CIUDAD DEL VATICANO -- Los verdaderos discípulos de Jesús siempre eligen hacer el bien, incluso cuando son rechazados, y nunca recurren a la ira o amenazan con el castigo divino a los demás, expresó el papa Francisco.

Hablando a los peregrinos durante su discurso dominical del Ángelus el 26 de junio, el papa dijo que cuando es tratado injustamente, Jesús no toma "el camino de la ira sino el de una decisión resuelta de seguir adelante, que, lejos de traducirse en dureza, implica calma, paciencia, tolerancia, sin desfallecer en lo más mínimo en hacer el bien".

"Esto significa que cuando nos encontramos con oposición, debemos volvernos hacia hacer el bien en otros lugares, sin recriminación", acotó.

En su discurso, el Santo Padre reflexionó sobre la lectura del Evangelio dominical de San Lucas, que recuerda a Jesús siendo rechazado por la gente de Samaria mientras viajaba a Jerusalén con sus discípulos.

El papa dijo que la decisión de Jesús de viajar a Jerusalén siendo plenamente consciente de "que el rechazo y la muerte le esperaban" es un recordatorio de que, para ser verdaderos seguidores, los cristianos deben ser decididos frente al sufrimiento.

"Porque debemos ser discípulos serios de Jesús, verdaderamente decididos, no 'cristianos de agua de rosas' como decía una anciana que conocí. ¡No, no, no! Cristianos decididos", dijo.

La elección de hacer el bien, prosiguió, también debe hacerse sin buscar aprobación ni aplausos porque eso no es más que "orgullo, combinado con debilidad, susceptibilidad, e impaciencia".

"Pidamos entonces a Jesús la fuerza para ser como él, para seguirlo con firme determinación en este camino de servicio. No ser vengativos, no ser intolerantes cuando surgen dificultades, cuando pasamos el tiempo haciendo el bien y los demás no comprenden, cuando nos degradan", señaló el Sumo Pontífice.

En el Evangelio, recordó el papa, el rechazo del pueblo de Samaria enfureció a los discípulos Santiago y Juan, quienes sugieren que Jesús castigue a la gente "haciendo llover fuego del cielo sobre ellos".

Jesús no sólo rechaza su propuesta, "también reprende a los dos hermanos" por su "deseo de venganza".

"El 'fuego' que Jesús vino a traer a la tierra es otra cosa", dijo el papa. "Es el amor misericordioso del Padre. Y se necesita paciencia, constancia, y espíritu penitencial para hacer crecer este fuego".

El papa Francisco también reflexionó sobre el tema del "fuego" cuando se reunió el 25 de junio con miembros de las órdenes religiosas fundadas por San Luigi Orione.

"El fuego de Cristo es un buen fuego" y no como el fuego destructivo que Santiago y Juan querían desatar sobre los demás, manifestó el papa. "El suyo es un fuego de amor, un fuego que enciende el corazón de las personas, un fuego que alumbra, que calienta y vivifica".

Saber dónde llevar esa luz y ese calor, dijo, "requiere mirar el mundo de hoy como apóstoles, es decir, con discernimiento, pero con simpatía, sin miedo, sin prejuicios, con valentía; mirando el mundo como Dios lo mira, sintiendo como propios los dolores, alegrías, y esperanzas de la humanidad".

"Debemos ver las miserias de este mundo nuestro como la razón de nuestro apostolado y no como un obstáculo", dijo el papa.