ROMA - En su tradicional mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2022, el Papa Francisco instó a los líderes mundiales a gastar más dinero en educación y dedicar menos recursos a las armas.
“Es oportuno y urgente que cuantos tienen responsabilidades de gobierno elaboren
políticas económicas que prevean un cambio en la relación entre las inversiones públicas destinadas a la educación y los fondos reservados a los armamentos,” escribió Francisco.
“Por otra parte, la búsqueda de un proceso real de desarme internacional no puede sino causar grandes beneficios al desarrollo de pueblos y naciones, liberando recursos financieros que se empleen de manera más apropiada para la salud, la escuela, las infraestructuras y el cuidado del territorio, entre otros.”
El primer Papa en escribir este mensaje anual fue Pablo VI, en 1968. El fue también quien declaró el 1 de enero como el Día Mundial de la Paz. El mensaje de Francisco para este año se titula “Diálogo entre generaciones, educación y trabajo: instrumentos para construir una paz duradera.”
Una arquitectura de la paz
“A pesar de los numerosos esfuerzos encaminados a un diálogo constructivo entre las naciones, el ruido ensordecedor de las guerras y los conflictos se amplifica, mientras se propagan enfermedades de proporciones pandémicas, se agravan los efectos del cambio climático y de la degradación del medioambiente, empeora la tragedia del hambre y la sed, y sigue dominando un modelo económico que se basa más en el individualismo que en el compartir solidario”, escribe el Papa al inicio de su refleccion de tres páginas.
Francisco también señala que, “como en el tiempo de los antiguos profetas, el clamor de los pobres y de la tierra sigue elevándose hoy, implorando justicia y paz”.
“En cada época, la paz es tanto un don de lo alto como el fruto de un compromiso compartido”, escribe antes de reclamar una “una arquitectura de la paz” que “nos involucra a cada uno de nosotros personalmente”.
“Todos pueden colaborar en la construcción de un mundo más pacífico: partiendo del propio corazón y de las relaciones en la familia, en la sociedad y con el medioambiente, hasta las relaciones entre los pueblos y entre los Estados”, añade.
Como solución a su sombría evaluación de la situación mundial, Francisco propone una mayor solidaridad y diálogo entre las distintas generaciones, una mayor inversión en educación y un aumento de las oportunidades de trabajo digno.
"Se extienden enfermedades de proporciones pandémicas, se agravan los efectos del cambio climático y la degradación del medio ambiente, aumenta la tragedia del hambre y la sed, y sigue prevaleciendo un modelo económico basado en el individualismo y no en el reparto solidario", escribe.
Como solución, Francisco propone una mayor solidaridad y diálogo entre las distintas generaciones, dedicar más recursos a la educación y aumentar las oportunidades de trabajo digno.
“Dialogar significa escucharse, confrontarse, ponerse de acuerdo y caminar juntos'', escribe el Papa. “Fomentar todo esto entre las generaciones significa labrar la dura y estéril tierra del conflicto y la exclusión para cultivar allí las semillas de una paz duradera y compartida.”
“Aunque el desarrollo tecnológico y económico haya dividido a menudo a las generaciones, las crisis contemporáneas revelan la urgencia de que se alíen”, argumenta. “Por un lado, los jóvenes necesitan la experiencia existencial, sapiencial y espiritual de los mayores; por el otro, los mayores necesitan el apoyo, el afecto, la creatividad y el dinamismo de los jóvenes”.