Según el Papa Francisco, cuando se hace como corresponde, la recaudación de impuestos promueve una cultura capaz de proteger el bienestar de todos, especialmente de los pobres y menos afortunados.

Este lunes, Francisco se reunió con miembros de la agencia de recaudación de impuestos de Italia y recordó que con los impuestos que recaudan se financia el sistema sanitario público italiano. El Papa, que proviene de un país donde la salud pública también se paga con los impuestos, les instó a defenderlo.

"No debemos caer en un sistema de salud que se paga, donde los pobres no tienen derecho a nada'', dijo. "Una de las cosas bellas que tiene Italia es esto: Por favor, manténgalo".

Francisco señaló que a menudo se mira al recaudador de impuestos con recelo y desprecio, pero dijo que, bien hecha, la fiscalidad "es un signo de legalidad y justicia."

"Debe favorecer la redistribución de la riqueza, velando por la dignidad de los más pobres que corren el riesgo de acabar siempre aplastados por los poderosos", dijo. "Trabajemos para que crezca la cultura del bien común y -esto es importante- para que se tome en serio el destino universal de los bienes".

El destino universal de los bienes es un concepto de la doctrina social de la Iglesia, que indica que los bienes creados por Dios están destinados a toda la humanidad, pero también reconoce el derecho individual a la propiedad privada.

El pontífice argentino ha utilizado este concepto en repetidas oportunidades para exigir una reforma del sistema económico mundial actual. Llamándolo "perverso", el argumento de Francisco es que este sistema destruye el planeta y explota a los más pobres, mientras los ricos cosechan los beneficios.

El Papa también advirtió que si bien las agencias que recolectan impuestos pueden ser vistas como una entidad que "mete las manos en los bolsillos", la recaudación de impuestos es realmente un "signo de legalidad y justicia".

La fiscalidad "cuando es justa, está en función del bien común".

En la Biblia, y sobre todo en los Evangelios, dijo, no faltan referencias a los recaudadores de impuestos, como Zaqueo y San Mateo, y su relación, a menudo tensa, con el público.

Sin embargo, "la Biblia no demoniza el dinero, sino que nos invita a hacer un buen uso de él, a no ser esclavos de él, a no idolatrarlo".

Para el Papa, la figura bíblica del recaudador de impuestos tiene también un significado personal. Francisco señaló que Jesús llamó a Mateo, un recaudador de impuestos, para que se convirtiera en uno de sus apóstoles. "Lo mira con misericordia y lo elige", dijo el lunes, utilizando la frase latina "miserando atque eligendo".

Esa frase es el lema que Jorge Mario Bergoglio eligió para su sello episcopal cuando fue nombrado obispo. Decidió mantenerla cuando fue nombrado Papa.

También recordó a los miembros de la agencia de ingresos italiana que su trabajo debe guiarse por "los principios de legalidad, imparcialidad y transparencia".

Mientras que una cierta "cultura de la sospecha" continúa hoy como en los tiempos narrados en los Evangelios, Francisco les pidió a los recaudadores modernos que perseveren para garantizar que las leyes aplicadas por ellos sigan "manteniendo un principio de equidad".

"La legalidad en el campo de la fiscalidad es una forma de equilibrar las relaciones sociales" y disminuir la corrupción, la injusticia y la desigualdad, dijo.

También les animó a ser imparciales en su trabajo, sobre todo cuando se trata de casos de evasión fiscal: "La imparcialidad de su trabajo afirma que no hay ciudadanos que sean mejores que otros por su pertenencia social, sino que todos tienen la buena fe de ser constructores leales de la sociedad".