La vida religiosa y sacerdotal debe estar llena de la alegría sencilla de preocuparse todos los días por lo que realmente importa: la amistad fiel con Dios y entre nosotros, expresó el papa Francisco.
"Rezo para que experimenten esta misma alegría, queridos hermanos y hermanas que generosamente han hecho de Dios el sueño de sus vidas, sirviéndole en sus hermanos y hermanas a través de una fidelidad que es un testimonio poderoso en una época de elecciones y emociones efímeras que no traen alegría duradera", escribió el Santo Padre en su mensaje para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones 2021. Este evento será celebrado el 25 de abril en el Vaticano y en muchas diócesis de todo el mundo.
El mensaje, difundido en el Vaticano en la fiesta de San José el 19 de marzo, estaba dedicado a este santo y al "sueño de la vocación". A partir del 8 de diciembre de 2020, el papa había declarado un año especial dedicado al santo no solo para fomentar un mayor amor al guardián de Jesús y patrón de la iglesia universal, sino también para que la gente pueda hallar inspiración en él.
Como protector de Jesús y de la iglesia, San José puede ser un modelo para todas las vocaciones, que deben ser las "manos siempre activas del Padre, extendidas hacia sus hijos", sostuvo el papa en el mensaje.
San José tiene "el corazón de un padre, capaz de dar y generar vida en medio de la rutina diaria", que es el mismo objetivo de las vocaciones, escribió.
"El Señor desea moldear el corazón de los padres y madres: corazones abiertos, capaces de grandes iniciativas, generosos en la entrega, compasivos en consolar ansiedades, y firmes en fortalecer esperanzas.
"El sacerdocio y la vida consagrada necesitan mucho estas cualidades hoy en día, en tiempos marcados por la fragilidad, pero también por los sufrimientos por la pandemia, que ha generado incertidumbres y temores sobre el futuro y el sentido mismo de la vida", escribió.
San José, dijo el papa, es uno de esos amables "santos de al lado" cuyo "fuerte testimonio puede guiarnos en el camino".
El corazón del santo siempre estaba escuchando a Dios, quien le hablaba en sueños, escribió el Sumo Pontífice.
"Esto se aplica también a nuestro llamado: a Dios no le gusta revelarse de manera espectacular, presionando nuestra libertad", escribió el papa Francisco. "Nos transmite sus planes con gentileza", hablando a través de los pensamientos y sentimientos de uno, y develando "horizontes profundos e inesperados".
El santo enfrentó numerosos disturbios, pero siempre encontró la valentía para seguir la voluntad de Dios, dijo el papa. Lo mismo debe suceder con la vocación, continuó, porque "la llamada de Dios siempre nos urge a dar un primer paso, a darnos, a seguir adelante. No puede haber fe sin riesgo".
San José es un ejemplo de servicio "como expresión concreta del don de sí mismo", escribió el Santo Padre.
Siempre se adaptó a circunstancias diferentes e inesperadas sin desanimarse y sin quejarse porque siempre estaba "dispuesto a dar una mano para ayudar a resolver situaciones".
Y San José fue siempre fiel y perseverante, dijo, vigorizado por las palabras de Dios: "No temas".
Dios les dice esas mismas palabras a los sacerdotes y religiosos todos los días, pero especialmente en medio de "incertidumbres y vacilaciones" o "pruebas y malentendidos", porque están llamados, como San José, a "decir 'sí' a Dios con su vida, a través de su fidelidad cada día ".
"Esta fidelidad es el secreto de la alegría", agregó.
"Es la alegría de la sencillez, la alegría que experimentan a diario los que se preocupan por lo que verdaderamente importa: la cercanía fiel a Dios y al prójimo", dijo, pidiendo que este "mismo ambiente, sencillo y radiante, sobrio y esperanzador" impregne todos los seminarios, casas religiosas, y rectorías.
El papa Francisco pidió que San José proteja las vocaciones y que los hombres y mujeres vean cómo el llamado de Dios hará realidad sus mayores sueños; respondan con un servicio generoso y una atención atenta; y vivan con fidelidad sencilla y alegre.