CASTEL GANDOLFO, Italia -- El "sí" de la Virgen María a Dios, a la vida y al amor continúa "en los mártires de nuestro tiempo, en los testigos de la fe y la justicia, de la mansedumbre y la paz", dijo el Papa León XIV al celebrar la Misa en la festividad de la Asunción de la Santísima Virgen María.
En la pequeña iglesia parroquial de Santo Tomás de Villanueva, en la plaza principal de Castel Gandolfo, el Papa celebró la Misa el 15 de agosto antes de dirigirse a la puerta de la cercana residencia de verano papal para dirigir el rezo del Ángelus.
La Misa y la oración tuvieron lugar horas antes de la reunión programada en Alaska entre el presidente estadounidense Donald Trump y el presidente ruso Vladimir Putin para hablar sobre los pasos a seguir para poner fin a la guerra de Rusia contra Ucrania.
Durante la Misa, una de las oraciones de los fieles fue: "Por los constructores de paz, que guiados por el designio de Dios de unir a toda la humanidad en una sola familia e inspirados para promover el verdadero progreso de los pueblos, sirvan al bien común con amor".
Tras el Ángelus, el Papa León dijo a unas 2.500 personas en la plaza: "Hoy queremos encomendar a la intercesión de la Virgen María, asunta a los cielos, nuestra oración por la paz. Ella, como Madre, sufre por los males que afligen a sus hijos, especialmente a los pequeños y a los débiles".
A menudo, dijo, "nos sentimos impotentes ante el propagarse en el mundo una violencia cada vez más sorda e insensible a cualquier gesto de humanidad. Y, sin embargo, no debemos dejar de esperar, pues Dios es más grande del pecado de los hombres".
"No debemos resignarnos a que prevalezca la lógica del conflicto y de las armas", dijo el Papa. "Con María creemos que el Señor continúa a socorrer a sus hijos, recordándose de su misericordia. Sólo en esta misericordia es posible encontrar de nuevo el camino de la paz".
La lectura del Evangelio en la Misa de la mañana incluyó el "Magníficat" de María, que proclamó las grandes obras de Dios por ella y su certeza de que Dios ya había cumplido su promesa de rescatar a los pobres y oprimidos.
Aún hoy, el cántico de María "refuerza en la esperanza a los humildes, a los hambrientos, a los siervos diligentes de Dios", dijo el Papa. "Son las mujeres y los hombres de las Bienaventuranzas, que ya ven lo invisible aun estando en la tribulación: los poderosos derribados de sus tronos, los ricos con las manos vacías, las promesas de Dios realizadas".
El reino pertenece a Dios, dijo el Papa, pero como María, decir "sí" al amor de Dios puede cambiarlo todo.
"En la cruz, Jesús pronunció libremente el ‘sí’ que debía vaciar de poder a la muerte, esa muerte que aún se difunde cuando nuestras manos crucifican y nuestros corazones son prisioneros del miedo, de la desconfianza", dijo el Papa. "En la cruz, venció la confianza; venció el amor, que es capaz de ver aquello que aún no llega; venció el perdón".
En un mundo que a menudo parece resignado al mal, al egoísmo y al "desprecio por los pobres y los humildes", dijo, la Iglesia "vive en sus miembros frágiles, rejuvenece gracias a su Magníficat".
"También hoy las comunidades cristianas pobres y perseguidas, los testigos de la ternura y del perdón en los lugares de conflicto, los operadores de paz y los constructores de puentes en un mundo hecho pedazos son la alegría de la Iglesia, son su permanente fecundidad, las primicias del Reino que viene", dijo el Papa León. "Muchos de ellos son mujeres".
El Santo Padre concluyó su homilía orando para que todos los católicos siguieran su ejemplo y aprendieran a cantar con María: "El Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas".
¡No tengamos miedo de elegir la vida! Con frecuencia puede parecer peligroso, imprudente. Cuántas voces están siempre ahí susurrándonos: '¿ Quién te obliga a que lo hagas? ¡Déjalo! Piensa en tus propios intereses'", dijo. "Esas son voces de muerte".
"Nosotros, en cambio, somos discípulos de Cristo. Es su amor el que nos impulsa, alma y cuerpo, en nuestro tiempo. Como individuos y como Iglesia ya no vivimos para nosotros mismos. Es precisamente esto --y sólo esto-- lo que hace que se difunda y prevalezca la vida".