.
A pesar de los coloridos uniformes en tonos azules, rojos, naranjas y amarillos que recuerdan al Renacimiento, son un grupo altamente entrenado en combate sin armas, ya que han recibido formación militar en Suiza.
El Papa Francisco habló recientemente de la vacunación en el Vaticano, diciendo que a estas alturas prácticamente todo el mundo se ha vacunado, excepto un "pequeño grupo", y que están "estudiando cómo ayudar" a los que dudan.
"La humanidad tiene una historia de amistad con las vacunas", dijo el Papa Francisco durante un vuelo de regreso de Eslovaquia en septiembre, señalando que los niños durante décadas han sido vacunados contra el sarampión, las paperas y la poliomielitis "y nadie dice nada."
Sin embargo, "incluso en el Colegio de Cardenales, hay algunos negacionistas", dijo Francisco, añadiendo que uno de ellos, "pobrecito", había sido hospitalizado. Era una aparente referencia al cardenal estadounidense Raymond Burke, que fue hospitalizado a principios de este verano.
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