ROMA-- En un país donde más del 90% de la población se identifica como cristiana -- y casi tres cuartas partes como católica -- la elección de un nuevo Papa es más que un asunto vaticano. Es algo personal.
El 8 de mayo, cuando el humo blanco se elevó sobre la Plaza de San Pedro, señalando la elección de León XIV, el Perú pareció contener la respiración. Las escuelas enmudecieron. Los restaurantes encendieron sus televisores. Los taxistas, peluqueros y comerciantes pusieron de lado sus conversaciones. Todo se paralizó.
Y entonces, cuando sonó el nombre de Robert Francis Prevost, nacido en Chicago, antiguo obispo de una diócesis del norte del país, y nacionalizado peruano, el país estalló en vítores.
"Se escucharon gritos en las calles", dijo Aldo Llanos, profesor de filosofía y antropología en la Universidad de Piura. "Como cuando hace un gol la selección" en un Mundial.
Durante su primer discurso como pontífice, León XIV -- antes cardenal Robert Francis Prevost -- hizo una pausa para saludar a "a mi querida Diócesis de Chiclayo, en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo".
Entre ese "pueblo fiel" se encuentra Llanos, quien recuerda haber conocido al entonces obispo Prevost en el transcurso de su trabajo con el Opus Dei.
En Chiclayo, el Opus Dei "lleva labores de formación humana para familias y adolescentes" y Mons. Prevost los conocía y confiaba en ellos, dijo. "Y ya cuando se iba, en una conversación informal con muchos de nosotros nos dijo que no había conocido gente tan trabajadora y que le hiciera tanto caso (a su obispo) como nosotros".
Entre 2015 y 2023, el entonces obispo Prevost guió a la Diócesis de Chiclayo a través de algunos de sus momentos más difíciles. Más notablemente, estuvo al frente de la respuesta de la Iglesia al catastrófico El Niño Costero de 2017, que trajo inundaciones récord, destruyó hogares y aisló a comunidades enteras de recursos vitales.
"No era un obispo de escritorio que diera órdenes desde una silla", dijo Janinna Sesa Córdova, quien dirigió Cáritas Chiclayo de 2014 a 2024. "Era ese rostro de Cristo que salía al barro a ayudar a la gente".
Cuando el río La Leche se desbordó, cortando el acceso de las carreteras y desplazando barrios enteros, el futuro pontífice movilizó a la Iglesia. "Él ponía siempre a la Iglesia de pie", dijo Sesa. "Él gestionaba siempre, como Iglesia, la donación de empresarios y podíamos llevar en articulación con la población civil, grupos de voluntarios, y en coordinación con las fuerzas armadas, podíamos llevar por vía aérea la ayuda" a las zonas aisladas.
Su legado en Lambayeque, la región a la que pertenece Chiclayo, quedó aún más sellado durante la pandemia de COVID-19. En medio de la escasez de oxígeno que costó innumerables vidas en todo Perú, el obispo Prevost encabezó una de las iniciativas caritativas más importantes de la región: la campaña Oxígeno de la Esperanza.
"No había oxígeno y las familias morían a causa de esto", recuerda Sesa. "Gracias a Monseñor Prevost, pudimos comprar dos plantas de oxígeno medicinal, con las que pudimos atender gratuitamente a cientos de familias. Por tener esta sensibilidad humana como respuesta a la emergencia, él se ganó el corazón de todos los Chiclayanos".
Era un obispo práctico, dispuesto a salir "con botas y poncho", dijo Llanos, mientras que cuando llegaba la hora de la Misa, iba "impecablemente vestido. Representa una forma eclesial bien equilibrada".
El hecho de que, mientras el país se encerraba a causa de la pandemia, caminara por la ciudad portando el Santísimo Sacramento -- de forma muy parecida a como lo había hecho el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro durante aquella histórica bendición al mundo en marzo de 2020 -- dejó claro que todos sus esfuerzos caritativos estaban enraizados en Cristo, dijo.
A diferencia de otras figuras eclesiásticas más polémicas, León XIV se forjó una reputación de líder tranquilo, equilibrado y profundamente pastoral. "No es de hacer aspavientos para las cámaras", dijo Llanos. "Es un hombre calmado que proyecta serenidad".
Según el antropólogo Llanos --en una región infestada por la corrupción, la minería ilegal y el crimen organizado– se sabe de varias cartas fuertes ], en las que llamaba la atención sobre la corrupción en privado.
Su habilidad para sortear con diplomacia posiciones políticas y eclesiales enfrentadas le llevó a ser nombrado segundo vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Perú en 2018 y, más tarde, a su nombramiento en Roma como prefecto del Dicasterio para los Obispos.
"A diferencia de otro tipo de obispos más confrontativos, que usan las cámaras para hacer denuncias públicas. Si hacía críticas, era por medio de redes sociales, como hizo con (el vicepresidente) JD Vance sobre migración, o sobre los aranceles de (el presidente Donald) Trump", dijo Llanos. "Pero más allá de eso, tiene un trato muy delicado con las personas, y si tiene que corregir duro a alguien, siempre lo hace en privado".
Aunque sus convicciones sociales son claras -- rechaza la ideología de género y la redefinición del matrimonio -- el nuevo Papa evita los extremos.
Siempre encuentra la manera de compartir su punto de vista, dice Llanos, "pero no va a salir a condenar (a la gente) ante las cámaras … Es muy diplomático".
"Otro hubiera sido su sentir de la Iglesia si se hubiera quedado en su país natal", reflexionó Llanos. "Vino en el 85 a un Perú destruido, con tantos problemas, entrando en contacto con zonas muy pobres. Y eso marca".
Ahora, como Papa, León XIV encarna a la Iglesia peruana: fervientemente católica, comprometida socialmente y cercana a la gente. Y cuando regrese a Perú, dijo Llanos, será "apoteósico" -- sobrecogedor, jubiloso, inolvidable.
"Ha dejado una huella imborrable en los corazones de los chiclayanos por esa cercanía y humildad como obispo", añadió Sesa, quien trabajó en Cáritas. "Porque siempre estuvo ahí, en las inundaciones, en la pandemia, en las celebraciones y en las penas. Un obispo del pueblo. Un verdadero pastor".
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Inés San Martín escribe para OSV News desde Roma. Es vicepresidenta de comunicación de las Obras Misionales Pontificias USA.