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Todas las mujeres del Papa: El legado de Francisco que moldea el futuro de la Iglesia

ROMA — Mientras gran parte de la atención mundial está centrada en lo que ocurrirá en la Capilla Sixtina a partir del 7 de mayo, y en los hombres que elegirán al próximo líder de la Iglesia, el legado perdurable del Papa Francisco se refleja en las mujeres cuyas voces ayudaron a moldear —y a llevar adelante— su visión.

“No hay indicación sobre el género” de quienes pueden asistir con su experiencia profesional en el contexto del cónclave, dijo Matteo Bruni, director de la Oficina de Prensa del Vaticano, durante la conferencia de prensa del 29 de abril en el Vaticano. A pesar de que varias mujeres ocuparon cargos influyentes bajo el pontificado de Francisco —entre ellas la hermana Raffaella Petrini, religiosa franciscana de la Eucaristía y actual presidenta del organismo que gobierna el Estado de la Ciudad del Vaticano—, ninguna participará directamente en el cónclave.

Sin embargo, la decisión del Papa Francisco de incluir a mujeres en la estructura de gobierno del Vaticano es un legado importante: un recordatorio de los roles decisivos que estas mujeres han desempeñado y podrían seguir desempeñando en futuros pontificados.

Una de las grandes preguntas que se plantean hoy en el Vaticano es si el estilo directo de comunicación del Papa Francisco perdurará. Francisco no solo cambió cómo gobierna o enseña la Iglesia: transformó su manera de hablar, dijo a OSV News Paloma García Ovejero, la primera mujer en ocupar el cargo de viceportavoz de la Santa Sede.

García Ovejero, quien actualmente dirige los medios internacionales de la ONG Mary’s Meals —dedicada a alimentar a millones de niños que aún sufren hambre en el mundo—, asegura que vivió ese cambio desde adentro.

“El Papa Francisco predicó una Iglesia con las puertas abiertas —y eso incluye a todos, todos, todos, incluso a los comunicadores, empezando por él mismo”, dijo García Ovejero. “Rompió todos los moldes, todos los esquemas, todas las expectativas —incluso sus propios hábitos”.

Tras cubrir al Papa Francisco como corresponsal en Roma y luego servir directamente bajo su mando en la Oficina de Prensa del Vaticano, García Ovejero experimentó de cerca la profundidad y audacia de su estilo comunicativo.

“Descubrí la libertad con la que se comunica —una libertad que nace de tener los cimientos en el sagrario”, dijo. “Francisco fue un gigante en la fe, un hombre de oración. Y eso fue lo que le dio alas: su espontaneidad, su valentía, incluso su capacidad para provocar”.

Para ella, la lección más importante es clara: la Iglesia no es solo la Santa Sede —“eso son solo oficinas”.

Para Francisco, el gobierno de la Iglesia se extiende a las periferias. “Tan importantes —o más— son las mujeres en las periferias del mundo. Las noches en vela de cada mujer que da vida en silencio y anonimato”, añadió García Ovejero.

Para la hermana Nathalie Becquart, misionera Xavière y subsecretaria del Sínodo de los Obispos —quien en 2023 se convirtió en la primera mujer con derecho a voto en un sínodo—, la era de Francisco se definió por una inclusión radical y una nueva forma de escucha.

“El legado del Papa Francisco es una Iglesia abierta a todos, una Iglesia sinodal que acoge una increíble diversidad: personas de todos los ámbitos, familias con hijos, personas con discapacidad, los pobres y quienes viven en los márgenes”, dijo. “Incluso ahora, al reunirnos para rezar por él, vemos su visión de una Iglesia que escucha e incluye a todos, más allá de cualquier diferencia”.

La hermana Nathalie, figura clave del Sínodo sobre la sinodalidad, afirma que el proceso no se trató solo de estructuras, sino de cultivar un espíritu misionero. “Para Francisco, la sinodalidad no es solo una forma de organizar la Iglesia —es el camino para renovar su espíritu misionero. A través del proceso sinodal, hemos aprendido a escuchar profundamente a los jóvenes, a quienes están en las periferias y a los unos a los otros. Así es como la Iglesia se vuelve más misionera: caminando juntos, escuchando y acompañándonos en nuestra diversidad”.

La hermana salesiana Alessandra Smerilli, secretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, ve el impacto de Francisco reflejado con mayor claridad en la forma en que la Iglesia sirve al mundo.

“El trabajo de nuestro dicasterio es acompañar a todas las Iglesias locales, conscientes siempre de que todos necesitan desarrollo, y de que las periferias no son solo geográficas. Nuestra misión no es solo llevar la Iglesia a los márgenes, sino también traer los márgenes al centro —asegurar que las voces de las periferias sean escuchadas”, reflexionó.

La hermana Alessandra, doctora en economía política por la Universidad La Sapienza de Roma y doctora en economía por la Universidad de East Anglia en Norwich, es actualmente la única mujer en un cargo de alto nivel en un dicasterio del Vaticano durante este período de sede vacante, cuando la sede de Roma está vacante antes de la elección de un nuevo Papa. Su posición destaca el impulso del Papa hacia la transparencia financiera como elemento clave de credibilidad para la misión de la Iglesia.

“Se han logrado grandes avances en transparencia, centralización y supervisión de las finanzas vaticanas bajo el Papa Francisco”, dijo la hermana Alessandra. “Todo esto es para asegurar que nada se desperdicie y que lo que recibimos se utilice para servir a las Iglesias locales y a los pobres. La transparencia financiera es fundamental para la credibilidad de la Iglesia como institución misionera”.

Pocas personas han estado tan cerca del corazón teológico de las reformas de Francisco como Anna Rowlands, profesora de pensamiento y práctica católica en la Universidad de Durham. Rowlands participó en el proceso sinodal 2022-2024 y fue nombrada por el Papa como experta en las asambleas sinodales de octubre de 2023 y 2024, además de integrar el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral.

“Las contribuciones teológicas más transformadoras de Francisco han sido conectar el lenguaje más teórico del ‘pueblo de Dios’ en los textos del Concilio Vaticano II (1962-1965) con un conjunto de prácticas, hábitos y actitudes que él ha codificado como ‘sinodales’”, dijo Rowlands a OSV News por correo electrónico.

“Fue su ejercicio de traducción, de la teoría de la Iglesia a una práctica recibida, reconocible por quienes jamás han leído los documentos, pero que necesitan saber, a través de signos y acciones, que esta es la naturaleza de la Iglesia”.

Para Rowlands, el testimonio vivido de la sinodalidad es clave para la evangelización: “La vitalidad de una comunidad que se nutre y celebra los dones y carismas de todos será atractiva en la misión y fuente de vida para sus miembros”.

Habiendo participado de cerca en el Sínodo sobre la sinodalidad, Kim Daniels —veterana comunicadora de Iglesia— ve en él el fruto de la apertura misionera de Francisco. Daniels dirige la Iniciativa sobre Pensamiento Social Católico y Vida Pública en la Universidad de Georgetown, en Washington, y es miembro del Dicasterio para la Comunicación del Vaticano.

“Una institución global, multicultural, multilingüe y con siglos de historia, conformada por 1.300 millones de personas, se reunió para escucharse mutuamente, afrontar nuestros desafíos más profundos y trabajar por la renovación de la Iglesia”, dijo a OSV News. A pesar de las diferencias y debilidades humanas, señaló, el proceso sinodal reveló una notable unidad de propósito: “Eso es sorprendente y extraordinario —y es una historia que merece conocerse más”.

Para ella, Francisco enseñó al mundo que “estamos llamados a anunciar la Buena Noticia del amor de Dios y del prójimo, y esa es una misión social que nace de una actitud de apertura y compromiso con el mundo”. Agregó que también recordó a los comunicadores que una divulgación efectiva requiere “un enfoque claro y decidido en el corazón palpitante del Evangelio”: un mensaje de esperanza, misericordia y encuentro.

Mientras la Iglesia se encuentra nuevamente ante un punto de inflexión, Rowlands ve un gran reto y una gran oportunidad.

“Hay una gran oportunidad”, dijo, “para que alguien desarrolle el espacio que Francisco ha abierto a través del sínodo hacia una Iglesia más verdaderamente humilde, cercana a quienes sufren, consciente de los dones que el Espíritu otorga a cada uno, y más atenta a la cultura y a la diferencia como riqueza, no como amenaza a la verdad y la unidad”.

Pero, añadió, la unidad debe estar siempre al servicio de la misión: “La unidad no es un fin en sí misma; es una unidad que construye el cuerpo de Cristo en la fe para la misión. Necesitamos una figura unificadora que pueda servir a una pluralidad de culturas, a una diversidad de dones derramados, y que pueda testimoniar un verdadero propósito del orden creado ante un mundo muy escéptico y, a veces, perdido —una figura que pueda tender puentes entre las distintas ‘edades’ de las Iglesias: aquellas más jóvenes que recién descubren la Buena Noticia y las más antiguas que enfrentan profundas crisis institucionales mientras buscan renovar su impulso misionero”.

Como concluyó Rowlands, la unidad que busca la Iglesia no es uniformidad, sino “una pluralidad fecunda que vive en y hacia la única verdad... una unidad que es en y para la fe recibida, cultivada y compartida con y para los demás”.

El próximo Papa no heredará solo una tradición, sino una comunidad viva —hecha visible en la vida y el testimonio de quienes Francisco empoderó para liderar, escuchar y salir en misión.

Inés San Martín
Inés San Martín es periodista argentina y jefa de la oficina de Roma de Crux. Ella es una colaboradora frecuente de Ángelus.
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Inés San Martín

Inés San Martín es periodista argentina y jefa de la oficina de Roma de Crux. Ella es una colaboradora frecuente de Ángelus.