ROMA - Según el Papa Francisco, no hay tiempo para esperar cuando se trata de abordar el cambio climático porque hay demasiadas personas que están sufriendo. Para afrontarla, argumentó, "se necesita una acción urgente y valiente".

Las heridas infligidas a la humanidad por la doble crisis del cambio climático y la pandemia mundial, argumentó Francisco, son comparables a una situación posterior a un conflicto mundial. Por ello, es necesario que la comunidad internacional en su conjunto, al igual que en "las secuelas de la Segunda Guerra Mundial", priorice la "puesta en marcha de acciones colegiadas, solidarias y previsoras".

Aunque estuvo ausente físicamente de la reunión, el Papa envió su mensaje a la cumbre sobre el clima patrocinada por las Naciones Unidas en Glasgow, conocida como la COP26.

A su vez, en las últimas tres semanas se encontró con los líderes de cuatro de los países más contaminantes: Angela Merkel, canciller de Alemania; Joe Biden, presidente de Estados Unidos; Moon Jae-in, presidente de Corea del Sur; y Narenda Modi, primer ministro de la India. En las cuatro oportunidades, según trascendió, se discutió la cuestión del cambio climático de cara a la reunión de Oct.31-Nov. 12 en Escocia.

El objetivo general de la cumbre es que el mundo reduzca agresivamente las emisiones de gases de efecto invernadero y frenar el calentamiento global. Las negociaciones se prolongarán durante dos semanas, pero el lunes y martes tuvo lugar una cumbre de líderes mundiales, con la presencia de 120 jefes de Estado y de gobierno. Esta cumbre dentro de la cumbre cerró con el mensaje del Papa, leído por su Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin.

El prelado leyó una versión abreviada del mensaje, pero el mensaje escrito completo fue entregado a Alok Sharma, presidente de la cumbre y miembro del parlamento británico. Por esta razón, se ha considerado el mensaje completo para este informe.

"Nos encontramos ante un cambio de época, un desafío cultural que exige el compromiso de todos, en particular de aquellos que poseen mayores medios", escribió Francisco, instando a estos últimos a "asumir un papel de liderazgo".

El mundo posterior a la pandemia del COVID-19 será necesariamente distinto a lo que era antes de la crisis sanitaria que "ha devastado nuestra familia humana", y la única manera de reconstruir el mundo es "juntos", empezando por reconocer los errores del pasado.

"Algo similar podría decirse de nuestros esfuerzos para afrontar el problema global del cambio climático", argumentó Francisco. "No hay alternativa. Podemos alcanzar los objetivos fijados por el Acuerdo de París sólo si actuamos de forma coordinada y responsable. Esos objetivos son ambiciosos y no se pueden seguir aplazando. Hoy les corresponde a ustedes tomar las decisiones necesarias".

Según la página web de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el objetivo central del Acuerdo de París de 2015, alcanzado durante la COP21, es reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, manteniendo el aumento de la temperatura mundial en este siglo muy por debajo de los 2 grados centígrados respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar aún más el aumento de la temperatura a 1,5 grados centígrados.

Además, el acuerdo pretende aumentar la capacidad de los países para hacer frente a los impactos del cambio climático, y hacer que los flujos de financiación sean coherentes con una vía de bajas emisiones de gases de efecto invernadero y resistente al clima. Para alcanzar estos ambiciosos objetivos, hay que poner en marcha una adecuada movilización y provisión de recursos financieros, un nuevo marco tecnológico y una mayor creación de capacidades, apoyando así la acción de los países en desarrollo y de los más vulnerables, en línea con sus propios objetivos nacionales.

Entre los llamados a colaborar se encuentran los líderes religiosos, y en su mensaje el pontífice señaló que la mayoría de la sociedad, independientemente de sus creencias religiosas, considera la protección del medio ambiente como una prioridad moral y espiritual.

Refiriéndose a una reunión celebrada en el Vaticano a principios de octubre con unos 40 líderes de diferentes tradiciones religiosas, Francisco dijo que "hemos escuchado las voces de los representantes de muchos credos y tradiciones espirituales, de muchas culturas y campos científicos".

Eran "voces muy diferentes, con sensibilidades muy diferentes", escribió. Pero hubo "una notable convergencia sobre la necesidad urgente de un cambio de rumbo, una decisión decisiva de pasar de la 'cultura del descarte' que prevalece en nuestras sociedades a una 'cultura del cuidado' de nuestra casa común y sus habitantes, ahora y en el futuro".

"La humanidad posee los medios para realizar este cambio", argumentó Francisco.

"Lamentablemente, debemos reconocer lo lejos que estamos de alcanzar los objetivos fijados para afrontar el cambio climático", dijo. "Ahora es el momento de actuar, de manera urgente, valiente y responsable. Los jóvenes, que en los últimos años nos han instado con fuerza a actuar, sólo heredarán el planeta que decidamos dejarles, en función de las decisiones concretas que tomemos hoy".

La posición del Vaticano sobre el cambio climático ha sido durante mucho tiempo que, dado que un pequeño número de países "desarrollados" y su hiperconsumismo son desproporcionadamente responsables de la emisión de gases de efecto invernadero, estos países deberían dar un paso adelante a la hora de encontrar las soluciones.

Los países que disponen de mayores medios, argumentó Francisco en su mensaje, "deben asumir un papel de liderazgo en los ámbitos de la financiación climática, la descarbonización del sistema económico y de la vida de las personas, la promoción de una economía circular, el apoyo a los países más vulnerables que trabajan para adaptarse al impacto del cambio climático y para responder a las pérdidas y daños que ha causado".

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