CIUDAD DEL VATICANO -- El anhelo humano de amor no es un signo de debilidad, sino que demuestra que nadie es completamente autosuficiente y que la salvación viene de dejarse amar y ayudar por Dios, dijo el Papa León XIV.
"Nadie puede salvarse por sí mismo. La vida se 'cumple' no cuando somos fuertes, sino cuando aprendemos a recibir", dijo el Papa a las decenas de miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro el 3 de septiembre para su audiencia general semanal.
Durante la audiencia, el Papa ofreció oraciones especiales por todos los estudiantes y profesores que recientemente regresaron a la escuela o estaban a punto de comenzar un nuevo año escolar.
"Oremos por ellos, por intercesión de los beatos --y pronto santos-- Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis, para que reciban el don de una fe profunda en su camino de maduración", dijo el pontífice pocos días antes de presidir la canonización de los dos jóvenes italianos.
En su discurso principal, el Papa León continuó su serie de reflexiones sobre las lecciones de esperanza que ofrecen los relatos evangélicos de los últimos días de Jesús, y se centró específicamente en el capítulo 19 del Evangelio de Juan, donde Jesús, en la cruz, dice: "Tengo sed".
"Si incluso el hijo de Dios ha elegido no bastarse a sí mismo, entonces también su sed --de amor, de sentido, de justicia-- no es un signo de fracaso, sino de verdad", dijo el Papa.
La sed de Jesús no es solo la necesidad fisiológica, dijo el Papa, "es también y, sobre todo, la expresión de un deseo profundo: el de amor, de relación, de comunión. Es el grito silencioso de un Dios que, habiendo querido compartir todo de nuestra condición humana, se deja atravesar también por esta sed".
Al no tener miedo de pedir de beber, Jesús "nos dice que el amor, para ser verdadero, también debe aprender a pedir y no solo a dar".
En una época en la que la mayoría de las sociedades parecen premiar la autosuficiencia, la eficiencia y el rendimiento, el Papa afirmó: "El Evangelio nos muestra que la medida de nuestra humanidad no la da lo que podemos conquistar, sino la capacidad de dejarnos amar y, cuando es necesario, también ayudar".
La sed de Jesús, explicó, "es entonces también la nuestra. Es el grito de la humanidad herida que sigue buscando agua viva. Y esta sed no nos aleja de Dios, sino que nos une a Él".
Reconociendo la necesidad de ayuda, "nuestra fragilidad es un puente hacia el cielo", afirmó.
"No hay nada más humano, nada más divino, que saber decir: necesito", dijo el Papa León a la multitud. "No temamos pedir, sobre todo cuando nos parece que no lo merecemos. No nos avergoncemos de tender la mano. Es precisamente allí, en ese gesto humilde, donde se esconde la salvación".
Tras la audiencia, miembros de Jesus Bikers, un club de motociclistas de Alemania, y representantes de Missio Austria, las sociedades misionales pontificias de Austria, obsequiaron al Papa León una motocicleta BMW R18 modificada, la cual autografió y en la que se sentó.
La motocicleta será subastada por Sotheby's, y Missio Austria utilizará el dinero para ayudar a construir una escuela para niños que trabajan en las minas de mica de Madagascar.