Un sacerdote lleva la Comunión al altar mientras el Papa Francisco celebra una Misa por la fiesta de San Pedro y San Pablo en la Basílica de San Pedro en el Vaticano el 29 de junio de 2023. (CNS photo/Lola Gomez)
CIUDAD DEL VATICANO -- Los fieles católicos no "compran" Misas, pero cuando un sacerdote acepta una ofrenda y promete celebrar una Misa por el ser querido de esa persona u otra intención especial debe hacerlo, dijo el Vaticano.
La antigua costumbre pide que "a cada ofrenda individual corresponda la aplicación por parte del sacerdote de una Misa separada", dijo el Dicasterio para el Clero en un decreto publicado el 13 de abril. Sin embargo, en situaciones en las que hay muchas peticiones o pocos sacerdotes, se puede celebrar misas con intenciones "colectivas" si y sólo si las personas que hacen las ofrendas son informadas y están explícitamente de acuerdo, decía el decreto.
No obstante, añadía, un sacerdote sólo puede quedarse con una de las ofrendas, que suelen denominarse "estipendios".
El obispo diocesano o el superior provincial de una orden religiosa debe establecer a dónde debe ir el resto del dinero, decía el decreto, aunque sugería que los fondos se dieran a una parroquia más pobre de la diócesis o se enviaran a las misiones.
El decreto, basado en normas del Código de Derecho Canónico y que actualiza elementos de un decreto similar de 1991, fue aprobado por el Papa Francisco el 13 de abril y entrará en vigor el 20 de abril.
Las normas de la Iglesia que rigen las ofrendas hechas para las misas, decía el decreto, están diseñadas "para garantizar la justicia -- a saber, el cumplimiento de la palabra dada a quienes hacen la ofrenda -- y, por otro lado, para evitar el peligro, o incluso la apariencia, del ‘comercio’ de las cosas sagradas".
En una alocución en la audiencia general de 2018 sobre la Misa y, en concreto, sobre la plegaria eucarística, el Papa Francisco recordó que toda Misa se celebra para todos.
"Nadie es olvidado", dijo. " Y si tengo alguna persona, parientes, amigos, que están en necesidad o han pasado de este mundo al otro, puedo nominarlos en ese momento, interiormente y en silencio o hacer escribir que el nombre sea dicho", o pedir que se celebre una Misa especial por esa persona.
El Papa continuó imaginando a alguien que pregunta: "Padre, ¿cuánto debo pagar para que mi nombre se diga ahí?".
La respuesta, dijo, es "‘Nada’. ¿Entendido esto? ¡Nada! La Misa no se paga. La misa es el sacrificio de Cristo, que es gratuito. La redención es gratuita. Si tú quieres hacer una ofrenda, hazla, pero no se paga".
Hacer un donativo, dice el nuevo decreto, es una forma de que los fieles ofrezcan algo de sí mismos y contribuyan al sostenimiento de sus sacerdotes. Pero siempre es voluntario, siempre puede ser gratuito y, aunque puede haber una cantidad "habitual" -- a menudo 10 dólares en la mayoría de las diócesis italianas y estadounidenses --, corresponde a los fieles y no al sacerdote determinar la cantidad.
El nuevo decreto también pide a los obispos y sacerdotes que eduquen a su pueblo para que reconozca la necesidad de apoyar a la Iglesia en los territorios de misión y que reconozcan la naturaleza universal de la Iglesia fomentando "la loable costumbre de transferir a los países de misión el exceso de ofrendas correspondientes a las intenciones de Misa recibidas".