ROMA – Las tumbas de los soldados que murieron defendiendo su patria, dijo el Papa Francisco, representan un grito en favor de la paz.

“Estas tumbas hablan, gritan en sí mismas, gritan paz”, dijo Francisco durante su breve homilía celebrando la misa por la fiesta de los fieles difuntos en el cementerio militar francés en Roma.

“Esta gente, gente valiente, murió en guerra”, dijo el Papa. “Murió porque fue llamada a defender la patria, valores, ideales, y tantas veces, defender situaciones políticas tristes y lamentables. Son las víctimas. Las víctimas de la guerra que se come a los hijos de la patria.”

En el cementerio militar francés de la Ciudad Eterna están enterrados 1888 soldados que combatieron contra el nazismo en la campaña de Italia. Muchos de ellos eran musulmanes, provenientes de Marruecos y Argelia. En todas las lápidas está escrito “Mort pour la France”.

Al llegar al cementerio, el Papa se detuvo unos minutos frente algunas de las tumbas, depositando en ellas una rosa blanca. Durante su homilía, destacó que algunas de ellas no tienen nombre. Sin embargo, dijo, “en el corazón de Dios está el nombre de cada uno de nosotros.”

“Pero esta es la tragedia de la guerra,” dijo Francisco. “Estoy seguro de que todos estos que fueron con buena voluntad a defender la patria están con el Señor. Pero nosotros, que estamos aún en camino: ¿Luchamos lo suficiente para que no hay guerras? ¿Para que no haya economías nacionales fortalecidas por la guerra?”

La prédica del día dijo el Papa, debería ser simplemente detenerse a contemplar frente a las tumbas de los soldados caídos, porque son en sí misma un mensaje de paz, “un grito” por la paz, que todos, incluídos los fabricantes de armas deberían detenerse a escuchar.

Presentes en la misa de Francisco había unas 250 personas, una cifra habitual para esta celebración, que tiene lugar en cementerios en Roma o rededores. El año pasado, el Papa presidió la Santa Misa por los fieles difuntos en el Cementerio Teutónico, ubicado dentro del Vaticano. Debido a la emergencia causada por la pandemia del coronavirus, fue una ceremonia estrictamente privada sin la participación de los fieles.

La homilía de Francisco tuvo dos ideas centrales, por un lado, el grito de paz que emana de las tumbas de los soldados caídos. Por el otro, el hecho de que “todos tendremos un último paso”.

Citando la frase que vio en un cementerio al norte de Italia, “tu que pasas, detiene tu andar, y piensa, dentro de tus pasos, en tu último paso”, el Papa dijo que lo que importa es que ese último paso no encuentre “en camino, no de paseo por la vida”.

Indulgencia plenaria

Un decreto de la Penitenciaría Apostólica publicado el 28 de octubre establece la posibilidad de ganar indulgencias plenarias con ocasión de la conmemoración de todos los fieles difuntos durante todo noviembre.

El texto afirma que la decisión se tomó tras haber escuchado "las diversas súplicas recibidas recientemente de varios sagrados pastores de la Iglesia, debido al estado de pandemia que continúa".

“La costumbre codificada es la de una indulgencia plenaria en todos los días del Octavario, del 1 al 8 de noviembre, para todos aquellos que visiten los cementerios rezando por los difuntos, y el 2 de noviembre, concretamente, la visita a una iglesia u oratorio rezando el Padrenuestro y el Credo", indicó.

Explicando la decisión, el cardenal Mauro Piacenza dijo que se trata de una forma de devoción muy sentida, que se expresa participando en la misa y visitando los cementerios, y por ello, para que la gente pueda diluir sus visitas sin crear una multitud, "se ha decidido diluir en el tiempo la posibilidad de utilizar las indulgencias y así durante todo el mes de noviembre se podrá adquirir lo previsto para los primeros 8 días de noviembre".

Sigue a Inés San Martín en Twitter: @inesanma