ROMA - Muchos se sorprendieron el domingo cuando la policía vaticana obligó a un grupo de unos 15 cubanos a bajar sus banderas en el Ángelus dominical en la Plaza de San Pedro.

Aunque las manifestaciones políticas siempre han estado prohibidas en la plaza, los peregrinos suelen llevar banderas, con la esperanza de que el Papa haga mención a su país.

El domingo, al menos un joven cubano se negó a entregar su bandera y se arrodilló en la plaza. Vídeos disponibles en las redes sociales muestran a un policía del Vaticano agarrando la bandera. Una mujer, Amor de Grecia Rodríguez, que estaba haciendo un Facebook live durante el Ángelus, tenía su bandera alrededor del cuello, como una capa, y el mismo hombre se la quitó.

Cuando ella le pide que le devuelva la bandera, él se niega. Cuando se oyen varias voces que dicen a la policía vaticana que no se puede sacar a nadie por la fuerza de la casa de Dios, el hombre, con gafas de sol, dice que no los estaban echando de la plaza. También dice que les había pedido varias veces que guardaran las banderas.

Alrededor de ellos se ven los emblemas nacionales de Perú, Honduras, España y otros países.

¿Por qué estaban los cubanos en la Plaza de San Pedro?

Roma alberga una gran comunidad de cubanos expatriados, la mayoría de los cuales huyeron de la opresión del régimen comunista que gobierna la nación insular desde la revolución de Fidel Castro en 1959.

Desde el 11 de julio, tras una serie de protestas en la isla, los cubanos han estado presentes en los actos públicos del Papa, especialmente en las audiencias semanales de los miércoles y en el rezo del Ángelus de los domingos.

En un principio, la estrategia de tratar de captar la atención del Papa para que hable de lo que está sucediendo funcionó: El domingo 18 de julio, Francisco expresó su cercanía a Cuba, compartiendo su esperanza de que el país pueda vivir una realidad más justa y fraterna.

Los cubanos que viven en Roma conocen -y acatan- las reglas del Vaticano: no se permiten declaraciones políticas. Pero las banderas siempre han tenido luz verde. El domingo, eso cambió.

"Me sentí como si estuviera de vuelta en Cuba", dijo Amor de Grecia Rodríguez a Crux el lunes. "Hemos ido a eventos papales muchas, muchas veces, y sabemos que los lemas políticos no están permitidos. Y nos parece bien".

"Creemos que Dios sabe del sufrimiento del pueblo cubano", dijo. "No necesitamos ir al Vaticano o a una Iglesia para que lo sepa. Pero estamos cansados de los ciegos, sordos y mudos que se niegan a ver, oír y hablar de lo que le pasa a nuestro pueblo."

Rodríguez reconoció que saben que el Papa Francisco no puede arreglar los problemas de Cuba.

"Pero queríamos que nos regalara un minuto de su tiempo, para que volviera a alzar su voz contra la dictadura. Es una figura pública, de relevancia mundial, y como tal, puede influir", dijo.

"Nos trataron como perros", dijo, y opinó que, al igual que Poncio Pilatos, el pontífice argentino se había lavado las manos ante el sufrimiento de Cuba el doming.

¿Por qué actuó la policía del Vaticano el domingo?

El actor y activista político cubano-estadounidense Alexander Otaola había convocado a sus seguidores a reunirse en la Plaza de San Pedro el domingo, y unas 500 personas de toda Europa estaban dispuestas a responder a su llamada.

En una transmisión en directo en Facebook este sábado, Otaola afirmó que la policía les había dicho que se les permitiría entrar en la Plaza de San Pedro, al tiempo que informaba a sus seguidores de que las manifestaciones dentro del Vaticano están prohibidas. Tras esta advertencia, les instó a "reunirse allí como peregrinos, como religiosos, como gente de fe, como gente que viene a abogar por los necesitados, que viene a abogar por la gente que está oprimida".

También afirmó que la razón por la que iba a asistir era para que Francisco tomara "una postura contra la dictadura cubana."

"El Papa tiene que hablar, tiene que manifestarse y como jefe de Estado tiene que tomar posición ante el sufrimiento, ante la represión, ante la calamidad, el miedo, el acoso que está sufriendo el pueblo cubano", dijo Otaola.

Lo que para los cubanos exiliados en Roma era un acto religioso, un YouTuber que ha hablado públicamente en contra del Papa Francisco, llamándolo comunista, lo estaba convirtiendo en algo político, aún bajo el manto de un llamado a la oración.

Sin embargo, el domingo por la mañana se difundió en los grupos de WhatsApp del exilio cubano que no se les iba a permitir entrar en la Plaza de San Pedro. Por ello, sólo 15- aunque algunos estiman que fueron más de 50- personas pudieron entrar en la plaza, entre ellas gente como Rodríguez, que dijo a los guardias que venía de Roma y que era ciudadana italiana, cosas que sabía que podía acreditar con su DNI.

El policía vaticano que le quitó la bandera le dijo que se considerara "afortunada" por estar allí, a lo que ella dijo a Crux: "No fui 'afortunada', sólo pude entrar en la plaza porque no encajo en su norma de cómo es un cubano: piel morena y pelo negro".

Otaola y otros se colocaron en la Via della Conciliazione que lleva a San Pedro y se tumbaron, cubriéndose con la bandera cubana y portando carteles con connotaciones religiosas, como "misericordia para el pueblo cubano". El objetivo seguía siendo que el Papa se manifestara en contra del régimen.

Otro de los cubanos asiduos a los actos públicos del Papa, y que estuvo presente el domingo, dijo a Crux que se siente "atrapado entre la espada y la pared", porque "todo es un poco -o mucho- más complicado de lo que parece".

Pidiendo permanecer en el anonimato argumentó que "sí, la policía fue injusta, violenta incluso" en la forma de tratar a los cubanos en la plaza. También dijo que es cierto que la mayoría de los "habituales" van a San Pedro por motivos religiosos. Sin embargo, también hay un trasfondo político intrínseco en su presencia porque "no sólo estamos pidiendo al Papa que intervenga a nuestro favor ante Dios, sino también ante un régimen comunista que nos está matando."

La persona dijo que pretender que la manifestación convocada para el domingo "no era en sí misma una declaración política, aún sin carteles y consignas, sería poco sincero."

Publicado originalmente en Crux. Traducido y adaptado por su autora. Sigue a Inés San Martín en Twitter: @inesanma