Las caridades católicas parroquiales, diocesanas y nacionales ayudan a la Iglesia católica a vivir el Evangelio, siendo "una iglesia de ternura y cercanía en la que los pobres son bienaventurados, donde la misión está en el centro y donde la alegría nace del servicio", dijo el papa Francisco.

El Evangelio enseña solamente un estilo de vida cristiano: "Es el estilo del amor humilde, concreto, pero no llamativo, propuesto, pero no impuesto. Es el estilo del amor gratuito que no busca recompensa. Es el estilo de la disponibilidad y el servicio, a imitación de Jesús que se hizo nuestro servidor", dijo el papa Francisco el 26 de junio cuando ayudó a celebrar el 50 aniversario de Cáritas Italiana.

Líderes de la caridad católica nacional y de sus más de 200 ramas diocesanas se reunieron en la audiencia en la sala del Vaticano para observar el aniversario.

"Deseo decirles gracias, gracias; ¡gracias al personal, a los sacerdotes y a los voluntarios! Gracias también porque durante la pandemia, la red de Cáritas intensificó su presencia y alivió la soledad, el sufrimiento y las necesidades de muchos," les dijo el papa Francisco. "Hay decenas de miles de voluntarios, entre ellos muchos jóvenes, incluyendo a quienes están implicados en el servicio civil, que durante este tiempo han escuchado y ofrecido respuestas concretas a los que pasaban dificultades".

Al reclutar voluntarios y organizar servicios para los necesitados, las caridades católicas deben prestar atención a los jóvenes, dijo. "Son las víctimas más frágiles en esta era de cambios, pero también los potenciales arquitectos" de cambio del modo en que marcha la sociedad.

"Nunca es una pérdida de tiempo dedicarles tiempo, tejer juntos, con amistad, entusiasmo y paciencia, relaciones que superen las culturas de la indiferencia y la apariencia", dijo.

Acumular "me gusta" en las redes sociales no es suficiente para ellos, dijo el papa. Necesitan compañerismo y verdadera alegría.

Cáritas puede ser un lugar de entrenamiento, "un gimnasio de la vida para ayudar a muchos jóvenes a descubrir el significado del don, dejarlos saborear el buen sabor de encontrarse dedicando su tiempo a los demás", dijo. "Al hacer esto, la propia Cáritas se mantendrá joven y creativa, mantendrá una mirada sencilla y directa, que sin miedo mira a lo alto y hacia los demás".

A imitación de Cristo, dijo, el sendero de la Iglesia debe ser siempre el camino hacia aquellos que el mundo considera los últimos.

"Es por ellos por donde empezamos, desde los más frágiles e indefensos. Desde ellos. Si no comienzan con ellos, no entienden nada”, dijo el papa Francisco. "La caridad es la misericordia que sale en búsqueda de los más débiles y que va a las fronteras más difíciles del mundo a liberar a las personas de la esclavitud que las oprime, para hacerlas protagonistas de sus propias vidas".

Los cristianos tienen que mirar a los ojos de los pobres y aprender a ver el mundo a través de sus ojos. "Aquí es donde se aprende", dijo. "Si no somos capaces de mirar a los ojos de los pobres, mirarlos de frente y tocarlos con un abrazo, con una mano, no haremos nada".

A ver el mundo a través de sus ojos, "miramos a la realidad de manera distinta a lo que es nuestra mentalidad. La historia no se ve desde la perspectiva de los ganadores, que la hacen parecer bella y perfecta, sino desde la perspectiva de los pobres, porque esa es la perspectiva de Jesús", dijo. "Son los pobres quienes ponen el dedo en la llaga de nuestras contradicciones y alteran nuestra consciencia de una manera sana, invitándonos a cambiar".

Si el corazón y la conciencia no se inquietan al mirar el mundo desde su perspectiva, "deberíamos detenernos, porque algo no funciona", dijo el papa.