ROMA -- Antes de ser el Papa León XIV, el entonces obispo de Chiclayo, Perú, Robert F. Prevost, creó una comisión para ayudar a las mujeres a escapar de la prostitución forzada, dijo una sobreviviente de la trata que trabajó con él.
Silvia Teodolinda Vázquez, de 52 años, dijo al diario argentino La Nación que conoció al Papa León cuando creó una comisión diocesana sobre migración humana y trata de personas en 2017.
Diciendo que ella lo llamaba cariñosamente "padrecito", o "Padre Rober", Vázquez dijo a La Nación en una entrevista el 17 de mayo: "El día que lo conocí me dijo algo muy hermoso".
Habían terminado una reunión sobre el trabajo de la comisión, dijo, y "él se acercó y, con ese tono tan cálido que tiene, me dijo: ‘Silvia, entiendo que este trabajo es muy duro para ti, por todo lo que has vivido de joven. Le agradezco mucho lo que hace por estas chicas y te bendigo’. Fue muy emocionante".
El Papa creó la comisión, la cual sigue activa, en 2017 para reunir a laicos, religiosos, religiosas y parroquias para ayudar a defender y prestar asistencia a migrantes vulnerables, refugiados y víctimas de trata. Él fue el motor de todo su trabajo, dijo.
El entonces obispo Prevost estaba preocupado por la conexión entre el enorme flujo de migrantes venezolanos hacia Perú y el creciente número de trabajadoras sexuales, por lo que se reunió con miembros de las Hermanas de la Adoración del Santísimo Sacramento, que se dedicaban a ayudar a mujeres que se veían forzadas a prostituirse, y les pidió que se unieran a la comisión que estaba formando, contó Vázquez a La Nación.
Las hermanas llevaban mucho tiempo luchando contra la trata de seres humanos y ofreciendo a las mujeres formas de mantenerse libres de explotación; la congregación fue galardonada en 2005 con el Premio TIP del Departamento de Estado de EE.UU. por su labor.
Vázquez, sobreviviente de abusos sexuales, trata de seres humanos y prostitución forzada, dijo que una de las hermanas le tendió la mano en repetidas ocasiones, ayudándola a encontrar refugio y un nuevo trabajo. "Yo les estoy eternamente agradecida porque gracias a ellas pude salir adelante y ser quien soy hoy. Fueron mis segundas madres", afirmó.
Después pasó 15 años trabajando con las hermanas, impartiendo educación sanitaria a profesionales del sexo y promoviendo talleres que ofrecían oficios alternativos. Así fue como conoció al obispo Prevost.
Las hermanas pasaron años trabajando con la comisión hasta que tuvieron que cerrar su convento de Chiclayo y regresar a Lima. La comisión del obispo Prevost se hizo cargo entonces del trabajo de las hermanas en la asistencia a las víctimas de la trata, y así fue como Vázquez empezó a trabajar directamente con la comisión, informó La Nación.
Vázquez y otras personas recorren las calles y van a los bares, donde obtienen permiso de los dueños para hablar con las mujeres. "Lo primero que les preguntamos es cómo están y qué necesitan", explicó. También les da su número de teléfono, "y muchas luego me llaman cuando quieren hablar o cuando necesitan algo".
La comisión también construyó, con la ayuda de los vicentinos y Cáritas, un refugio San Vicente de Paúl a las afueras de Chiclayo para las mujeres, dijo. Por el albergue han pasado más de 5.000 personas, la mayoría migrantes de Venezuela.
El futuro Papa León apoyaba todos los esfuerzos de la comisión y organizaba retiros espirituales para las víctimas de la trata y las trabajadoras del sexo, a los que asistía mucha gente en aquella época, dijo Vázquez. También celebraba misas y confesiones en los retiros.
"Todo lo coordinábamos con él", contó. La comisión le entregaba informes mensuales sobre su trabajo, "que incluía desde ir a hablar con las chicas a los prostíbulos y bares para ofrecerles ayuda y alternativas de trabajo, hasta ayudarlas a regularizar su situación migratoria y ayudarlas con el tratamiento de enfermedades y la ropita de sus hijos".
El nuevo Papa es "una persona noble, bien solidaria y con una muy linda manera de tratar a las personas", dijo.
Cuando vio quién había sido elegido Papa el 8 de mayo, ella "lloraba de alegría", dijo. Había ido a casa de una vecina para ver el anuncio por televisión y "mi vecina no entendía. Le dije que yo lo conocí muchísimo al Papa. ¡Le tuve que mostrar las fotos para que me creyera!".