CIUDAD DEL VATICANO -- ¿Por qué los ancianos son despreciados y vistos como inútiles cuando cargan con tanta sabiduría sobre la vida y pueden abrir la puerta a la ternura de Dios? preguntó el papa Francisco.

Criticando la obsesión de tratar de permanecer eternamente joven en apariencia, dijo que las personas no deben ocultar o tratar de deshacerse de sus arrugas.

"Las arrugas son un signo de experiencia, un signo de vida, un signo de madurez, un signo de haber hecho un camino. No las toques para volverte joven, para que tu rostro luzca joven", dijo el papa el 8 de junio en su audiencia general semanal en la Plaza de San Pedro.

"Lo que interesa es toda la personalidad, lo que interesa es el corazón, y el corazón permanece con esa juventud del vino bueno, que cuanto más envejece mejor es", dijo entre aplausos.

El papa continuó su serie de charlas sobre la vejez examinando el relato de San Juan sobre Nicodemo (Jn 3, 1-21). Jesús trata de explicarle al anciano fariseo la necesidad de nacer de nuevo.

Jesús dice que para ver el reino de Dios se necesita "nacer de lo alto", que significa "renacer de lo alto con la gracia de Dios" y no "renacer físicamente" como si esta vida hubiera sido un desperdicio de tiempo o un "experimento fallido" que necesitaba ser borrado y rehecho, dijo el papa.

"Esta vida es preciosa a los ojos de Dios, nos identifica como seres amados tiernamente por Dios", dijo el papa.

El encuentro de Jesús con Nicodemo tiene algo que enseñar a las personas de hoy, que, como Nicodemo, no entienden lo que es y debe ser el "renacimiento" a la luz de la fe, dijo.

Hoy, dijo, existe un "sueño de una eterna juventud" y un "mito que nos hace querer volver al vientre de nuestra madre para volver siempre con un cuerpo joven".

El mundo, que muestra "una preocupante tendencia a considerar el nacimiento de un niño como el simple asunto de la producción y reproducción biológica del ser humano", también cultiva este "mito de la eterna juventud como la desesperada obsesión por un cuerpo incorruptible", él dijo.

La tecnología ha intervenido para ayudar a que, mientras la gente espera "la derrota de la muerte, podamos mantener vivo el cuerpo con medicinas y cosméticos que ralentizan, disimulan, borran la vejez", añadió. "Tanto maquillaje, tantas intervenciones quirúrgicas para parecer joven".

"Alimentar el mito de la eterna juventud" no debe confundirse con el loable esfuerzo de mantenerse saludable y promover el bienestar, dijo.

El papa citó a la actriz italiana Anna Magnani, quien dijo: "Por favor, no retoquen mis arrugas. He tardado toda una vida en conseguirlas".