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CIUDAD DEL VATICANO -- La lucha contra la trata de personas requiere una respuesta global y esfuerzos coordinados en todos los niveles, dijo el papa Francisco.

Instó a todos, "especialmente a los representantes de gobiernos y organizaciones que comparten este compromiso, a unirse a nosotros, animados por la oración, para promover iniciativas en defensa de la dignidad humana, por la eliminación de la trata de personas en todas sus formas y por la promoción de la paz en el mundo".

Su llamado formó parte de un mensaje publicado el 7 de febrero con motivo del Día Internacional de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas, que se observa el 8 de febrero, en la festividad de Santa Josefina Bakhita. La santa fue secuestrada por traficantes de esclavos en Sudán a finales de la década de 1870 y vendida como esclava antes de obtener finalmente su libertad y convertirse en religiosa en Italia.

La trata es un problema complejo que "se alimenta de guerras, conflictos, hambrunas y las consecuencias del cambio climático", escribió el papa. "Por lo tanto, requiere respuestas globales y un esfuerzo común, en todos los niveles, para combatirlo".

"Juntos —confiando en la intercesión de Santa Bakhita— podemos hacer un gran esfuerzo y crear las condiciones para que la trata y la explotación sean erradicadas y para que prevalezca el respeto a los derechos humanos fundamentales, en un reconocimiento fraterno de nuestra humanidad común", escribió.

Resaltando el tema del Año Santo, la esperanza, el papa reconoció lo difícil que es no perder la esperanza cuando tantos millones de personas, especialmente mujeres y niños, jóvenes, migrantes y refugiados, están atrapados en esta forma moderna de esclavitud.

"¿De dónde sacamos un nuevo impulso para combatir el tráfico de órganos y tejidos humanos, la explotación sexual de niños y niñas, el trabajo forzado, incluida la prostitución, el tráfico de drogas y de armas?", preguntó.

"Con la ayuda de Dios, podemos evitar acostumbrarnos a la injusticia y rechazar la tentación de pensar que ciertos fenómenos no pueden erradicarse", escribió.

"El Espíritu del Señor Resucitado nos sostiene en la promoción, con valentía y eficacia, de iniciativas concretas para debilitar y oponernos a los mecanismos económicos y criminales que lucran con la trata y la explotación", continuó el papa.

Jesús "nos enseña, ante todo, a escuchar con cercanía y compasión a las personas que han sufrido la trata, a ayudarlas a ponerse de pie y, junto con ellas, a identificar los mejores caminos para liberar a otros y para prevenir", agregó.

El papa Francisco elogió a los muchos jóvenes alrededor del mundo que están luchando contra la trata a través de un "proyecto de embajadores juveniles" coordinado por Talitha Kum, una red internacional de religiosas que trabajan contra la trata de personas.

El papa también se reunió con algunos de estos embajadores juveniles y miembros de Talitha Kum el 7 de febrero, cuando recibió en su residencia a los organizadores del Día Mundial de Oración. Al igual que el día anterior, el papa sostuvo sus reuniones en la Domus Sanctae Marthae en lugar del Palacio Apostólico debido a un episodio de bronquitis, según informó el Vaticano.

Agradeció al grupo por haber viajado a Roma en peregrinación a las Puertas Santas y por dedicar una semana a la oración, la formación y la concientización sobre la trata de personas.

La trata de personas "encuentra continuamente nuevas formas de infiltrarse en nuestras sociedades", dijo, y "no podemos permanecer indiferentes".

"No podemos tolerar la vergonzosa explotación de tantos hermanos y hermanas. La trata de seres humanos, la explotación sexual incluso de niños pequeños y el trabajo forzado son una desgracia y una gravísima violación de los derechos humanos fundamentales", afirmó.

"Al igual que ustedes, necesitamos unir nuestras fuerzas y nuestras voces, llamando a todos a asumir la responsabilidad de combatir esta forma de crimen que se beneficia de los más vulnerables", concluyó.

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Carol Glatz