CIUDAD DEL VATICANO -- Aunque los frutos no sean inmediatamente visibles, los cristianos están llamados a sembrar semillas de fe en el mundo y en la gente que les rodea en su vida cotidiana, dijo el Papa Francisco.

Antes de rezar el Ángelus con unos 15.000 visitantes en la Plaza de San Pedro el 16 de julio, el Papa reflexionó sobre la lectura del Evangelio de San Mateo, en la que Jesús cuenta a sus seguidores la parábola del sembrador.

En la parábola de Jesús, la semilla que cae en tierra fértil produce fruto, mientras que la semilla que cae en tierra dura o pedregosa, o entre espinos, no producirá frutos. "Si la Palabra es la semilla, nosotros somos el terreno", dijo el Papa Francisco, "podemos recibir (la Palabra) o no".

La Palabra de Dios, explicó, es como una semilla: Jesús es el "buen sembrador" que "no se cansa de sembrarla con generosidad" y llama a los cristianos a hacer lo mismo.

Como ejemplo, el Papa dijo que los padres están llamados a sembrar semillas de bondad y fe en sus hijos y a no desanimarse si sus hijos no parecen entender o apreciar sus enseñanzas.

"La semilla buena se queda, esto es lo que cuenta, y echará raíces en el momento adecuado", dijo. "Pero si, cediendo a la desconfianza, renuncian a sembrar y dejan a los hijos a merced de las modas y del móvil, sin dedicarles tiempo, sin educarles, entonces el terreno fértil se llenará de malas hierbas".

Los jóvenes, explicó, no solo son llamados a recibir la semilla de la fe sino que también son llamados a "sembrar el Evangelio en los surcos de la vida cotidiana".

Los jóvenes, dijo, pueden empezar por sembrar el Evangelio a través de la oración: "una pequeña semilla que no se ve, pero con la cual se encomienda a Jesús todo lo que se vive, y así Él puede hacerlo madurar".

El Papa Francisco también sugirió a los jóvenes que dediquen tiempo a las personas necesitadas. Puede parecer tiempo perdido, "sin embargo es tiempo santo", dijo, "mientras las satisfacciones aparentes del consumismo y del hedonismo dejan las manos vacías".

El Papa también animó a los jóvenes a dedicarse al estudio, que, como sembrar semillas, "es cansado y no es inmediatamente satisfactorio", dijo, "pero es esencial para construir un futuro mejor para todos."

El Papa recordó el importante papel de los religiosos consagrados y de los laicos que predican el Evangelio "a menudo sin registrar éxitos inmediatos."

"No olvidemos nunca, cuando anunciamos la Palabra, que también donde parece que no sucede nada, en realidad el Espíritu Santo está trabajando y el reino de Dios ya está creciendo, a través y más allá de nuestros esfuerzos", dijo.

El Papa instó a los cristianos a preguntarse cómo siembran semillas del Evangelio en su trabajo, estudio y tiempo libre. Recordó que hablaba en la fiesta de Nuestra Señora del Carmelo y pidió a María que ayude a los cristianos a ser "sembradores generosos y alegres de la Buena Noticia".

Tras rezar el Ángelus, el Papa recordó que el 19 de julio se cumplieron 80 años de la visita del Papa Pío XII a un barrio romano inmediatamente después de que fuera bombardeado durante la Segunda Guerra Mundial, para mostrar su cercanía a las víctimas del conflicto.

"Lamentablemente también hoy estas tragedias se repiten", dijo. "¿Cómo es posible? ¿Hemos perdido la memoria?".