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'¿Por qué ellos y no yo?', se pregunta el Papa tras su visita del Jueves Santo a la cárcel

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ROMA -- Aunque no celebró Misa ni lavó los pies a los reclusos, el Papa Francisco realizó su habitual visita de Jueves Santo a un centro de detención, llegando a la cárcel Regina Coeli de Roma alrededor de las 3 p.m. del 17 de abril.

El Papa fue recibido por Claudia Clementi, directora de la cárcel, y se reunió con unos 70 reclusos en la rotonda del edificio, un espacio donde se cruzan varias alas de la cárcel. Los reclusos que se unieron al Papa son los que participan regularmente en el programa de educación religiosa de la cárcel, dijo la oficina de prensa del Vaticano.

En 2018, el Santo Padre había celebrado la Misa del Jueves Santo de la Cena del Señor en esta cárcel, que se encuentra a menos de un kilómetro del Vaticano. Pero su continua convalecencia, después de pasar más de un mes en el hospital, significó que no hubo Misa ni ritual del lavatorio de pies.

El Papa Francisco dijo a los reclusos: "Me gusta hacer cada año lo que Jesús hizo el Jueves Santo, el lavatorio de los pies, en la cárcel", según el Vaticano. "Este año no puedo hacerlo, pero sí puedo y quiero estar cerca de ustedes. Rezo por ustedes y por sus familias".

El Papa saludó personalmente a cada uno de los presentes en la rotonda, rezó con ellos el Padre Nuestro y les dio su bendición.

Las fotos de la visita tomadas por el Vaticano también le muestran en el patio de la prisión saludando a los reclusos que miran por las ventanas enrejadas de sus celdas y saludando desde la rotonda a los reclusos apretados contra una puerta de hierro y cristal que esperaban verle.

Según la página web del Ministerio de Justicia italiano, el 16 de abril había 1.098 hombres recluidos en la cárcel a la espera de juicio o sentencia. El centro está diseñado para albergar a menos de 700 presos.

Al salir de la prisión, sentado en el asiento delantero del copiloto de un pequeño automóvil, se detuvo a hablar con los periodistas y les dijo: "Cada vez que entro por estas puertas, me pregunto: ‘¿Por qué ellos y no yo?’".

El Santo Padre explicado en varias ocasiones que todas las personas son pecadoras, él incluido, pero que la gracia, la providencia, la educación familiar y otros factores juegan un papel determinante.

El Papa Francisco saluda a los presos que observan tras las ventanas enrejadas de sus celdas durante su visita del Jueves Santo a la cárcel Regina Coeli de Roma el 17 de abril de 2025. (Foto CNS /Vatican Media)

El Papa Francisco, elegido en 2013, ha continuado una práctica del Jueves Santo que inició como arzobispo de Buenos Aires, Argentina: celebrar habitualmente la misa de la Cena del Señor en una cárcel o centro de detención y lavar los pies a los reclusos.

En su primer año como Papa, dejó a un lado la práctica papal habitual de lavar los pies a 12 sacerdotes durante una celebración pública de la Misa del Jueves Santo, yendo a un centro de detención de menores y lavando los pies a adolescentes católicos y no católicos. Volvió al mismo centro de detención en 2023 para lavar los pies a jóvenes de ambos sexos.

En 2014, lavó los pies a personas con graves discapacidades físicas en un centro de rehabilitación, y en 2016, celebró la liturgia y el ritual del lavatorio de pies en un centro para migrantes y refugiados.

El Jueves Santo de 2020, el cierre debido a la pandemia del COVID llevó al Papa a celebrar la Misa en el Vaticano con una pequeña congregación y omitir el ritual opcional del lavatorio de pies.

El Papa Francisco también ha celebrado la Misa en prisiones fuera de Roma, en las ciudades de Paliano, Velletri y Civitavecchia.

Tras la visita "privada" del Papa a Regina Coeli, el cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la basílica de San Pedro, celebró la Misa parroquial de la Cena del Señor en la basílica.

Cindy Wooden
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