Asomado a la logia central de la basílica de San Pedro, tras la ausencia en el 2020 por la pandemia, Francisco golpeó esta Navidad las conciencias de los miles que le escuchaban atentos, con un mensaje de Navidad en el que aseguró que "nos hemos habituado a que las inmensas tragedias se pasen por alto".

Ante miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro, otros tantos en las plataformas sociales de la Santa Sede, Francisco afirmó que en este tiempo de pandemia "se refuerza la tendencia a cerrarse, a valerse por uno mismo, a renunciar a salir, a encontrarse, a colaborar".

“Mientras el anuncio del nacimiento del Salvador, fuente de la verdadera paz, resuena a nuestro alrededor y en el mundo entero, vemos todavía muchos conflictos, crisis y contradicciones. Parece que no terminan nunca y casi pasan desapercibidos”, dijo Francisco este sábado.

“Nos hemos habituado de tal manera que inmensas tragedias ya se pasan por alto; corremos el riesgo de no escuchar los gritos de dolor y desesperación de muchos de nuestros hermanos y hermanas”, afirmó, antes de repasar algunos de los conflictos más trágicos en la actualidad.

La gente asiste al mensaje de Navidad del Papa Francisco y a la bendición "urbi et orbi" (a la ciudad y al mundo) pronunciada desde el balcón central de la Basílica de San Pedro en el Vaticano el 25 de diciembre de 2021. (FotoCNS /Paul Haring)

El Papa comenzó por “el pueblo sirio”, que desde hace más de una década sufre en carne propia la violencia de la guerra. Aunque las Naciones Unidas han dejado de contar el número de muertes causadas por el conflicto, se estima que al menos medio millón de personas murieron desde su inicio, y millones se vieron forzadas a dejar sus hogares.

“Miremos a Irak, que después de un largo conflicto todavía tiene dificultad para levantarse”, dijo Francisco, quien hizo historia al convertirse en el primer sucesor de Pedro en visitar este pais, donde el grupo terrorista conocido como Estado Islamico, causo un genocidio contra cristianos, Yazidis, y otras minorias.

“Escuchemos el grito de los niños que se alza desde Yemen, donde una enorme tragedia, olvidada por todos, se está perpetrando en silencio desde hace años, provocando muertos cada día'', destacó. Este conflicto lleva ya ocho años, y según un informe de la ONU de 2020, unas 233.000 personas murieron como consecuencia directa, incluidas más de 130.000 a quienes esta guerra los mató de hambre, falta de servicios sanitarios e infraestructura.

El Papa también habló de las continuas tensiones entre israelíes y palestinos, con “Belén, el
lugar en el que Jesús vio la luz”, viviendo tiempos difíciles, también a causa de las dificultades
económicas provocadas por la pandemia, que impide a los peregrinos llegar a Tierra Santa.

“Pensemos en el Líbano, que sufre una crisis sin precedentes con condiciones económicas y sociales muy preocupantes”, dijo Francisco, quien hace años habla de querer visitar la tierra de los cedros.

Pero aun cuando en el ámbito internacional existe el riesgo de no querer dialogar, el riesgo de que la complejidad de la crisis induzca a elegir atajos, en vez de los caminos más lentos del diálogo, dijo el Papa, “en medio de la noche, el signo de esperanza, se hizo carne. Vino en forma humana, compartió nuestros dramas y rompió el muro de nuestra indiferencia.”

Los guardias suizos llevan máscaras para protegerse del COVID-19 mientras asisten al mensaje de Navidad del Papa Francisco y a la bendición "urbi et orbi" (a la ciudad y al mundo) pronunciada desde el balcón central de la Basílica de San Pedro en el Vaticano el 25 de diciembre de 2021. (Foto CNS /Paul Haring)

“A Él dirijamos nuestra súplica. Niño Jesús, concede paz y concordia a Oriente Medio y al mundo entero. Sostén a todos los que están comprometidos en la asistencia humanitaria a las poblaciones que se ven forzadas a huir de su patria; consuela al pueblo afgano, que desde hace más de cuarenta años es duramente probado por conflictos que obligan a muchos a dejar el país.”

Francisco también rezó por Myanmar, “donde la intolerancia y la violencia también golpean frecuentemente a la comunidad cristiana y los lugares de culto”, y por Ucrania, para que Cristo no permita que se propaguen “las metástasis de un conflicto gangrenoso”.

Refiriéndose después a África, pidió por Etiopía, la región del Sáhel, que padecen la violencia del terrorismo internacional, y alivio para los que sufren los conflictos internos de Sudán y Sudán del Sur.

En cuanto al continente americano, pidió que prevalezcan “los valores de la solidaridad, la reconciliación y la pacífica convivencia, a través del diálogo, el respeto recíproco y el reconocimiento de los derechos y los valores culturales de todos los seres humanos”.

Tambien pidio a Cristo que confortara a las víctimas de la violencia contra las mujeres que se difunde en este tiempo de pandemia; que ofreciera esperanza a los niños y a los adolescentes víctimas de intimidación y de abusos; que diera consuelo y afecto a los ancianos; y serenidad y unidad a las familias, “base del tejido social”.

Refiriéndose a la pandemia del coronavirus, Francisco una vez más pidió una distribución equitativa de las vacunas, y que las personas de buena voluntad puedan encontrar soluciones que ayuden a superar la crisis sanitaria.

Ante el drama de los millones de emigrantes, desplazados y refugiados, Francisco le pidió al Hijo de Dios que no permitiera la indiferencia de la humanidad; y también que hiciera a la humanidad diligente ante el cuidado de la creación.

“Muchas son las dificultades de nuestro tiempo, pero más fuerte es la esperanza, porque un
niño nos ha nacido”, dijo el Papa Francisco antes de impartir la bendición Urbi et Orbi, es decir, a la ciudad de Roma y al mundo.

El Papa Francisco imparte la bendición navideña "urbi et orbi" (a la ciudad y al mundo) desde el balcón central de la Basílica de San Pedro en el Vaticano el 25 de diciembre de 2021. (Foto CNS /Vatican Media)