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Los santos sirvieron con generosidad y creatividad, dice el Papa en Misa de canonización

CIUDAD DEL VATICANO -- El Papa Francisco pidió a los fieles que anhelen servir, no tener sed de poder, al proclamar 14 nuevos santos, entre ellos Santa Elena Guerra, nacida en Italia y fundadora de las Oblatas del Espíritu Santo, Santa Marie-Léonie Paradis, nacida en Canadá y fundadora de las Hermanitas de la Sagrada Familia, y 11 mártires.

“El vencedor no es el que domina, sino el que sirve por amor”, dijo el 20 de octubre.

“Cuando aprendemos a servir, cada gesto de atención y cuidado, cada expresión de ternura, cada obra de misericordia, se convierten en un reflejo del amor de Dios”, dijo el Santo Padre. “Y así todos nosotros -- cada uno de nosotros -- continuamos la obra de Jesús en el mundo”.

El Papa dijo que los nuevos santos vivieron el camino de servicio de Jesús. “La fe y el apostolado que llevaron a cabo no alimentaron en ellos deseos mundanos ni ansias de poder, sino que, por el contrario, se hicieron servidores de sus hermanos, creativos para hacer el bien, firmes en las dificultades, generosos hasta el final”.

En el Domingo Mundial de las Misiones, en la Plaza de San Pedro, en medio del sínodo sobre la sinodalidad, el Papa creó los siguientes nuevos santos:

-- El misionero italiano Giuseppe Allamano (1851-1926) fundador de los Misioneros de la Consolata.

-- Ocho frailes franciscanos, entre ellos Manuel Ruiz López, y tres laicos maronitas martirizados en Siria en 1860. Siete de los franciscanos eran españoles y uno austriaco, mientras que los laicos maronitas eran hermanos de sangre. Fueron asesinados en la iglesia y convento de San Pablo de Damasco la noche del 9 al 10 de julio de 1860 por militantes drusos.

-- Madre Marie-Léonie Paradis, nacida en Canadá, fundadora de las Hermanitas de la Sagrada Familia. Nacida en L'Acadie, Quebec, en 1840, tuvo varios destinos como maestra en Canadá antes de ser enviada a enseñar al orfanato de San Vicente en Nueva York. Murió en 1912 en Sherbrooke, Canadá.

-- Sor Elena Guerra (1835-1914), monja italiana fundadora de las Oblatas del Espíritu Santo. Según la página web del dicasterio, ella desarrolló "una devoción muy especial al Espíritu Santo" tras recibir el sacramento de la confirmación a los 8 años y durante su vida trató de difundir la devoción al Paráclito, especialmente en los días previos a Pentecostés.

Decenas de miles de personas asistieron a la misa, incluidos los más de 300 cardenales, obispos y otros participantes en el sínodo sobre la sinodalidad que se celebrará del 2 al 27 de octubre. Dignatarios de Canadá, España e Italia, entre ellos el presidente italiano Sergio Mattarella, asistieron a la canonización y a la Misa.

En su homilía, el Papa señaló a los nuevos santos como ejemplos inspiradores de “hombres y mujeres que sirvieron en el martirio y en la alegría” y que permanecieron como fieles servidores “a lo largo de la agitada historia de la humanidad”.

“Esto es lo que debemos anhelar: no el poder, sino el servicio. El servicio es el estilo de vida cristiano”, afirmó.

Jesús escuchó a sus discípulos y les hizo preguntas que revelaron lo que realmente había en sus corazones, las “expectativas ocultas y los sueños de gloria” que cultivaban en secreto, dijo el Papa. “A veces en la Iglesia viene este pensamiento: el honor, el poder”.

Pero Jesús ayuda a cambiar su perspectiva revelando que no era el Mesías del poder y la victoria mundanos, dijo el Papa. “Él es el Dios del amor, que se abaja para alcanzar a los humildes; que se hace débil para levantar a los débiles; que trabaja por la paz y no por la guerra; que vino para servir y no para ser servido”.

Las enseñanzas de Jesús sobre el servicio, dijo el Papa Francisco, “a menudo son incomprensibles para nosotros, como lo eran para los discípulos. Pero siguiéndolo a Él, caminando tras sus huellas y acogiendo el don de su amor que transforma nuestra manera de pensar, también nosotros podemos aprender el estilo de Dios: el servicio.

Servir a los demás “no se trata de una lista de cosas por hacer” que se pueden marcar y completar para que esa persona pueda decir que ha hecho su parte, dijo.

El servicio no es un trabajo, no “se limita a producir para obtener resultados, no es una asistencia ocasional”, dijo. Nace “del amor, y el amor no conoce fronteras, no hace cálculos, se consume y se da”.

Antes de dirigir el rezo del Ángelus tras la Misa, el Papa instó a los católicos a apoyar a los misioneros del mundo con sus oraciones y ayudas concretas. Estos hombres y mujeres “que, a menudo con gran sacrificio, llevan el anuncio luminoso del Evangelio a cada lugar de la tierra”.

Y, dijo, cada cristiano está llamado a participar en esta misión siendo testigos valientes y alegres del Evangelio en todos los aspectos de su vida.

“Seguimos rezando por las personas que sufren a causa de la guerra”, dijo, como “la atormentada Palestina, Israel, Líbano, la atormentada Ucrania, Sudán, Myanmar y todas las demás”.

El Papa también hizo un llamamiento a las autoridades políticas y civiles de la región amazónica para que garanticen la protección de los pueblos indígenas de la Amazonía, incluidos sus derechos fundamentales, “contra todo tipo de explotación de su dignidad y de sus territorios”.

El Papa destacó la presencia en la Misa de representantes del pueblo yanomami, etnia indígena que vive en la selva entre Brasil y Venezuela. El segundo milagro necesario para la canonización de San Allamano se refería a un miembro de la comunidad, Sorino Yanomami, que había sido gravemente herido en la cabeza por un jaguar y sobrevivió.

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Carol Glatz