Después de casi un mes de estrictas restricciones debido a la pandemia de COVID-19, el papa Francisco saludó a los visitantes en la Plaza de San Pedro, expresando su felicidad al ver que ya se les permitía reunirse y estar presentes para la oración del mediodía del domingo.
"Les ofrezco un cordial saludo a todos ustedes, gente de Roma y peregrinos", dijo el Santo Padre, señalando las numerosas banderas que podía ver en alto.
Cientos de personas -- todas con máscaras y distanciadas socialmente -- asistieron a la recitación de la oración "Regina Coeli" el 18 de abril, después de casi un mes de controles más estrictos sobre reuniones, en un intento continuo de frenar la propagación del coronavirus.
"Gracias a Dios podemos encontrarnos nuevamente en esta plaza para la cita del domingo, día festivo", manifestó, agregando lo mucho que extraña saludar a la gente en la plaza cuando recita la oración del mediodía dentro de la biblioteca apostólica.
"Estoy feliz, ¡gracias a Dios! Y gracias por su presencia", dijo mientras la gente aplaudía.
En su charla principal, el Sumo Pontífice dijo que Jesús es una persona viva, cuya presencia siempre deja asombrado a quien lo encuentra, lo que "va más allá del entusiasmo, más allá de la alegría; es otra experiencia" que es profundamente hermosa.
El papa dijo que la lectura del Evangelio del día, sobre la aparición de Cristo resucitado a los discípulos en Jerusalén, "nos dice que Jesús no es un 'fantasma', sino una persona viva", que llena de alegría a la gente.
"Ser cristiano no es ante todo una doctrina o un ideal moral; es una relación viva con él, con el Señor resucitado: lo miramos, lo tocamos, nos alimentamos de él y, transformados por su amor, miramos, tocamos, y nutrimos a los demás como hermanos y hermanas”, acotó.
Jesús invita a sus discípulos a mirarlo de verdad, lo que implica "intención, voluntad" y una actitud de cuidado amoroso y preocupación, expresó.
Más que ver, es la forma en que los padres miran a su hijo, "los enamorados se miran, un buen médico mira atentamente al paciente . . . Mirar es un primer paso contra la indiferencia, contra la tentación de volver la cara hacia otro lado ante las dificultades y sufrimientos ajenos", dijo el papa.
Al invitar a los discípulos a tocarlo, continúo diciendo, Jesús muestra que la relación con él y con los hermanos y hermanas "no puede ser a distancia", sino que requiere un amor que mira y es cercano, un amor que pide contacto, comparte, y "entra en una comunión de vida, una comunión con él".
Y el verbo "comer" expresa claramente "nuestra humanidad", dijo, y "nuestra necesidad de alimentarnos para vivir".
Cuando las personas se juntan para comer, eso se convierte en una "expresión de amor, expresión de comunión, de celebración", por eso "el banquete eucarístico se ha convertido en el signo emblemático de la comunidad cristiana. Comer juntos el cuerpo de Cristo: esto es el centro de la vida cristiana", dijo el papa.