En una carta dirigida al Colegio Cardenalicio publicada el 16 de septiembre, el Papa Francisco reafirmó su compromiso con la reforma económica de la Santa Sede, destacando que el objetivo de un “déficit cero” no debe ser una simple aspiración teórica, sino una meta alcanzable.
“En términos de reducción de costos, debemos dar un ejemplo concreto para que nuestro servicio se realice con espíritu de esencialidad, evitando lo superfluo y seleccionando bien nuestras prioridades”, dijo el Papa.
El pontífice recordó a los cardenales que la reforma de la Curia Romana, iniciada hace una década con la promulgación de la Constitución Apostólica Predicate Evangelium, ha sido fundamental para reorganizar las finanzas del Vaticano y fomentar una mayor transparencia y responsabilidad en la gestión de los recursos.
Una actualización que, dice, representa “un testimonio de vitalidad y gracia” y que se ha llevado a cabo con “la dedicación y el esfuerzo de mujeres y hombres comprometidos en adaptarse a este movimiento de renovación”. “Ustedes, cardenales”, ha apuntado “tienen la tarea de acompañar a cuantos han estado implicados en este proceso de transformación”.
"A pesar de las dificultades y, en ocasiones, de esa tentación de inmovilidad y rigidez ante el cambio, en los últimos años se han logrado muchos resultados” argumentó Francisco. Con esta premisa, sin embargo, aborda ahora “uno de los temas que más caracterizó a las Congregaciones generales antes del Cónclave: la reforma económica de la Santa Sede”.
En una carta previa de diciembre de 2023, Francisco había señalado que la Santa Sede enfrenta un déficit anual considerable. Según un informe de La Repubblica, el déficit aprobado para 2023 superó los 83 millones de euros, y se han utilizado contribuciones del Óbolo de San Pedro y otros ingresos por inversiones para cubrir esta brecha.
Un Llamado a la Solidaridad y la Sostenibilidad
En su carta, Francisco insistió en que la situación económica actual requiere decisiones estratégicas y una mayor responsabilidad por parte de todas las instituciones de la Santa Sede. Hizo un llamado a que cada entidad busque fuentes externas de financiación para sostener sus misiones y actúe con total transparencia.
Además, alentó a las instituciones que registran excedentes financieros a contribuir al bien común y a ayudar a cubrir el déficit general. El Papa comparó este enfoque con la solidaridad de una buena familia, donde aquellos con mayor estabilidad económica apoyan a los más necesitados.
Francisco escribió que, ante la necesaria reducción de costes, los prelados deben dar el ejemplo para uqe el servicio de la Iglesia sea uno de elegir las prioridades, "favoreciendo la colaboración mutua y las sinergias. Debemos ser conscientes de que hoy nos enfrentamos a decisiones estratégicas que debemos tomar con gran responsabilidad, porque estamos llamados a garantizar el futuro de la Misión."
"Las instituciones de la Santa Sede tienen mucho que aprender de la solidaridad de las buenas familias", escribió. "Al igual que en estas familias los que gozan de una buena situación económica acuden en ayuda de los miembros más necesitados, las Instituciones con superávit deben ayudar a cubrir el déficit general. Esto significa preocuparse por el bien de nuestra comunidad, actuando con generosidad, en el sentido evangélico del término, como requisito previo para pedir generosidad también desde fuera."