Discernir la voluntad de Dios significa ser capaz de escuchar el propio corazón y reconocer la presencia del Señor en los acontecimientos inesperados de la vida, dijo el Papa Francisco.
Como San Ignacio de Loyola, cuya conversión comenzó después de recuperarse de una herida de batalla, los cristianos pueden discernir reconociendo "los signos a través de los cuales el Señor se da a conocer en situaciones inesperadas, incluso desagradables", dijo el Papa el 7 de septiembre durante su audiencia general semanal.
"De ellas puede surgir un encuentro que cambie la vida", dijo. "El hilo más hermoso nos lo da lo inesperado".
Continuando con su nueva serie de charlas sobre el discernimiento, el Papa reflexionó sobre San Ignacio, cuya vida "es uno de los ejemplos más instructivos" para discernir la voluntad de Dios.
Recordando la fascinación del antiguo soldado por las historias de caballería, el Papa dijo que San Ignacio leía "a regañadientes" las vidas de los santos mientras se recuperaba de su herida, ya que eran los únicos libros disponibles.
"Le fascinan las figuras de San Francisco y Santo Domingo y siente el deseo de imitarlos", señaló el Papa. "Pero también el mundo de la caballería sigue ejerciendo su fascinación sobre él. Y así, en su interior, siente esta alternancia de pensamientos -los de la caballería y los de los santos- que parecen equipararse".
San Ignacio, continuó, se dio cuenta de que las "cosas mundanas" que antes le daban placer ya no le satisfacían, mientras que los pensamientos de las obras santas le llenaban.
El Papa explicó que siempre hay "una historia que precede al que discierne", y es importante tener en cuenta esa historia a la hora de discernir la voluntad de Dios, "porque el discernimiento no es una especie de oráculo o fatalismo, o algo de laboratorio, como echar la suerte a dos posibilidades."
"Las grandes preguntas surgen cuando ya hemos recorrido un tramo del camino en la vida, y es a ese camino al que debemos volver para entender lo que buscamos", dijo.
San Ignacio, añadió, "tuvo su primera experiencia de Dios escuchando su propio corazón, que le presentó una curiosa inversión: cosas atractivas a primera vista le dejaron desilusionado, mientras que en otras, menos deslumbrantes, encontró una paz duradera."
"También nosotros tenemos esta experiencia; muy a menudo empezamos a pensar en algo, y nos quedamos ahí, y luego acabamos decepcionados. En cambio, si realizamos una obra de caridad, hacemos algo bueno y sentimos algo de felicidad, nos viene un pensamiento bueno, y nos viene la felicidad, algo de alegría, y es una experiencia totalmente nuestra", dijo el Papa.
El ejemplo de San Ignacio, añadió, también muestra que otro aspecto importante del discernimiento está en escuchar el propio corazón en la "aparente aleatoriedad en los acontecimientos de la vida" que, aunque aparentemente sea "un percance banal", puede "encerrar, sin embargo, un posible punto de inflexión."
"Escuchen con atención", dijo el Papa Francisco. "Dios actúa a través de acontecimientos no planificables que suceden por casualidad: por casualidad me pasó esto, por casualidad conocí a esta persona, o por casualidad vi esta película".
"No estaba planeado, pero Dios trabaja a través de eventos no planeados, y también a través de contratiempos", dijo el Papa.