CIUDAD DEL VATICANO -- Cuando alguien clama a Dios por sanación o ayuda, Dios siempre escucha, dijo el Papa León XIV.
"No hay ningún grito que Dios no escuche, incluso cuando no somos conscientes de dirigirnos a Él", dijo el Santo Padre, dirigiéndose a miles de personas reunidas bajo un sol abrasador en la Plaza de San Pedro el 11 de junio.
En su audiencia general, el Papa habló del pasaje evangélico que narra la sanación del ciego Bartimeo (Marcos 10,46-52), continuando con una serie de catequesis sobre cómo la vida y el ministerio de Jesús son fuente de esperanza.
Y, señalando que junio es el mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, el Papa León invitó a la gente "a presentar ante el Corazón de Cristo las partes más doloridas o frágiles de ustedes, aquellos lugares de su vida en los que se sienten paralizados y bloqueados. ¡Pidamos al Señor con confianza que escuche nuestro grito y nos cure!".
En el relato evangélico, dijo el Papa, el grito de Bartimeo, "¡Hijo de David, Jesús, ten piedad de mí!", es un acto de fe. Y aunque las multitudes intentaron silenciar al ciego, él siguió gritando a Jesús.
"Él es un mendigo, sabe pedir, es más, ¡puede gritar!", dijo el Papa. "Si realmente deseas algo, haz todo lo posible por conseguirlo, incluso cuando los demás te reprenden, te humillan y te dicen que lo dejes".
"Si realmente lo deseas, ¡sigue gritando!", dijo.
El Papa León también dijo que el relato evangélico deja claro que Jesús no va y levanta a Bartimeo, sino que le anima a levantarse por sí mismo, sabiendo que "puede resucitar de sus situaciones de muerte".
"Pero para hacer esto debe realizar un gesto muy significativo: ¡debe arrojar su manto!", dijo el Papa. Y "para un mendigo, el manto lo es todo: es la seguridad, es la casa, es la defensa que lo protege".
Los cristianos de hoy pueden aprender de Bartimeo, dijo.
"Muchas veces lo que nos bloquea son precisamente nuestras aparentes seguridades, lo que nos hemos puesto para defendernos y que, en cambio, nos impide caminar", dijo el Papa León. "Para ir a Jesús y dejarse curar, Bartimeo debe exponerse a Él en toda su vulnerabilidad. Este es el paso fundamental para todo camino de curación".
"Queridos hermanos y hermanas, llevemos con confianza ante Jesús nuestras enfermedades, y también las de nuestros seres queridos, llevemos el dolor de quienes se sienten perdidos y sin salida", dijo el Papa. "Clamemos también por ellos, y estemos seguros de que el Señor nos escuchará y se detendrá".